“La Argentina podría alcanzar un superávit fiscal del sector energético de US$30.000 millones en 2030″
Para el economista Ricardo Arriazu, las exportaciones de Vaca Muerta ayudarán a aumentar el PBI, aunque no podrán resolver las recurrentes crisis cambiarias. Sin embargo, mostró cierto optimismo...
Para el economista Ricardo Arriazu, las exportaciones de Vaca Muerta ayudarán a aumentar el PBI, aunque no podrán resolver las recurrentes crisis cambiarias. Sin embargo, mostró cierto optimismo al indicar que, si la Argentina “hace las cosas bien, gasta menos de lo que tiene, deja de emitir y baja el riesgo país”, el superávit fiscal del sector energético alcanzará los 30.000 millones de dólares en 2030.
“Este año, el sector energético va a dar 6000 millones de dólares más que en 2023, por lo que va a haber superávit de cuenta corriente”, indicó Arriazu en el marco de una charla en el Consejo Argentino de las Relaciones Internacionales (CARI). A pesar de este dato esperanzador, apuntó contra el historial económico reciente del país: “La tasa de crecimiento anual del PBI da negativo hace 19 años”. Y agregó: “Las crisis en la Argentina están ligadas al sector externo, que generan bajas en la tasa del retorno de inversión y, en consecuencia, baja el crecimiento. Lo que hay que hacer es no gastar ni emitir de más”.
En este sentido, Arriazu destacó el rol del sector energético y anticipó que las cifras de julio mostrarán un “aumento importante” en la producción de gas y petróleo y que, en lo que va de 2024, la inversión privada de hidrocarburos fue de 11.095 millones de dólares. Sin embargo, advirtió que es necesario llevar adelante inversiones para resolver el problema de transporte y distribución de gas.
Al respecto, enumeró una serie de proyectos que ya están en marcha para sortear tal problemática y que tendrán impacto entre 2023 y 2025, como el Gasoducto Néstor Kirchner y la reversión del Gasoducto Norte. Sobre las obras que cuyo impacto se verá luego de 2025, Arriazu mencionó el nuevo gasoducto para exportación de gas natural licuado (GNL), el alquiler de barcos de licuefacción hasta la construcción de una planta en tierra firme y la ampliación de una planta de urea, entre otros.
En lo que refiere a proyectos vinculados al petróleo, que también tendrán un impacto positivo sobre el PBI entre 2023 y 2025, el economista destacó la rehabilitación del oleoducto trasandino; los oleoductos Sierra Blanca-Allen y Vaca Muerta “Norte” entre Amarga Chica y Puerto Hernández, el proyecto Duplicar plus de la empresa Oldeval y las inversiones de Oiltanking Ebytem.
Dado este escenario, Arriazu aseguró que el sector energético podría llegar a ser “igual de importante que el agro” y que Vaca Muerta es una “oportunidad fantástica” para la Argentina. De hecho, se refirió a los recientes anuncios de venta de gas a Chile, la posibilidad de exportar a Brasil a través de la construcción de un nuevo gasoducto y estimó un superávit de 12.000 millones de dólares para 2025.
“Con las cosas bien hechas, el superávit fiscal puede ser de 30.000 millones de dólares para 2030. Pero tiene que haber una limitación de la inflación porque, de lo contrario, no se puede crecer”, añadió.
Por último, tras ser consultado sobre el cepo, Arriazu sostuvo: “Soy enemigo del cepo. Creo en un mercado libre para comprar y vender, con un solo tipo de cambio y estable. Sin embargo, las condiciones no estaban dadas para abrir el cepo en diciembre. Por eso, creo que la solución es ir sacándolo de a poco, algo que no impide el crecimiento”. Y remarcó: “La Argentina no puede darse el lujo de tener un shock de confianza”.
“Si devaluamos, se acabó todo”El economista también habló ayer en el marco de un almuerzo del Rotary Club Buenos Aires y sentenció que “si devaluamos, se acabó Milei”. “La mayoría de los economistas cree que hay que devaluar. Yo creo que no, creo que si devaluamos, se acabó todo el programa, se acabó Milei, se acabó todo. Pero hay que estar seguros de que no le puedan doblar la mano al Gobierno. Y mi cálculo dice que, si hacen las cosas bien, no, no le pueden doblar la mano”, profundizó.
A su vez, dejó advertencias. La primera: dijo temer a que la política “embarre la cancha”. Por otro lado, alertó sobre la posibilidad de que el Gobierno no avance rápidamente con las reformas estructurales que deberían darle competitividad sistémica al sector privado.