Usamos nuestros cubiertos diariamente, a menudo varias veces al día, por lo que es natural que con el tiempo y el uso frecuente pierdan su brillo y lustre original. Es común observar rayones, opacidad y un deterioro general que, si no se maneja adecuadamente, puede empeorar.

Este deterioro puede evolucionar hacia daños más severos como corrosión, rayones profundos, y una pérdida más significativa del acabado original, que afecta no solo la apariencia estética de los cubiertos, sino también su funcionalidad y vida útil.

Ante tales desafíos, es posible que hayas intentado varias técnicas de limpieza sin éxito. Sin embargo, antes de considerar la renovación completa de tu juego de cubiertos, que implicaría un gasto considerable, es importante saber que existen métodos efectivos para minimizar y revertir estos signos de desgaste.

En primer lugar, es importante saber que una limpieza adecuada es fundamental para el cuidado de los cubiertos. Un error común es dejarlos secar al aire libre después de lavarlos, lo que puede agravar problemas como las manchas de óxido y reducir aún más el brillo del metal. La solución es simple: secarlos inmediatamente con un trapo suave.

El truco de los restaurantes

Afortunadamente, la pérdida de brillo en los cubiertos no es irreversible. Existen métodos sencillos para recuperar su resplandor. Un truco muy efectivo, utilizado habitualmente en restaurantes, es el uso de ginebra, una propuesta ingeniosa que promete resultados sorprendentes.

La ginebra se distingue debido a su alto porcentaje de alcohol, que facilita un secado rápido por su rápida evaporación y su bajo contenido de impurezas, lo que ayuda a minimizar residuos y manchas durante la limpieza. Además, su versión económica de baja calidad es ideal para usos frecuentes sin representar un gran gasto.

Para aplicar este método en casa, simplemente hay que humedecer un paño de microfibra con un poco de ginebra y frotar los cubiertos. Si el paño se seca, se puede volver a humedecerlo con más ginebra hasta completar el proceso. Este truco también es aplicable a otros elementos de acero inoxidable, como electrodomésticos, ollas y sartenes, siempre y cuando las superficies estén previamente limpias de grasa.

Otras ideas para abrillantar tus cubiertos

Además de los métodos mencionados, los expertos en limpieza recomiendan tres técnicas adicionales para devolver el brillo a tus cubiertos, según el material.

Cubiertos de plata: Usá papel aluminio, bicarbonato de sodio, sal, un bowl y agua caliente. Cubrí el fondo del recipiente con el papel, añadí dos cucharadas de sal y dos de bicarbonato, y vertí el agua caliente sobre la mezcla. Sumergí los cubiertos durante unos minutos y luego secalos con un paño limpio. Este método es ideal para restaurar el brillo original de los cubiertos de plata.Cubiertos de acero inoxidable: Además de la ginebra, otro método para estos utensilios, es el uso del vinagre blanco. Luego de lavarlos con jabón líquido para eliminar cualquier rastro de grasa, hay que sumergirlos en un recipiente con agua caliente y vinagre blanco, con una parte de vinagre por cada tres partes de agua. Dejalos reposar durante 15 minutos para que el vinagre actúe sobre los depósitos de sarro. Finalmente, secalos cuidadosamente con un trapo de microfibra o cualquier otro material que no suelte pelusas.Cubiertos de madera: El agua oxigenada es la mejor solución para este tipo de cubiertos. Empapá un algodón en agua oxigenada y frotá cada cubierto con fuerza. El brillo se recuperará al instante. Después, enjuagá con agua fría y secá bien los cubiertos.