“Con este tipo de cambio real va a ser muy difícil tener pleno empleo”, dice Alberto Ades
Desde Nueva York, donde desarrolló toda su carrera profesional en el sector financiero, el economista argentino Alberto Ades se mete en el debate sobre si el dólar está o no atrasado y sugiere a...
Desde Nueva York, donde desarrolló toda su carrera profesional en el sector financiero, el economista argentino Alberto Ades se mete en el debate sobre si el dólar está o no atrasado y sugiere alternativas para mejorar la competitividad del tipo de cambio sin tener que devaluar. Su diagnóstico es concluyente: las apreciaciones cambiarias (como la actual, a su juicio) son uno de los motivos por lo que la Argentina sufrió crisis recurrentes en las últimas décadas, lo cual obliga a tomar medidas para no repetir la historia.
“En la transición hacia un nuevo equilibrio tal vez necesitemos un tipo de cambio bastante más depreciado en los próximos tres o cinco años”, afirma Ades al analizar la marcha del plan económico en diálogo con la nacion. Cree que el Fondo Monetario Internacional (FMI) puede pedir que se flexibilice el crawling peg al 1% mensual para cerrar un acuerdo y se refiere también al impacto del caso $Libra.
–El disparador de la entrevista es hablar sobre la marcha de la economía y qué está pasando con el tipo de cambio, pero primero, lo obligado: ¿qué repercusión está provocando el criptogate en el ánimo inversor en Wall Street referido a la Argentina?
– tendría impacto si avanza un juicio político en la Argentina y lo remueven al Presidente. Obviamente todo el proceso de reformas, la eliminación del déficit fiscal, la reducción de la inflación y la desregulación que está llevando adelante (Federico) Sturzenegger, todo está inducido por Javier Milei. Si él no estuviera ahí, muchas de esas iniciativas perderían impulso. Sin llegar a eso, otro mecanismo de impacto sería que Milei pierda poder político y capacidad para empujar su programa. La verdad es que (el caso) fue una desprolijidad, y hay gente que perdió plata fuera del país. La SEC (Securities and Exchange Commission) se va a involucrar y va a investigar. Pero, como dijo el propio Milei, el cachetazo le puede venir bien para filtrar más con quién habla y no habla y adoptar una actitud, entre comillas, “más presidencial”.
En segundo lugar, tal vez esto fuerza al Gobierno a acercarse a la oposición amistosa. En un contexto como este, Macri y el Pro cobran otro valor, y tal vez existen mejores chances de armar un frente. Obviamente es un evento negativo equivocarse de la manera que lo hizo, pero por ahí sale algo medianamente positivo al final. Creo que es lo que está descontando el mercado.
–Yendo a la consulta original, hace varias semanas se debate el tema cambiario, con cruces entre el Presidente y los economistas. ¿Hay o no hay atraso cambiario?
–Lo primero que hay que hacer es definir atraso cambiario, porque la gente habla de distintas cosas cuando hace mención al tema. Cuando Milei y el ministro de Economía (Luis Caputo) hablan de un tipo de cambio de equilibrio de largo plazo, usan dos herramientas. La primera es decir que el tipo de políticas que están impulsando, como eliminar el déficit fiscal y abrir la economía, llevará a un proceso de modernización que va a conducir a precios en dólares más altos y salarios en dólares más altos. En ese escenario de una economía exitosa, uno no debería esperar que la Argentina sea barata en dólares. Es decir, en el largo plazo, cuando seamos un país serio y exitoso, vamos a ser caros en dólares como lo somos ahora.
La segunda definición para hablar de si hay atraso cambiario es tomar promedios históricos del tipo de cambio real. Comparado con los períodos en los que no había una crisis, hoy no estamos particularmente caros. Pero si tomamos el promedio de los últimos 30 años, con todas las crisis incluidas, nos da que sí estamos caros. Mirar promedios históricos es problemático para un país donde la estrategia cambiaria ha sido fallida. La Argentina ha tenido crisis cada cinco años. Entonces, hay algo del tipo de cambio real que estaba mal en los momentos de tranquilidad. Por ejemplo, al comparar el tipo de cambio de 2016–17 con el de ahora, no es tan distinto. Pero en 2018 tuvimos una crisis. Había algo de ese tipo de cambio que estaba mal.
–Se compara el momento actual con la Convertibilidad. ¿En qué nivel está el dólar hoy?
–Si la comparación es con el período 1993–1996, no estamos tan mal. Pero en 1999, 2000, 2001, el tipo de cambio estaba muy fuerte, muy apreciado. Que hoy tengamos un nivel similar no es consuelo. Mi sospecha es que la Argentina tiene una tendencia a tener siempre un tipo de cambio muy apreciado, demasiado. Y por eso tenemos crisis cada cinco años.
–¿Y qué habría que hacer ahora?
–En la transición hacia un nuevo equilibrio tal vez necesitemos un tipo de cambio bastante más depreciado en los próximos tres o cinco años. Hay que reconstruir el stock de capital, tenés 8 millones de personas que viven del Estado que hay que emplear, no tenés reservas, el nivel de productividad es relativamente bajo… La pregunta es: ¿lo lográs devaluando o de alguna otra manera?
–La devaluación está descartada como opción para el Gobierno.
–En un año electoral es problemático. Hay que pensar entonces en medidas de política que se pueden adoptar para depreciar el tipo de cambio real de equilibrio de mediano plazo sin tocar necesariamente el valor nominal.
–¿Cuáles, por ejemplo?
–Bajar más el gasto público y aumentar el superávit fiscal, para usarlo para acumular reservas. Así se aumenta el ahorro nacional y además se pueden comprar reservas. Otra medida es abrir la economía y reducir los aranceles. También se puede hacer una devaluación fiscal eliminando retenciones y subiendo otros impuestos, como el IVA. Pero no son fáciles de implementar y el IVA ya está en 21%. La más sencilla es reducir los aranceles a la importación, que está en línea con lo que quiere hacer el Gobierno. Una baja de aranceles mejora la canasta de consumo de las personas porque baja el costo de los bienes importados.
–¿Se puede seguir recortando el gasto de manera significativa?
–Hay que tratar de bajarlo más, pero no es fácil, porque lo obvio ya se hizo, como recortar infraestructura y transferencias discrecionales a las provincias, además del fogonazo inflacionario del primer trimestre de 2024 que redujo las jubilaciones. Ahora lo que queda es limpiar la nómina de empleo público, de planes sociales, seguir recortando subsidios… El tema es que todos los planes antiinflacionarios tienen apreciación cambiaria, y la apreciación tal vez fue demasiado rápida. El mundo se sigue moviendo, y los aranceles de Estados Unidos van a generar presiones inflacionarias. La Reserva Federal, que iba a bajar las tasas, probablemente no lo haga, o lo haga muy poco, y el viento de cola que se esperaba no estará. Eso es más complicación todavía para el tipo de cambio y para los commodities.
FMI y cepo–¿Cree que, después de las elecciones de octubre y con un acuerdo cerrado con el FMI, la Argentina podría salir del cepo y tener un solo tipo de cambio, más cerca del paralelo que del oficial hoy?
–No descartaría que sucediera antes, por lo menos parcialmente.
–¿Por qué?
–Cuando se habla de cepo hay una gran cantidad de regulaciones. Creo que pueden empezar eliminando algunas y dejar los stocks para más adelante. No van a decir de un día para el otro ‘vengan, hay dólares’. Lo liberarán gradualmente.
–¿El FMI exigirá una apertura del cepo para cerrar el acuerdo ahora?
–No creo que el Fondo esté reclamando eliminar todo. Sí pedirá avanzar.
–¿Y el planteo de mover el tipo de cambio puede estar en la negociación?
–Pienso que el FMI le va a pedir al Gobierno que flexibilice un poco la regla del crawling peg al 1%, tener un esquema no tan estricto, para dejarlo flotar un poco más. Es mi impresión.
–Con equilibrio fiscal, inflación en baja y desregulación, ¿el Gobierno no evitaría el traslado a precios de un movimiento del dólar, si implementara un esquema más flexible?
–Hay una posibilidad de que pase algo así. El porcentaje de pass through está muy relacionado con la credibilidad del Banco Central. Y la credibilidad del Banco Central está muy relacionada con la tasa de inflación. Cuando se devaluó en diciembre de 2023, la inflación corría por encima del 20% mensual. La credibilidad del Central era nula. Hubo entonces un pass through muy alto. Hoy la inflación es del 2% mensual y el Banco Central es bastante más creíble. Además, sabés que el Tesoro no va a cejar en su esfuerzo de mantener el superávit fiscal. Creo que el pass through podría ser menor. Se podría combinar un ajuste del tipo de cambio con una baja de aranceles.
–La Argentina sigue con reservas negativas, pese a que el Banco Central recompuso en parte su posición durante 2024. ¿Cuánto preocupa este punto a los inversores?
–El Gobierno repagó deudas con reservas, pero cualquier inversor de afuera, un tenedor de deuda externa, mira que un país tenga un nivel de reservas positivas netas. Un nivel bajo va a aumentar la prima de riesgo. No hay que reinventar la rueda. Casi todos los países tienen reservas positivas netas, y como porcentaje del PBI, de las exportaciones, las importaciones y como queramos medirlas, mucho más altas que las que tiene la Argentina. Por eso el país necesita reconstruir sus reservas. Mientras no lo haga, los inversores van a castigar a la Argentina con una prima de riesgo país más alta.
–Eso nos lleva de nuevo al principio, al tipo de cambio que se necesitaría para que crezcan las reservas, ¿no?
–Exacto. Imaginemos que nos vamos a dormir y nos despertamos en 2035, con el tipo de cambio y el costo argentino de hoy. Al país le fue bien, redujo su deuda y la inflación es del 3% anual. Pero hay que llegar de ahora al 2035. Uno querría hacerlo con un stock de capital renovado, con reservas, y con pleno empleo. Creo que va a ser difícil con este tipo de cambio.
Cuando los economistas pensamos en un tipo de cambio de equilibrio de largo plazo, tiene que satisfacer dos condiciones: sostenibilidad externa y equilibrio interno. Equilibrio interno es tener pleno empleo. Hoy no se puede hablar de pleno empleo. El 40% está en negro, no tiene beneficios. Y hay millones que no pueden conseguir empleo. A este salario real, va a ser muy difícil . Aún con Vaca Muerta, con el cobre y con sostenibilidad externa, con este salario real va a ser muy difícil tener equilibrio interno. Muchas de esas actividades, como Vaca Muerta, no son intensivas en generación de mano de obra.