Opinión. Hay un camino, pero la pregunta del millón es cómo seguimos
Con un final del 2023 casi en hiperinflación, luego del agitado año en el Congreso, la Ley Bases y fundamentalmente el logro de la eliminación del Déficit Fiscal, el comportamiento de la inflac...
Con un final del 2023 casi en hiperinflación, luego del agitado año en el Congreso, la Ley Bases y fundamentalmente el logro de la eliminación del Déficit Fiscal, el comportamiento de la inflación durante 2024 fue de 117,8% y a excepción del precio de la leche al productor tambero, que creció un 133%, el resto de los productos estuvieron con un crecimiento muy por debajo de la inflación.
Esto marca una pérdida de competitividad importante durante todo el año en la producción, a pesar de que el ajuste del dólar oficial también fue muy inferior al del Índice de Precios al Consumidor (IPC). No todos los insumos agropecuarios cotizan en dólares oficiales y de ahí la pérdida de competitividad real ocurrida.
La distorsión de precios relativos afectados a la producción, con los ingresos creciendo muy por debajo del crecimiento de los egresos por factores externos e internos, afecta seriamente la competitividad de nuestros productos, considerando además la apreciación de nuestro peso, cuando las monedas de la mayoría de los países se han depreciado contra el dólar destacándose por su impacto el caso de Brasil.
El objetivo de recuperar competitividad vía la reducción de impuestos es un sendero claro, el problema es el camino y tiempo hasta alcanzarlo. El desfasaje es significativo en los precios de diferentes sectores y en particular en el complejo granario por la caída de los precios internacionales.
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Aun así se sembraron 38 millones de hectáreas frente a las 35,8 millones de hectáreas en 2023/2024 y se estima una producción global, de mantenerse favorables las condiciones climáticas, de 136/138 millones de Tn versus 130 millones de Tn del ciclo anterior y cerca del récord de 141 millones de Tn del 2018/2019.
El complejo granario de esta forma exportará en 2024/2025 casi 100 millones de toneladas, ingresarán 33.000 millones de dólares (cifra que se estima exportar por energía, con Vaca Muerta incluida en 2030) y aportaría US$7500 millones por Derechos de Exportación (DEX), que en promedio representa un 23% sobre el valor FOB de sus productos. Hasta aquí los números de la realidad y la pregunta del millón es: ¿Cómo seguimos?
No se puede desconocer el fenomenal cambio en la tendencia de la inflación, el logro del Déficit Fiscal cero sostenido en el tiempo, la desregulación puesta en marcha en toda la economía, la aparición de crédito accesible y la mejora de la mirada internacional basada en la disminución del riesgo país; pero aún así tenemos mucho por delante para darle certeza y sustentabilidad al crecimiento económico de aquí en más. Por eso, hace pocas semanas planteábamos que es un buen momento para pensar y poner sobre la mesa una reforma fiscal e impositiva y lo volvemos a plantear como algo prioritario.
A una simplificación de impuestos hay que sumar una reducción de la presión fiscal a quienes pagan sus impuestos, la eliminación gradual de impuestos distorsivos (Ingresos Brutos, débitos y créditos bancarios, DEX o retenciones, etc.), a expensas de una mejora de los Impuestos Progresivos (Ganancias, fundamentalmente) y una mejora en el control de la evasión, que es altísima en la Argentina.
De nada sirve discutir hoy el destino de los 7500 millones de dólares que aportan los DEX esta campaña solo del sector granario, o si Brasil, Estados Unidos y el resto de nuestros competidores reciben precios por sus productos un 25% mayores en promedio que en la Argentina y crecen a tasas mayores que nosotros.
Es claro que no es viable la inversión privada, el crecimiento económico y la sustentabilidad del mismo, con una presión fiscal tan elevada y centrada en impuestos distorsivos. Conocer cuál será el camino a transitar y sus tiempos para implementar las reformas necesarias, mejorará la visión de quienes deben tomar decisiones para el desarrollo de sus negocios, para la inversión y el crecimiento.
Estamos en los inicios del 2025, consolidar los logros de la macro y seguir avanzando es central para todos, pero el desafío principal es acordar el objetivo común de un país mejor, más inclusivo, con reducción real de la pobreza, mejora en la educación y más competitivo, que permita la generación de puestos de trabajo en el sector privado.
El autor es coordinador de la Fundación Producir Conservando