Inesperada “rebelión” en el Vaticano: trabajadores de los museos le exigen mejoras laborales al Papa
ROMA.- ¿Rebelión en la granja? Por primera vez, 49 empleados de los Museos Vaticanos presentaron una demanda colectiva ante el Gobierno del Vaticano para reclamar derechos laborales presuntamente...
ROMA.- ¿Rebelión en la granja? Por primera vez, 49 empleados de los Museos Vaticanos presentaron una demanda colectiva ante el Gobierno del Vaticano para reclamar derechos laborales presuntamente desatendidos: mejores condiciones de antigüedad, bajas por enfermedad y compensaciones de horas extra.
Tal como reveló el Corriere della Sera, los 49 “rebeldes” -una minoría de los 700 empleados de los Museos Vaticanos-, liderados por la abogada italiana Laura Sgro, conocida por defender a los familiares de la desaparecida Emanuela Orlandi y otros casos en el Vaticano, presentaron la demanda el 23 de abril pasado ante el cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente del Governatorato.
Vérgez es una de las personas de más confianza de Jorge Bergoglio, a quien conoce desde hace tiempo porque fue durante años secretario del cardenal argentino Eduardo Pironio (1920-1998). Ubicado en un gran palazzo en el centro del Vaticano, el Governatorato supervisa a más de 2000 empleados, así como el funcionamiento del día a día del Estado Ciudad del Vaticano, ocupándose de su policía, bomberos, servicio de salud, los museos, el mantenimiento y el personal de oficina.
En la demanda colectiva, escrita y firmada por Sgro en nombre de los 49 trabajadores, los empleados de los Museos citaron las enseñanzas de la doctrina social de la Iglesia y los llamados del propio papa Francisco a los empleadores al respeto de la dignidad de los trabajadores.
Entre otras cosas, los denunciantes reclamaron más transparencia sobre cómo pueden ascender los empleados y que se restablezcan las primas por antigüedad, además de insistir en que el Vaticano cumpla las normas italianas sobre ausencias por enfermedad. “Cuando un trabajador se encuentra ausente por enfermedad, esto se transforma en una verdadera prohibición a salir”, porque la visita de control puede llegar en cualquier momento. “Quedarse a disposición del dador de trabajo más allá del horario es una violación de la dignidad de la libertad personal”, denunció Sgro.
ReaccionesLa “rebelión” causó sorpresa en el Vaticano, que es un Estado muy especial, una virtual monarquía absoluta que se rige por leyes laborales propias y especiales, distintas de las italianas, donde no existen los sindicatos. Pero donde sus cerca de 5000 empleados (2000 del Governatorato y 3000 de la curia romana), siempre han sido considerado más que afortunados ya que, aunque los sueldos no son altos, los beneficios por trabajar allí son enormes.
El primer beneficio de todos es que nadie es despedido, más allá de la racionalización de gastos, ajustes con eliminación de horas extras y controles puestos en marcha por el papa Francisco en los últimos once años para hacer limpieza en las antes oscuras finanzas del Vaticano. Por otro lado, los empleados del Vaticano cuentan con enormes ventajas que pueden considerarse sobresueldos: tienen acceso a tiendas y el supermercado del Vaticano con precios totalmente distintos, muchos más baratos. Además, los surtidores de nafta también tienen un precio especial, así como un servicio sanitario, el FAS (Fonda Asistencia Sanitaria), para ellos y sus familiares. En los últimos años el papa Francisco incluso montó una colonia de vacaciones de verano, con piscina incluida, para los hijos de los empleados.
También causó sorpresa la demanda colectiva porque, aunque no existen los sindicatos en el Vaticano, sí existe la Oficina del Trabajo de la Sede Apostólica (ULSA por sus siglas en italiano), creada justamente en 1989 por Juan Pablo II para resolver problemáticas laborales, pero no de forma grupal, sino caso por caso.
Allí, según pudo saber LA NACION, si bien hace algún año se rechazó una demanda grupal presentada por la misma abogada, nunca llegó la que salió a relucir ahora en la prensa italiana. “Es una historia vieja, pero evidentemente están presionando al Vaticano sin ningún sentido… Pretenden los derechos del trabajador italiano, más los derechos del trabajador vaticano, sin las obligaciones correspondientes”, comentó a LA NACION una fuente informada.
El problema con los empleados de los Museos Vaticanos tuvo su origen durante la pandemia, cuando este museo, que representa la gallina de los huevos de oro para la Santa Sede, no funcionó, provocando pérdidas millonarias a las arcas de la Santa Sede. Los 700 empleados siguieron cobrando su sueldo pese a estar en sus casas; y para que esto fuera sostenible se les solicitó una devolución de horas o “monte ore” en sus sueldos.
En los últimos meses, al menos cien personas, de forma individual, lograron llegar a conciliación por este tema en la ULSA, pudo saber LA NACION. Por lo que puede esperarse que sólo de esta forma, caso por caso, pueda solucionarse la “rebelión” de los 49 empleados.