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El futuro del futuro: disparen contra la inflación de reportes de tendencias

Cuando estaba por comprar la empresa de animación Pixar, le preguntaron a Steve Jobs quién era la persona más poderosa del mundo, para él. Pensó unos segundos y respondió: “Walt Disney”, ...

Cuando estaba por comprar la empresa de animación Pixar, le preguntaron a Steve Jobs quién era la persona más poderosa del mundo, para él. Pensó unos segundos y respondió: “Walt Disney”, porque a través de sus narrativas moldeó la agenda y los valores del Occidente contemporáneo. Para Yuval Harari, el nacimiento de la civilización fue de la mano de nuestra capacidad de contar historias. Y el premio Nobel de Economía Robert Shiller asegura que el buen storytelling está subestimado en su profesión, por lo cual escribió “Economía de las narrativas”.

Uno de los motivos por los cuales una buena historia puede ser tan poderosa es que nos sirve para calmar la ansiedad. Ante el vértigo del cambio y la complejidad inédita del mundo que nos rodea, “unir puntos” en una narrativa es tranquilizador (por eso Nassim Taleb habla de la “falacia narrativa”, como un espejo simplificador de la realidad).

A mayor incertidumbre, más necesidad de explicaciones que nos contengan, y también de predicciones. No por nada los reportes sobre tendencias y futuros se duplicaron en los últimos cinco años. Paradójicamente, cuanto más abierta está la varianza de la realidad (un concepto del futurólogo Matt Clifford), más florecen los pronosticadores. La tendencia más fuerte del momento es la de analizar y detectar tendencias.

Hay varios problemas con esto, como analizó en un reciente informe sobre “meta tendencias para 2025” Matt Klein, jefe de foresight en Reddit y director del sitio “Zine”. Kline cree que este mundo cada vez más extraño demanda crecientemente narrativas de futuro para “sentirnos un poco menos alienígenas”.

Kline contó más de 250 informes anuales de predicciones y tendencias. Es el doble que hace cinco años: “Las tendencias son una tendencia”. Para la futurista Tracy Follows: “Hay ahora más informes sobre tendencias que en ningún año anterior y así y todo parecemos menos preparados para el futuro que nunca”.

Claramente, “más en este caso no es mejor”, dice Kline. Sólo un tercio de estos 250 informes dan cuenta de la metodología que utilizan, y otro tercio la dan a medias, mezclada con banners de sus servicios.

Y la mayoría, según el experto, terminan siendo un brochure de propaganda corporativa: el banco de inversión o la mega-consultora que las difunden lo usan como una herramienta de relaciones públicas, para capturar espacio gratis en los medios y de paso describir un futuro que les sea particularmente venturoso a la empresa en cuestión y a sus accionistas.

Klein les preguntó el año pasado a 200 estrategas si podían diferenciar las tendencias de 2018 con las de 2024, y la mitad no supo qué responder. Más que la consistencia, en los reportes se busca el impacto y el título. Con esta misma lógica, las tendencias anuales no se repiten, lo cual es ridículo, porque los cambios culturales y sociales se mueven en ciclos más lentos; no tienen fecha de vencimiento a un año. El resultado: miles y miles de páginas llenas de información chatarra; con mucho copiar y pegar barato cruzado. Y la intención de que alguna de las proyecciones se transforme en una profecía auto-cumplida para el financiador del paper.

Los sesgos también están a la orden del día. Un 90% de estos 250 reportes sobre el futuro se producen en sólo diez ciudades: Londres, Nueva York, Tokio, París, Shanghai, Los Angeles, Amsterdam, Berlín, San Pablo y Seúl. ¿El resultado? “Falta de rigurosidad, de colaboración, optimismo tóxico, miedo al riesgo y al realismo, sesgos comerciales, exageraciones de la industria que emite el mensaje: todo esto impide que cada análisis llegue a su valor principal: navegar con sentido común los cambios que estamos atravesando”.

Klein tiene un punto muy interesante que conecta esta actividad con la complejidad. En los sistemas complejos hay nodos y hay inter-relaciones entre ellos. Mientras que los reportes sobre tendencias se enfocan principalmente en los nodos, lo realmente relevante está ocurriendo en las fronteras, en las interrelaciones. Con lo cual desciende todavía más la probabilidad de que realmente estén acertando con las predicciones.

¿Qué ocurrirá con las tendencias a fin de 2025? Ximena Díaz Alarcón, especialista en diseño de futuros y directora de Youniversal, cree que esta “inflación de reportes” puede llegar a estabilizarse. En diálogo con La Nación desde South by SouthWest (SXSW), un festival de innovación que se realiza en Austin, Texas, Días Alarcón comenta que “este año no parece haber tanto foco en las predicciones; estuvieron algunos popes del tema como Ammy Webb o Scott Galloway; pero hubo menos charlas sobre el tema futuro. Hay una evolución: hubo más presentaciones sobre la flexibilidad, la incertidumbre, el poder lidiar con el no saber o la vulnerabilidad. Casi el reverso del tratar de anticipar el futuro, y me parece que es todo un signo”. En Estados Unidos es tal el nivel de cambio que hoy prima la demanda por herramientas para adaptarse a una nueva realidad, más que anticipar lo que va a venir.

Lo que sí sigue siendo muy potente en el programa de SXSW, continúa Díaz Alarcón, es la vigencia de las narrativas: “Hay muchas presentaciones sobre narrativas para uno mismo, para la comunidad, para los accionistas: cómo las historias nos permiten pensar horizontes posibles; tratar de entender qué historias nos tenemos qué contar para lograr los objetivos que cada uno quiera lograr”, cuenta.

Para Clifford, que este año se asoció al gobierno del Reino Unido para armar el plan para la IA, navegamos en una era en la que las instituciones y los motores de lo que está sucediendo (Internet, IA, la dinámica de start ups) tienden a “amplificar la varianza de la realidad” en detrimento de equilibrios anteriores (estructuras estatales y corporativas tradicionales) que tendían a acotar esta varianza. En palabras de Taleb: estamos en “Extremistán”, donde la distribución de probabilidades de lo nos rodea sigue una “ley de potencias” y no una distribución normal.

“Tal vez la parte más extraña del mundo no sea ninguna innovación o evento específico, sino la forma en que los cambios se acumulan e interactúan constantemente, una especie de música de fondo de ‘rareza’ que subestimamos porque ya nos acostumbramos a ella”, reflexionaba meses atrás el tecnólogo Marcelo Rinesi en una nota en esta sección. “Tanto o más que un mundo de ciencia ficción espectacular, vivimos en un mundo de nueva rareza, uno donde subestimamos lo radicalmente extraño porque la mayor extrañeza no está en eventos o tecnologías puntuales, sino en la infraestructura de nuestra realidad. Lo único más difícil de ver lo radicalmente nuevo que se ha vuelto constitutivo del mundo es lo radicalmente nuevo que se ha vuelto constitutivo de nosotros mismos”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/el-futuro-del-futuro-disparen-contra-la-inflacion-de-reportes-de-tendencias-nid16032025/

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