Durante el siglo XIX, Australia se convirtió en uno de los epicentros de la fiebre del oro a nivel mundial. Fuera de los Estados Unidos y algunos países africanos, ahí se hallaron diferentes tesoros que volvieron a las compañías y a sus descubridores, millonarios. Con el paso del tiempo, la locura por este tipo de piedra preciosa decayó, en gran medida porque ya poco se podía extraer. Sin embargo, un hombre -que prefirió permanecer en el anonimato- devolvió las esperanzas a los aventureros tras encontrar un ejemplar valuado en 240 mil dólares en lo que se conoce como el Triángulo Dorado.

Este fabuloso hecho retrotrajo a la historia de aquellos dos mineros que en 1869 desenterraron la pepita más grande del mundo en un pueblo del estado de Victoria, al sur de ese país. Sin embargo, aquí no destacó su tamaño, sino la cantidad de dólares que recibió el hombre al descubrirla.

Australia posee una región “dorada” y no por los campos de trigo que la cubren. Todo lo contrario: por los tesoros que aún se guardan en su suelo. Esta superficie, que abarca entre Bendigo, Ballarat y St Arnaud, en Victoria, es un punto neurálgico para los aventureros amateurs que durante décadas se acercaron para hallar estas piedras preciosas. En su mayoría, solo encontraron “oro de tontos”, pero en 2022 un buscador anónimo desenterró una pepita que alcanzó el valor de 240 mil dólares.

Más de 170 años después se encontró una piedra preciosa de importantes características, lo que se volvió un hito significativo para el pueblo de Geelong. La roca pesó 4,6 kilos y el protagonista la rastreó con un detector de metales que le costó 1200 dólares. Nuevamente, la ambición de volverse rico de la noche a la mañana ilusionó a los habitantes de Victoria, pero desde ese entonces no se encontró otro ejemplar.

Cuando el hombre llevó la pepita a la prospección de Darren Kamp para pesarla y conocer si realmente era oro, se preguntó: “¿Valdrá 10 mil dólares?”. Según detalló el medio estadounidense The Guardian, su valor ascendía a más de 100 mil dólares. En total, se valuó en 240 mil dólares, ya que los precios de esta piedra precio ascendieron en la última década.

La cantidad de oro de la roca alcanzó las 83 onzas y Kamp de inmediato no dudó en comprársela al aventurero amateur. “He estado buscando oro durante 43 años y nunca había visto un ejemplar con esta cantidad de oro (...) Quizás en la década de 1850 se encontraron algunos, pero en términos actuales es muy raro”, comentó.

Si la piedra hubiera estado a más de 30 centímetros de profundidad, se habría requerido una máquina especial para detectarla y removerla. Desde el Servicio Geológico de Victoria advirtieron que en la actualidad se estima que hay hasta 75 millones de onzas de oro sin encontrar en los yacimientos acuíferos del centro y centro norte del estado.

Cabe remarcar que en la época de la fiebre del oro, se retiraron del suelo cerca de 80 millones de onzas de oro. Cada hallazgo desencadena una nueva ilusión y atrae a centenares a explorar ese terreno. Hoy en día más de 50.000 personas tiene derechos mineros en Victoria bajo una licencia de 25 dólares que dura 10 años. Sin ella, cualquier rastro de oro sin dueño pertenecerá a la corona británica.