Broncas, acuerdos incumplidos y reproches por el viaje de diputados a los EE.UU. tras el rechazo al DNU sobre gastos reservados a la SIDE
Broncas y reproches. Tuits con ataques. Todo eso ocurrió en las últimas horas en una de las semanas más tensas para el oficialismo y sus aliados. La pax que parecía haberse sellado en aquella r...
Broncas y reproches. Tuits con ataques. Todo eso ocurrió en las últimas horas en una de las semanas más tensas para el oficialismo y sus aliados. La pax que parecía haberse sellado en aquella reunión entre el estratega Santiago Caputo y el ladero macrista Cristian Ritondo voló después de meses de desaires y una semana explosiva. A tal punto que hasta las cuentas libertarias le enrostraron al jefe de la bancada de Pro el viaje que compartió en estos últimos días por los Estados Unidos junto a varios colegas y dirigentes de distinta procedencia, entre ellos, la intendenta kirchnerista Mayra Mendoza. Estuvo también en esa travesía californiana Rodrigo de Loredo, el titular del bloque radical que es otro de los socios estratégicos de la Casa Rosada y que no pudo oficiar sobre los suyos para que no bajaran el miércoles al recinto a dar quorum para rechazar el DNU de los fondos millonarios para la SIDE. La política entró en ebullición, una vez más.
Financiados por la Fundación Universitaria del Río de la Plata (FURP), Ritondo y De Loredo, aliados claves del mundo mileísta para el avance de la Ley Bases, se fueron a Silicon Valley a reunirse con ejecutivos de compañías tecnológicas, tal como adelantó LA NACION el martes pasado. El jefe de esa entidad es un viejo conocido de la política porteña: Francisco Quintana, quien presidió el Consejo de la Magistratura de la Ciudad, se postuló con Andrés Ibarra en Boca, fue becario de FURP y ahora es su principal exponente.
En el grupo que partió al norte se encontraban también el legislador macrista Darío Nieto; el senador Maximiliano Abad; el exgobernador cordobés Juan Schiaretti; el actual mandatario provincial jujeño, Carlos Sadir; y el vicegobernador de Misiones, Lucas Spinelli, entre otros.
La visita, que dicen que estaba pautada desde hace meses, tomó mayor notoriedad en las últimas horas por las ausencias en la tortuosa sesión en Diputados en la que se trató el rechazo al DNU que le otorgó fondos reservados a la SIDE y en la que el Gobierno tuvo un fuerte revés. Este jueves, las cuentas libertarias en X, muchas de ellas sospechadas por los opositores de estar bajo la órbita de Santiago Caputo, estallaron tras la votación (que salió con 156 voluntades en contra del Gobierno). Le pegaron sobre todo al expresidente Mauricio Macri, pero en eso también replicaron la foto de Ritondo en San Francisco.
“Son reacciones infantiles, es un nivel de infantilismo llamativo”, comentaban hoy desde las huestes del expresidente, donde insisten con que quieren que a la administración de Milei le vaya bien. En el bloque amarillo del Congreso también se hicieron eco de los achaques de los libertarios. “Si creen que con trolls nos van a hacer arrugar, están en pedo”, se escuchó a un experimentado diputado. “No nos tiran un centro”, “no nos valoran”, “no nos dan bola en nada” fueron otras expresiones que primaron entre los parlamentarios.
En Pro, y también en el kirchnerismo, desoían esta mañana las versiones de La Libertad Avanza (LLA) que los intentaba pegar por la votación de ayer. Pero en las dos huestes se escuchó el mismo justificativo cuando hablaron con respecto a la foto en Estados Unidos: que en primer plano también estaba la titular de Arsat, Noelia Ruiz, que integró la comitiva. O sea, una funcionaria nacional.
Los entuertos políticos no se resumen a una sola jornada, vienen desde mucho antes. Hace aproximadamente 20 días Ritondo relevó a Macri en las conversaciones con Caputo para ver cómo coordinar el ingreso de cuadros técnicos de Pro en segundas y terceras líneas del Gobierno, algo que había reclamado el expresidente a Javier Milei. La idea era también armar una mesa legislativa y amalgamar batallas conjuntas. La cuestión se dilató más de lo esperado. Algunos sospechan que adrede, otros dicen que es por la abultada agenda que maneja el estratega presidencial que estaría “más firme que nadie”, según dijo hoy el vocero presidencial Manuel Adorni. En medio de las desconfianzas, en la Casa Rosada hay voces importantes que siguen con la postura de que el exmandatario quiere “cajas”, algo que descartan de plano en la órbita macrista.
La paciencia de Macri, que no se whatsappea con el joven asesor desde 16 de abril, de acuerdo a lo que dicen personas al tanto de esa relación, se agota como un reloj de arena. No solo por esto. Están hartos en Pro también los gobernadores, que no sienten un trato diferencial de la Casa Rosada pese a los esfuerzos denodados que hicieron por apoyar la Ley Bases. Entre ellos comentan que les dan la misma importancia que a los mandatarios que no movieron un dedo y que hasta a los kirchneristas, que aceleraron el rechazo del megaproyecto. Esas quejas ya se las trasladaron al jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Este jueves, uno de los apuntados de vuelta por las cuentas libertarias fue el chubutense Ignacio “Nacho” Torres, otro de los que posó en las fotos desde Estados Unidos.
Se sumó a las disconformidades que la coparticipación para la ciudad de Buenos Aires que establece el fallo de la Corte Suprema de la Nación nunca fue un goteo diario sino transferencias puntuales desde el Ministerio de Economía. Eso derivó en una audiencia en la Corte hoy. Y no arribaron a una coincidencia.
En el Congreso también los diputados amarillos se quejan del ninguneo. Valoran a los presidentes de las cámaras, Martín Menem y Victoria Villarruel, pero sienten que en Balcarce 50 están más preocupados por obtener los votos de los radicales que de ellos, porque los dan por descontados como apoyos que no se bajan, pese a los peores destratos.
Ese clima enturbiado se enrareció aún más esta semana. Fue cuando se eligieron las autoridades de la bicameral de Inteligencia, que quedó comandada por el radical Martín Lousteau, secundado por el ex UCR y actual kirchnerista Leopoldo Moreau y con el ladero principal de Cristina Kirchner, Oscar Parrilli, en la secretaría.
En Pro el relato es unísono. Dicen que en diciembre, cuando se bosquejaron la generalidad de las comisiones y sus posibles presidencias -conversaciones en las que intervino también la vice Villarruel- el misionero Martín Goërling era quien pintaba para presidente de la bicameral encargada de auditar los fondos que el Gobierno le destina al área. Sin embargo, sospechan que Caputo buscó empoderar con la titularidad de ese cuerpo al peronista Edgardo Kueider por un acuerdo entre ambos durante el tiempo de la Ley Bases.
Eso detonó lo estipulado y como ni Goërling ni Kueider consiguieron las mayorías apareció Lousteau y tomó el mando de la comisión entre sospechas de todo tipo en el espacio amarillo. El kirchnerismo confiaba más en el radical que en Kueider, que antes había abandonado el bloque. Kueider, por su parte, ya el lunes se veía venir estas conversaciones tras bambalinas que lo iba a dejar sin la titularidad de la comisión. En la reunión donde se ungió a Lousteau el martes participó Silvia Lospennato en lugar de Ritondo, que seguía en Silicon Valley. Sin embargo después el jefe de la bancada retomará su lugar allí.
En Pro se sintieron destratados. Pero no fue solo eso. Con respecto al DNU por los fondos para la SIDE la postura también era clara: que el gobierno manejó mal el tema, que no cumplió los pasos correspondientes y que no explicó el destino de esos fondos. Muchos sospechaban que se iban a redirigir a persecución política, sobre todo en redes.
Minutos antes de que el sector de Pro macrista bajara a votar en contra del DNU que le asignaba 100.000 millones de pesos a los fondos reservados de la SIDE, a Martín Menem le confirmaron que eso ocurriría. Se lo habría comunicado Ritondo desde el exterior. Fue después de que terminara el Zoom donde se bajó la instrucción de Macri para consolidar un rechazo que ya venía tejiéndose desde la noche. El libertario, no obstante, sospechaba que esto pasaría desde el día anterior. Se la veía venir.
En paralelo, en el bloque radical una buena parte (no solo los que acompañan a Facundo Manes) también arengaban el rechazo. La vicepresidenta del bloque, Karina Banfi, que tenía a cargo el espacio porque De Loredo -como Ritondo- se encontraba en Estados Unidos, era una de las díscolas. Abocada desde tiempo a las cuestiones de acceso a la información pública y transparencia, consideraba que el Gobierno incumplía tres normativas con esta asignación para gastos reservados. Fuentes del radicalismo confirmaron a LA NACION que De Loredo estuvo activo desde Estados Unidos y que hasta hubo un Zoom híbrido el martes por la tarde, con el cordobés desde allá. Sus detractores internos dejaron trascender que el cordobés estaba más para no bajar a recinto, pero que la postura del bloque (que tiene múltiples discordias) ya estaba definida desde antes. Al fin se dejó libertad de acción. Los legisladores que responden a los gobernadores fueron los que finalmente votaron a favor del DNU, entre ellos Lisandro Nieri y Pamela Verasay, del riñón del mendocino Alfredo Cornejo. La mayoría lo rechazó.
Este jueves en la Cámara alta se trata un proyecto de movilidad jubilatoria denostado por Milei, que fue promovido por el radicalismo en Diputados. En ese recinto Pro votó en contra. Hoy, en el Senado, hay representantes de la fuerza que a esta hora piensan en manifestarse a favor. Milei ya denostó la iniciativa y dijo que la iba a vetar porque va en contra del equilibrio de las cuentas públicas.
¿Escalarán o cederán las fricciones? De momento hay una certeza: el próximo jueves 29, Macri desembarcará en Paraná, Entre Ríos, para un evento de la Fundación Pensar que comanda María Eugenia Vidal. Seguramente algo tendrá para decir.