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Viuda e Hijas de Roque Enroll, a 40 años de su debut: el productor que quería un grupo como Los Ángeles de Smith y la estafa que terminó con su carrera

Integramente conformada por mujeres, Viuda e Hijas de Roque Enroll fue una de las bandas emblemáticas del rock y el pop argentino de la primera mitad de los años ‘80, con un twist moderno de me...

Integramente conformada por mujeres, Viuda e Hijas de Roque Enroll fue una de las bandas emblemáticas del rock y el pop argentino de la primera mitad de los años ‘80, con un twist moderno de melodías pegadizas y letras irónicas sobre la vida cotidiana.

El 2 de julio de 1984, María Gabriela Epumer (que murió el 30 de junio de 2003), Claudia Sinesi, Mavi Díaz y Claudia Ruffinatti editaron su álbum debut Viuda e Hijas de Roque Enroll, con hits como “Estoy tocando fondo”,  “Te encargo mi modernidad” y “Bikini a lunares amarillo”, que  se convirtieron en éxitos inmediatos y comenzaron a sonar en todos lados.

A 40 años del lanzamiento, Ruffinatti, Díaz y Sinesi repasan los orígenes de la banda y los días ajetreados de grabación de aquel disco histórico que sin dudas marcó un hito en la historia del rock argentino y supo capturar el espíritu festivo de la primavera democrática posterior a la dictadura militar.

¿Cómo se formó la banda?

Mavi Díaz: –En realidad, las Viudas se desprende de Rouge, que era la banda que tenían originalmente María Gabriela Epumer, Claudia Sinesi, Andrea Alvarez y Ana Crotti. Ellas tocaban a la vuelta de mi casa, en el barrio de Almagro, que daba al pulmón de manzana de mi edificio. Yo las escuchaba y me daba mucha curiosidad. Y un día bajé y las conocí, las invité a mi casa, porque me había enterado que un productor estaba buscando una banda de chicas. Entonces nos aprendimos “Estoy tocando fondo”, le hicimos unos arreglitos y nos fuimos sin demo ni nada. No nos atendieron. La segunda vez fuimos con la guitarra criolla todas disfrazadas, pintadas como puertas, peinadas con los pelos batidos y ropa de mi mamá. Tocamos en el pasillo de la oficina y  no tuvieron más remedio que dejarnos entrar para que los vecinos no se quejaran. Entonces, desde una oficina salió Bernardo Bergeret, levantó el teléfono, lo llamó a Pelo Aprile y le dijo: “Tengo algo para vos”. Nos fuimos todas para Interdisc, que era el sello de Pelo Aprile, volvimos a cantar la canción y Pelo nos preguntó: “¿Pueden grabar en un mes?”. “Obvio”, le dijimos. Y al mes estábamos grabando nuestro primer disco.

Claudia Sinesi: –En realidad el productor buscaba otra cosa, quería armar un grupo tipo Los Ángeles de Smith, que estaban en ese momento, pero que tocaran instrumentos y cantaran. Hicimos una reunión en la casa de María Gabriela, las cuatro, vino Ruffi (Claudia Ruffinatti), nos conocimos, nos reímos y nos divertimos muchísimo. Anotábamos todas las cosas de las cuales nos reíamos. Y fuimos nosotras, que éramos unas chicas normales que tocábamos y cantábamos. No nos atendía porque no éramos el target de minitas que estaba buscando y cuando nos escuchó cambió los planes. En un mes compusimos todos los temas y después fuimos a grabar. Nos dijo: “Graben primero ‘Bikini’ y ‘Fondo’”. Mientras terminábamos de componer y grabar el resto del disco, esos temas ya estaban sonando en la radio. Y cuando lo terminamos, todo el mundo conocía a las Viudas. Nosotras todavía no lo podíamos entender.

Claudia Rufinatti: –En esa época, la tecladista de Rouge se había ido y entonces empezaron a buscar un reemplazo. Un compañero mío del Conservatorio Manuel de Falla me avisó y enseguida me contacté con María Gabriela Epumer para postularme para Rouge. Vivíamos a diez cuadras, en Devoto. Sin embargo, nunca llegué a ensayar con Rouge, porque antes armamos Viudas. Nos empezamos a reunir y armar la banda. Las cuatro ya éramos músicas profesionales, autoras y compositoras, con experiencia escénica. Y acertadamente el productor artístico hizo un viraje y no se equivocó.

¿Cómo recuerdan ese momento en que salió el primer disco?

Claudia Rufinatti: –Era una vorágine de trabajo y de todo, porque aparte todas laburábamos, estábamos haciendo otras cosas. Así que con todos nuestros quehaceres y nuestra vida nos juntábamos para componer, para ensayar, trabajábamos muchísimo. Primero era juntarnos para componer y ensayar para grabar y después ensayar para tocar en vivo, porque éramos muy obsesivas y queríamos que los temas en vivo sonaran igual que en el disco. Hubo una campaña muy interesante con una estrategia de marketing suspensiva. Se creó una intriga y una confusión en la gente que no sabía quiénes éramos, porque por supuesto no nos nombraban, hasta que después de varios meses de intriga, empezamos a tocar en vivo y donde tocábamos, explotaba. A su vez, tuvimos que vincular a otros músicos a la banda. Yo tenía un segundo tecladista, Marcelo Huertas, que tocó todo el tiempo con nosotras, y también teníamos baterista, varios bateristas que fueron cambiando desde el inicio.

Mavi Díaz: –Ese primer disco fue compuesto en un mes, con muchas canciones originales y muchos covers, porque al productor le daba un poco de miedo que no pudiéramos hacer tantas canciones en tan poco tiempo. Y si bien tuvo algunas dudas, cuando fuimos a grabar a los estudios Panda la rompimos. Después nos mandaron a hacer nuestro primer show a Capitán Sarmiento. Si nos tiraban con tomates, al menos no se enteraba la prensa porteña. El segundo show ya lo hicimos en Buenos Aires, en La esquina del sol, y fue como un bautismo para nosotras, porque vinieron todos nuestros colegas y hubo una aceptación por parte de ellos que fue una validación muy importante. No había chicas que tocaran en esa época.  Después, el crecimiento fue exponencial, haciendo muchísimos shows, al principio en discotecas, después con giras por teatros, el Luna Park y de ahí a los estadios. Llegamos a hacer 150, 160 shows por año.

¿Cómo recuerdan esos días de grabación?

Claudia Sinesi: –Era todo muy Formula 1. Mario Breuer era el técnico. El productor discográfico era Pelo Aprile y nuestro representante era Bernardo Bergeret, que nos descubrió. En un mes hicimos todo. Compusimos las canciones, firmamos el contrato, hicimos el vestuario. Todo lo que nos hacía reír y nos divertía lo anotábamos, entonces teníamos mucha letra.

Claudia Rufinatti: –Eran días intensos, porque teníamos horas contratadas que teníamos que aprovechar al máximo, y hasta que no salía bien, había que grabar muchas veces, pero no era lo más frecuente, porque llevábamos todo muy ensayado. Éramos muy prolijas. A veces grabábamos de madrugada, a veces durante el día.

Mavi Díaz: –Éramos muy trabajadoras, porque la verdad es que las canciones parecían muy fáciles pero no era nada fácil cantar y tocar esos moños que tocaban las chicas, y esos arreglos vocales que yo hacía, cada vez con mayor intensidad y barroquismo. Así que ensayábamos todos los días, de nueve de la mañana a una de la tarde y después, cuando empezamos a tener muchos conciertos, esa rutina de tocar muy a menudo también nos fogueaba y nos hacía tener muy buen ajuste en el escenario. Aparte vivíamos en la tele: teníamos vestuarista, escenógrafa. Cuidábamos al detalle todo lo que tenía que ver con la estética y esa combinación fue un factor muy importante para tener una identidad y que la gente nos reconociera. Y así, los casi cuatro años que duramos.

¿Cómo vivían el contexto del país en ese momento?

Mavi Díaz: –El contexto estaba muy marcado post Malvinas y la prohibición de pasar música en inglés en las emisoras de radio trajo como contrapartida que a donde ibas se pasaba música nacional. En todos lados, en todas las radios. Ese fue un caldo de cultivo real, bueno y positivo para todo lo que fue la movida de los 80, para todas las bandas, algo iniciático de lo que fueron las tribus musicales urbanas poperas de esa época. Y como los lugares eran pocos, convivíamos y compartíamos entre todos. Esos antagonismos que muchas veces se intentaban generar entre una banda y la otra, Sumo y Soda, o tal, no existían, porque éramos todos medio amigos, nos veíamos en todos esos recorridos. Además, esta circunstancia de pasar música solamente en castellano hizo que las compañías salieran a buscar bandas debajo de las piedras para fichar y tener catálogo. Creo que por eso tantas bandas que tal vez hubiéramos sido underground pasamos a ser mainstream, populares, porque había mucho espacio de difusión para  la música. Como contrapartida de un fenómeno horroroso que fue la guerra de Malvinas, sucedió este otro fenómeno de apuesta por la música argentina que no solamente cundió en Argentina sino en toda Latinoamérica.

Claudia Rufinatti: –Estábamos en los primeros tiempos de la democracia y la sociedad vivía con mucho regocijo y alegría esos momentos después de tanto tiempo de dictaduras militares. Eso se veía reflejado en distintas manifestaciones artísticas y la música no estuvo exenta de esto. La gente también quería lo nacional, eso era fantástico. Vivir en democracia era una alegría, pero después cuando la economía empezó a flaquear, en épocas de hiperinflación, empezamos a tener  inconvenientes y ese fue uno de los motivos por los que la banda se disolvió. Por entonces, muchos grupos empezaron a emigrar, nosotras descubrimos que nuestros productores nos estaban estafando, así que nos quedamos solas, sin representante y nos perdimos las giras latinoamericanas, a pesar de que en varios países, como Uruguay, México y Chile nos conocían.

Claudia Sinesi: Hubo toda una alegría, pero al principio todavía todo estaba muy fresco. Al menos nosotras cuatro, que crecimos en épocas de militares, estábamos recién empezando a ponernos colores, igual que todos los argentinos. Fue una época muy colorida para todos y también para el mundo, con músicos como Boy George y otras bandas tipo B-52′s o The Cure.

–¿Como banda de chicas, les costó abrirse camino en un ambiente de músicos mayormente varones?

Claudia Ruffinatti: –No, los varones músicos nos amaban, nos querían y nos respetaban como músicos porque escuchaban lo que tocábamos. Nuestra música era simple al oído, con melodías pegadizas y con letras en apariencia graciosas y divertidas, pero tenía una complejidad armónica, contrapuntística, con simultaneidad de melodías, con las cuatro voces en armonía, distintos trabajos de apariciones y de contrapuntos que eran muy buenos, y los arreglos de instrumentos sin lugar a dudas también. Más que abrirnos camino entre los músicos creo que hubo un poco de resistencia y ninguneo por parte de la prensa, algunos periodistas no nos consideraban, y evidentemente en un mundo tan masculinizado era raro una banda de mujeres tocando guitarra eléctrica, bajo eléctrico, sintetizadores, pianos eléctricos, teclados. Eso pudo haber ofrecido una determinada resistencia, hasta que se empezó a ver la cantidad de cientos de miles de discos que vendíamos, la cantidad de público que nos seguía y que nos quería y algunos empezaron a decir “¡Ups!, ¿qué pasa con estas chicas?”.

Mavi Díaz: –No sentimos esa discriminación de ninguna manera de parte de nuestros colegas que nos adoraban y nos validaban. Y el público, o nos amaba o nos odiaba, no había mucho término medio. Nos tuvimos que bancar más cosas de la prensa psicobolche de la época, que consideraban que éramos superficiales, que éramos un invento, que no tocábamos nosotras, que hacíamos playback. Todos esos descréditos que nos encontramos a menudo, sobre todo en esa prensa de resistencia que se negaba a ese paso del blanco y negro al color que traían los ochenta.

Claudia Sinesi: –Esto a mí no me pasó nunca y te podría afirmar que a María Gabriela tampoco, ya que crecimos entre músicos, que lejos de dejarnos afuera, siempre nos incluyeron. Nunca lloré porque alguien me haya dejado afuera, al contrario, lejos de eso, ser mujer siempre fue algo a favor.

–¿Cómo trabajaban la composición de los temas?

Claudia Ruffinatti: –No teníamos una rutina específica. En cada uno de los discos hay temas de la autoría de todas. De repente llegaba alguien al ensayo y decía: “¡Uy!, miren lo que estuve trabajando”, me pareció esta melodía, le ponemos letra; en otras oportunidades llegaba alguien con el tema ya cerrado o había un tema que la música era de una y la letra de otra. En muchos temas la música es de una y la letra es de las cuatro. Era variado. Y si bien la voz líder de la banda era Mavi Díaz, en cada disco había un tema en el que la voz líder era el resto de cada una de nosotras.

Mavi Díaz: –La composición de los temas fue variando según los discos, según nos conocíamos más y también empezamos a generar un lenguaje propio, una forma muy nuestra, una química que nos permitió, ya al final, componer entre todas. Vale cuatro es un disco que prácticamente hicimos todo todas, y eso habla de una comunión. Nuestros chistes se convertían en canciones, porque nos reíamos de nosotras mismas y eso se convertía en una canción.

Claudia Sinesi: –Anotábamos todo lo que pasaba, porque desde que nos conocimos y en ese tiempo de Viudas, no nos separábamos nunca. Si cada una estaba en su casa era porque estábamos durmiendo, y el resto del tiempo estábamos trabajando. Realmente tuvimos mucha facilidad para trabajar juntas. No es fácil encontrar personas con las que podés componer, pero sucedió, como cuando conocés a una persona y hay onda. Eso lo tuvimos desde el día uno. Era muy arriba y era muy divertido. Teníamos muchas ideas para expresar que hicieron eco en la gente. Intuitivamente nos vestíamos de colores, cuando toda una generación argentina deseaba hacerlo. Venía todo junto.

–¿Hay chance de que vuelvan a reunirse?

Claudia Rufinatti: –Nunca digas nunca. En este momento, cada una de nosotras está muy involucrada en sus proyectos personales y en su vida, pero no sé. Así como en 2014 hubo una propuesta interesante y un contrato con Sony Music para grabar y hacer varios shows, si hubiese un proyecto interesante, lo escucharía y al menos lo consideraría. Y creo que las chicas también. Pero tiene que haber un proyecto muy importante y redituable, de otro modo sería imposible.

Claudia Sinesi: –Siempre hay chance y cada tanto de alguna forma volvemos, no es algo descabellado, pero la idea de volver necesita mucha producción, porque además de eso cada una tendría que soltar su proyecto, como hicimos en 2014, porque Las Viudas es un trabajo de 24 horas.

Mavi Díaz: –Es muy difícil hacer una reunión sin María Gabriela. Lo hicimos en 2014, cuando cumplimos 30 años con la banda y quisimos hacerle un homenaje a María. Fue muy hermoso volver a tocar juntas. Entonces grabamos un disco que se llama Perlas y diamantes,  donde reversionamos nuestros hits y grabamos tres canciones nuevas, hicimos un concierto en el Gran Rex  y algunos más, pero entendimos también que siempre la banda va a estar incompleta sin ella. Nunca pensamos en reemplazarla porque no tiene reemplazo, pero sí hemos aceptado homenajes muy bonitos, como uno que se hizo hace poco en Tecnópolis,  donde decidimos que nuestras canciones las cantaran artistas jóvenes. Fue muy hermoso escuchar nuestra música en versiones frescas y nuevas de artistas que queremos y respetamos un montón. Nunca decimos nunca, pero sin María Gabriela es muy difícil.

Viuda e Hijas de Roque Enroll se disolvió el 8 de febrero de 1988. Por estos días, Claudia Ruffinatti es asesora y capacitadora en ceremonial, protocolo y organización de eventos. Mavi Díaz es música y productora, tiene una banda que se llama Mavi Díaz & Las Folkies y trabaja en un documental sobre la vida de su padre, Hugo Díaz. Claudia Sinesi toca en Las Escuchas y es practicante de anusara yoga.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/musica/viuda-e-hijas-de-roque-enroll-a-40-anos-de-su-debut-el-productor-que-queria-un-grupo-como-los-nid02072024/

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