El jueves 27 por la noche, dos días después de su cumpleaños, Delfina Frers abrió las puertas de su casa en San Isidro (un pintoresco stud reciclado) para celebrar junto a sus seres queridos sus 68 años. Los invitados estaban citados a las 21, y las primeras en llegar fueron sus amigas Nequi Galotti y Mora Furtado, incondicionales desde sus épocas de pasarela, y su hermano Roberto “Tincho” Frers. Pero como la homenajeada estaba terminando de arreglarse después de un día intenso de preparativos, los encargados de recibir a las visitas fueron su hijo Eduardo Blaquier (fruto de su relación con el empresario agropecuario Eduardo Blaquier, con quien también tuvo a Delfina y a Elina, que viven en el exterior buena parte del año), su nieta Aurora Figueras (hija de Delfina y el polista Nacho Figueras), su sobrino Nicolás Bullrich (hijo de su hermana María Elina Frers, que no pudo asistir) y su amigo Gerard Confalonieri quien, como buen PR, la ayudó a organizar todo en menos de veinticuatro horas. “Cada vez más me gusta celebrar y divertirme, la vida es una fiesta”, aseguró la cumpleañera a ¡HOLA! Argentina.

El menú incluyó sándwiches de lomo con selección de distintos tipos de panes y verduras, que los invitados difrutaron distribuidos entre el living –decorado con cuadros hechos a partir de fotos que sacó Delfina Blaquier, hija de la dueña de casa–, la galería y el patio exterior, iluminados con velas y calefaccionados con el calorcito de la parrilla. “Coman más lento”, bromeaba Eduardo mientras iba y venía de la cocina con la carne. Por su parte, Andrea Frigerio, que llegó acompañada por su marido, Lucas Bocchino, felicitó a la homenajeada mientras le entregaba su regalo de cumpleaños (una bolsa con productos de su marca, Roses are Roses).

Poco antes de la medianoche, Confalonieri le puso ritmo a la velada y ofició de DJ y, con la complicidad de Frigerio, el living se convirtió en una pista de baile. Los hits de la noche, que todos cantaron a viva voz, fueron “New York, New York”, por Frank Sinatra, “Torero”, de Chayanne; y “La luna y el toro”, en la voz de El Matador. El momento de la torta (un riquísimo brownie con dulce de leche y merengue) tuvo como perlita que las velas, inicialmente, quedaron invertidas sin querer y marcaban el número 86 en vez del 68. “Siempre encontramos motivos para celebrar, juntarnos y reírnos. Además, en junio cumplimos cuatro integrantes de mi familia, por eso soplé las velitas con mi hermano Tincho y mis primos”, expresó la anfitriona. El festejo continuó a puro baile y risas cómplices hasta la medianoche, cuando el party fue llegando poco a poco a su fin.