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Una clase magistral de Max Verstappen, un verdadero piloto de tormentas que acaricia el título de la Fórmula 1

Suspenso. Drama. Dolor. Caos. Emoción. Festejos. Desilusiones… El Gran Premio de San Pablo resultó un abanico de sensaciones, ofreciendo múltiples rostros dependiendo del espacio desde el que ...

Suspenso. Drama. Dolor. Caos. Emoción. Festejos. Desilusiones… El Gran Premio de San Pablo resultó un abanico de sensaciones, ofreciendo múltiples rostros dependiendo del espacio desde el que se observó y vivenció la carrera. La 21ª fecha del calendario de la Fórmula 1 desplegó en el circuito de Interlagos una cadena de hechos que desembocó en una competencia rocambolesca, sin guion, con estrategias que se fueron corrigiendo tras cada vuelta. La lluvia, la que provocó la cancelación de la clasificación el sábado y compactó el programa en una agitada jornada dominical, volvió a interferir en el autódromo José Carlos Pace.

En un escenario que de a ratos se presentó indómito para los autos estalló la clase y la jerarquía de Max Verstappen. El neerlandés, un verdadero piloto de tormentas, dibujó un gran premio magistral, como si desde la butaca rindiera un sincero y brutal homenaje a la figura del inigualable Ayrton Senna, el tricampeón del mundo que volaba en condiciones de pista húmeda y que desde un maravilloso mural todo lo contempla en San Pablo.

MadMax martilló la victoria desde el 17mo puesto de la grilla. Sorteó con habilidad los obstáculos, descubrió ventanas para dibujar detalles y rompió una racha negativa de diez fechas sin éxitos, una sequía que alentó a una pulseada por la corona con Lando Norris (McLaren). Brasil expuso el linaje de Verstappen y también que el británico es un rival que se enreda bajo presión: con 86 puntos en disputa, las 62 unidades de diferencia en el mundial, eran 44 cuando empezó la cita, se enseñan como un golpe de autoridad del piloto de Red Bull Racing.

En situaciones extremas se destaca el mejor. En 2024, aun con las batallas internas que desde el inicio de la temporada se replicaron en el equipo, frente al decaimiento del modelo RB20, la salida del genio de la aerodinámica Adrian Newey, la partida de ingenieros exitosos con 20 años de experiencia en Milton Keynes, las penalizaciones… Verstappen fue capaz de firmar ocho victorias –siete en las primeras diez primeras citas-, encaminarse rumbo al tetracampeonato y minimizar los daños en los pasajes adversos. Su rango hizo que la sombra de Norris jamás lo devorara, a pesar de los éxitos y el empuje de la escuadra de Woking.

Los pilotos que están condenados al escribir la historia tienen jornadas soberbias. MadMax exhibió todo su repertorio: manos de seda para conducir en la tempestad y resistencia mental para no enzarzarse con la bandera roja de la qualy, los cinco puestos de penalización por cambio de motor y saber que ya no tiene el cohete de antes para ensayar remontadas épicas.

El neerlandés, que en oportunidades comete excesos, trazó su propio destino y no se dejó impresionar por la pole que marcó Norris, tan discontinuo que bajo la lluvia fue capaz de asombrar a una vuelta y más tarde, bajo idénticas condiciones, multiplicar errores para terminar en un desalentador sexto puesto.

El resumen del Gran Premio de San Pablo

La parrilla lo tuvo a Verstappen en el cajón 17, aunque eran 15 los autos que tenía por delante: Alexander Albon (Williams) no tomó parte de la carrera y Carlos Sainz Jr. (Ferrari) largó desde el pit-lane. Las jornadas bajo el agua y de frío inclemente -de los que entumecen los dedos-, el método de aprendizaje al que lo sometió su padre Jos en los tiempos de karting. También una lección aprendida. Contra los pronósticos de un arranque desbocado, la largada fue prevenida: MadMax transitó la S de Senna y la Curva do Sol casi sin mejorar la posición, aunque desde ahí hasta cumplir el primer giro adelantó a cinco autos. La obra estaba en marcha: entre los sobrepasos asomaron Lewis Hamilton (Mercedes), Fernando Alonso (Aston Martin)… Oscar Piastri, compañero de garaje de Norris y al que le entregó la victoria en la Sprint Racing, se suponía un adversario que bloquearía el avance: apenas lo vio pasar. Liam Lawson (RB) no se atrevió a incomodar el ataque, después de ser reprendido en México por limar a Sergio Checo Pérez (RBR).

La Ferrari de Charles Leclerc se impuso como una barrera, pero entonces entraron en escena los imponderables de una carrera. Un Virtual Safety Car por el despiste de Nico Hulkenberg (Haas; luego descalificado con bandera negra por recibir ayuda externa) abrió un hueco por el que se sumergieron Verstappen, Esteban Ocon y Pierre Gasly, los compañeros en Alpine. Norris, líder, tras recuperar el primer puesto que le arrebató George Russell (Mercedes), pidió no ingresar a boxes por nuevos neumáticos, pero desde el muro de McLaren ordenaron que era la mejor opción.

El siguiente episodio pateó el tablero y la suerte de MadMax y Norris: con el Auto de Seguridad en la pista, Franco Colapinto (Williams) se estrelló al reingresar con neumáticos nuevos, pero sin temperatura. El accidente provocó una bandera roja (detención de la carrera).

Williams tuvo un domingo de espanto: Colapinto y Albon golpearon los autos en la clasificación y solo el argentino logró largar. El incidente al ingreso de la recta y el pesar de los mecánicos, que trabajaron a destajo con las reparaciones desde la qualy a la carrera, señales del hundimiento deportivo –Alpine con Ocon y Gasly completó el podio y sumó 35 puntos para el mundial de Constructores; RB embolsó ocho unidades con Yuki Tsunoda y Lawson- y económico: recuperar las dos unidades para Las Vegas, en dos semanas. “Tres choques increíblemente grandes en apenas unas horas”, definió James Vowles, jefe de Williams.

Ya nada sería igual. En la reanudación, mientras Verstappen estudiaba a Ocon para tomar la cabeza de la carrera, Norris se salía de la pista y descendía de cuarto a quinto. El accidente de Sainz Jr., nueva presencia del Safety Car, fue el golpe de martillo: en el relanzamiento MadMax atacó al francés y su rival en la pulseada por la corona volvía a fallar para caer al séptimo casillero. Con aire limpio, se dedicó a batir una y otra vez el récord de vuelta para sumar un punto más. El título ya está a la vista.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/automovilismo/una-clase-de-max-verstappen-un-dia-de-ensueno-para-alpine-y-el-desastre-de-williams-nid03112024/

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