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Turismo social en la era Milei. Sin subsidio ni wifi, así funciona hoy un histórico complejo de hoteles

MAR DEL PLATA.– Son tiempos en que la conectividad cotiza como oro. Y tener acceso a internet quizás importe más que una habitación con vista al mar. No es este el caso. Aquí no hay wifi, al ...

MAR DEL PLATA.– Son tiempos en que la conectividad cotiza como oro. Y tener acceso a internet quizás importe más que una habitación con vista al mar. No es este el caso. Aquí no hay wifi, al menos por el momento. Tampoco televisión en las habitaciones. Pero hay chicos correteando por los parques, cuando ya no hay playa, otros jugando con rompecabezas o al metegol a la hora de la merienda y un comedor repleto durante el almuerzo y la cena.

Lejos de aquellos 4000 pesos por huésped que se pagaba el año pasado, completados luego por un aporte del Estado para compensar a los concesionarios del servicio, los pasajeros desembolsan por anticipado, por persona y por día o bien 23.760 o 44.400 pesos, según opten solo por pernocte o por régimen de pensión completa. La estadía es por seis noches.

Es la nueva versión de turismo social en el complejo de hoteles de Chapadmalal, un conjunto de nueve edificios que datan de la década del 50, que siempre albergaron contingentes con familias de bajos recursos llegadas de distintas provincias, quizás como única opción de veraneo. De esos nueve, solo funciona uno.

Recambio

Los clientes de este modelo en tiempos de Javier Milei son varios de aquellos que alguna vez pasaron por aquí de la mano de la ayuda del Estado y ahora meten la mano en su propio bolsillo para disfrutar un espacio que tiene más de lo que se imagina: una ubicación privilegiada, historia y la posibilidad casi única en el distrito de despertarse y caminar desde la habitación hasta el mar descalzos, entre mucho verde y casi sin pisar cemento.

El 2, en uso actualmente, y el 7, del otro lado de la ruta 11, que aún no se puso en funcionamiento, son los dos que salieron a licitación a fines del año pasado. La ganó la empresa Mifranchu, integrada por tres hermanos que nacieron y se criaron en la zona de Chapadmalal, fueron empleados del complejo, ya brindaron servicios tercerizados y ahora tienen la explotación del servicio.

“Superamos un arranque con complicaciones por problemas del sistema de registro y reserva y desde la segunda semana la ocupación está en constante crecimiento”, confirma Micaela Blum, una de las socias de la empresa concesionaria. Los martes son días de recambio de pasajeros: este último ingreso fue con 210 sobre una capacidad de 240. “La devolución que hemos tenido es de mucha conformidad y lo llamativo es que muchos de los que llegan ya habían venido con el otro formato de asistencia estatal”, dijo a LA NACIÓN.

El complejo

El complejo de hoteles turísticos de Chapadmalal está declarado monumento histórico nacional. Tiene diseño del arquitecto Alejandro Bustillo y sufrió mucho el paso de estos más de 70 años de convivencia con la costa. Tuvieron una etapa de acondicionamiento hace 30 años, cuando se los utilizó como alojamiento de delegaciones de los Juegos Panamericanos 1995, disputados en Mar del Plata. En los últimos años se avanzó con otro plan de restauración. Algunos están listos y otros a medio terminar, con un futuro más que complicado para esas obras por las restricciones presupuestarias dispuestas por el gobierno nacional.

“Mi abuelo participó en la construcción, mis viejos también venían acá de vacaciones y yo me vine a vivir esa experiencia en un lugar que me parece retranquilo y seguro”, comentó Juan Pablo, de Boedo, que se acababa de instalar con su hijo, Máximo, y Bruno, el amigo al que invitaron para que lo acompañe.

El mecanismo de reserva y pago es exclusivamente vía web de la Secretaría de Turismo, Deportes y Ambiente. Los cupos se abren con dos semanas de anticipación a la fecha del check-in. Recibida la confirmación se habilita el voucher de pago. Ese dinero irá a arcas del Estado, que se quedará con el 25% para la administración y el mantenimiento del complejo. El resto lo reenviará al concesionario.

Las habitaciones son muy sencillas, modestas en dimensiones y mobiliario. Eso sí: están equipadas todas con sommier. Es un bonus que el complejo sumó durante la pandemia, cuando se lo acondicionó como un eventual centro de internación o de aislamiento. El mayor valor agregado, invaluable, es la vista al mar tanto desde las ventanas propias como desde las de los corredores del ala este.

Para mirar televisión hay que ir a la sala de estar, en la planta baja. El que quiere navegar por internet, al menos por ahora, se tiene que amigar con los datos de su propio teléfono. Todavía no se consiguió instalar el servicio inalámbrico, que llegará en algún momento de la temporada. Para entretenimiento también se suma un equipo de recreación para chicos y grandes y paseos guiados por la zona.

“Lo que se generó es que los huéspedes, en mayor medida los chicos, se estén reencontrando con juegos de mesa, metegol y otros entretenimientos bien distintos a las pantallas digitales”, destacó Blum.

Las reservas se gestionan en la página de Turismo Social y previo registro en la aplicación digital Mi Argentina. El servicio con pensión completa tiene desayuno, almuerzo y cena. Los dos últimos con entrada, plato principal y postre. Aparte se paga la bebida. Lo que hacen los huéspedes es comprar botellas grandes que, si no la terminan, pueden guardar en la heladera y tenerla a disposición y fresca para la siguiente comida. “Los menús son variados y abundantes”, insisten los concesionarios.

“Lo que se ha buscado con este giro es que los hoteles estén abiertos y disponibles, que el privado sea el que haga y que el Estado genere condiciones para que los huéspedes tengan el mejor servicio a un precio muy competitivo”, señaló Diego Juárez, administrador del complejo.

Aylén, Marcelo, Ángel y Mariel están descargando bolsos y a punto de ingresar. Son de La Plata, conocen el lugar solo desde afuera. “Vamos a probar la experiencia: el precio es bueno y la ubicación es inmejorable por la cercanía a la playa y tranquilidad”, coincidieron. Mariel suma un motivo más: “Me atrajo en especial por la historia, porque esto lo hicieron Evita (Duarte) y Perón (Juan Domingo), y lo importante es que se mantenga en condiciones y esté activo”, señaló.

“Es toda una novedad para mí porque ni siquiera conocía la zona, ella sí”, dice Emanuel, de José C. Paz, y señala a Joana, su esposa, mientras avanzan hacia recepción para que les asignen su habitación. “Pensamos en lo mejor para la nena y estar en un lugar de playa y seguros”, dijo sobre Isabella, que carga con su triciclo de plástico.

Los responsables del lugar, tanto la administración oficial como concesionarios, consideran que es un espacio que tiene enorme potencial si se lo recupera. Incluso más allá de la temporada de verano, ya que tiene una amplia oferta de alojamiento y está a menos de un kilómetro de un escenario deportivo cubierto, también de los tiempos de los Juegos Panamericanos, que se utiliza para competencias y eventos. Se entusiasman con la opción de recibir contingentes de egresados. También con que se convierta, quizás, en el receptor surftrip más grande del país. O que, en poco tiempo y con el fenómeno que vive Chapadmalal desde hace cuatro años, los turistas jóvenes lo elijan como una opción de alojamiento de verano.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/turismo-social-en-la-era-milei-sin-subsidio-ni-wifi-asi-funciona-hoy-el-complejo-de-hoteles-de-nid23012025/

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