Trabajó en la NASA, arrojó sangre al mar para probar si los tiburones podían olerla y lo que sucedió lo dejó atónito
Mark Rober tiene 44 años y es exingeniero de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés). En su canal de YouTube ya tiene 51 millones de suscriptores...
Mark Rober tiene 44 años y es exingeniero de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés). En su canal de YouTube ya tiene 51 millones de suscriptores y desde allí realiza todo tipo de experimentos. Sin embargo, esta vez decidió ir un paso más allá para comprobar si era verdad el mito que sostenía que los tiburones “enloquecían al oler sangre”. Para esto, se unió al reconocido biólogo marino y experto en buceo, Luke Tipple, y armaron una serie de pruebas.
Ambos se dirigieron en barco hasta el medio del océano, cerca de la costa de Bahamas. Allí, lanzaron lo que describieron como “un procedimiento de prueba sólido” para analizar qué harían los tiburones al oler sangre. Para esto, picaron distintos peces y luego los pusieron dentro de una licuadora para lograr obtener ese líquido. Al experimento sumaron también aceite de pescado y orina.
La zona elegida albergaba cientos de tiburones. A 50 metros de distancia de donde se encontraban los animales, colocaron tablas de surf que bombeaban dos litros de cada uno de estos líquidos. Ambos especialistas se encontraban a la distancia siguiendo lo que pasaba debajo del agua a través de cámaras resistentes. “No esperábamos eso”, aseguraron sobre el resultado.
A diferencia de las películas, estos animales reaccionaron de manera muy distinta. Lejos de “enloquecer”, durante los primeros diez minutos no hubo interacción cerca de ninguna de las tablas. “Es bastante interesante, hemos demostrado que si tienes un corte enorme y te desangras en el mar y hay tantos tiburones a unos 50 metros de ti, dicen ‘Nah’. Ya es un hallazgo interesante, ¿verdad?”, dijo el exingeniero de la NASA en su video.
“Uno pensaría que un poco de sangre y simplemente habría un enjambre masivo, pero ese no es el caso hasta ahora”, agregó. Pasados 20 minutos los animales comenzaron a acercarse. Algunos lo hicieron hacia el aceite de pescado y 41 tiburones lo hicieron hacia la sangre. La orina no recibió ninguna visita directa. “Hemos desacreditado otro de los mitos del surf”, aseguró Mark. Muchas personas creen que si este líquido amarillo queda entre el traje y el cuerpo del buzo, llamará la atención de este depredador marino.
El experimento tuvo una segunda etapa para comprobar si efectivamente la sangre humana es atractiva para los escualos o no. Para eso, Mark contrató a un experto en extracción de sangre, conocido como flebotomista, que hizo lo propio en él y en otros miembros de la tripulación.
En esta nueva ocasión, decidieron utilizar una mayor cantidad de sangre arrojada al agua en menor tiempo y lo hicieron con las tablas de surf en la zona del primer experimento, donde estaban rodeados de tiburones.
Nuevamente, los animales no reaccionaron. “Este no fue de ninguna manera un experimento perfecto, pero creo que es seguro decir cualitativamente que si ningún tiburón viniera a comprobar 15 gotas de sangre humana por minuto, en medio de aguas infestadas de tiburones, probablemente todo estaría bien con un pequeño rasguño”, afirmó Mark. “Quiero decir, ciertamente no habrá algún tipo de frenesí alimentario con una sola gota de sangre de todos los tiburones en un radio de una milla (1,6 kilómetros)”, cerró.