La última vez que San Lorenzo había ganado dos partidos consecutivos fue en marzo. Desde entonces pasaron muchas cosas en el Ciclón; la mayoría negativas, problemáticas. El despido de Rubén Insúa, la necesidad de vender a varios jugadores por las urgencias económicas, el pedido a Leandro Romagnoli para que se hiciera cargo de la emergencia, inhibiciones para inscribir refuerzos, las eliminaciones en la Copa Argentina y en la Libertadores, el cortocircuito entre el presidente Moretti y Ortigoza (encargado del fútbol profesional), la renuncia del secretario. Una decadencia sin interrupciones que tiene muy indignados a los hinchas, que se lo hacen saber a los dirigentes en cada encuentro en el Nuevo Gasómetro.

En medio de todo ese desbarajuste, San Lorenzo volvió a encadenar dos victorias al hilo tras cinco meses. Un respiro en medio de un clima asfixiante. Tras el 2-0 de hace una semana sobre Talleres, este domingo llegó el apretado y sufrido 2-1 ante Platense, en Vicente López. Lo más lógico hubiera sido un empate, sobre todo por la reacción del Calamar tras quedar 1-2, pero San Lorenzo no está para internarse en muchas disquisiciones futbolísticas, sino para valorar la bomba de oxígeno que significan estos tres puntos. Necesita recomponer el ánimo y salir de los últimos puestos de la Liga Profesional y la Tabla Anual.

“Hay que acostumbrarse a ganar”, dijo Romagnoli tras el partido, sobre la necesidad de desterrar el derrotismo que se instaló en los últimos tiempos. En esa búsqueda, un poco porque no le sobran variantes y otro tanto por el conocimiento que tiene de las inferiores, Pipi le está dando continuidad entre los titulares a varios juveniles. Sostiene en los laterales a los marcadores Oscar Arias y Elías Baéz, ambos de 19 años. Para el puesto de mediocampista central confía en Santiago Sosa (19). Y como volante interior, con la misión de soltarse al ataque, aparece Elián Irala (20), que en los triunfos seguidos dejó constancia de su muy buen remate de media distancia con sendos goles. A Talleres le marcó de zurda, junto a un palo, y a Platense de derecha, en un remate también esquinado, certero en su dirección.

En medio de la promoción de pibes de la casa, Romagnoli mantiene la puerta abierta para que el español Iker Munian (31 años) acepte la propuesta que le hicieron en la semana, tras una reunión de dos horas que ambos mantuvieron con el presidente Moretti: “Tuvimos una linda charla de fútbol. Nos contó que tiene ganas de estar en San Lorenzo. Ojalá se dé, nos puede dar la jerarquía que necesitamos”. El ex-Athletic Bilbao regresó a España y decidirá entre la oferta del Ciclón y otras del fútbol brasileño, qatarí y saudita. Si es por lo económico, San Lorenzo no compite.

Un par de penales para romper el sopor del primer tiempo. En varios pasajes, el partido pareció quedar atrapado en esa parcela del campo que no drenó debidamente las incesantes lluvias del viernes y sábado. Una pequeña laguna que hacía de metáfora de un desarrollo general empantanado, escaso de juego, flojo de ideas. Trabado desde el medio campo, donde a los dos les costó construir, hilvanar una secuencia de pases o al menos encontrar una hendija para filtrar una asistencia a los aptos para desmarcarse, como Leguizamón y Cuello en el Ciclón, y Mainero y Pellegrino en el Calamar.

Casi descartada de plano la posibilidad de generar ataques con asociaciones por adentro, a los dos les quedó el recurso del centro cruzado. A Leguizamón se le fue apenas desviada una definición tras un envío desde la izquierda de Reali. Pellegrino se despegó de los grandotes Campi y Romaña para conectar un cabezazo que pegó en la parte superior del travesaño. Poco más hubo en los primeros 45 minutos, salvo la circunstancia disruptiva de los penales.

San Lorenzo tuvo uno a favor tras la imprudencia de Iván Gómez, que cruzó a Cuello en una situación que distaba de ser peligrosa para Platense. Leguizamón puso el 1-0 en un encuentro que parecía sumido en la siesta dominguera. Platense, con la conducción de la dupla Gómez-Orsi, adoptó la fisonomía de equipo ordenado, tácticamente equilibrado y predispuesto a la lucha. Las intenciones ofensivas nunca deben comprometer los recaudos defensivos. Esa fórmula le viene redituando una cantidad de puntos que le abren un margen de tranquilidad en su objetivo de la permanencia.

El empate llegó por una acción puntual, más que por una tendencia. Picco, uno de los más criterioso con la pelota, interpretó el desmarque del juvenil Minerva, surgido de las inferiores. Gómez, en su apurada salida, le cometió penal, convertido por Pellegrino, que con seis tantos marcó más del 50 por ciento de los 11 de su equipo en el torneo.

Como el segundo tiempo se mantenía en el mismo tono, Romagnoli buscó variantes ofensivas con los ingresos de Vombergar (Cozzani le tapó a los pies un mano a mano) y Bustos. Reali cambió de banda, pasó a la izquierda. La mejoría de San Lorenzo pasaba por una ilusión óptica que se materializó en un remate desde fuera del área de Irala, al tomar un rechace de Picco.

Platense reaccionó inmediatamente y puso en apuros al Ciclón con tres situaciones claras de gol, un par a través de Pellegrino, con un cabezazo en un poste. Ya en el descuento, Nahuel Bustos armó un contraataque que Cozzani tapó ante la definición de Cuello. Alivio para San Lorenzo. Extendió a 13 partidos la racha sin derrotas ante Platense. Puso el destino de su lado mientras intenta salir a flote.