Esta semana recomendamos siete libros ilustrados para distintas edades: de una biografía de Ray Bradbury contada en veinte escenas a un libro poético que narra “las desastrosas consecuencias de la caída de una gota de lluvia”. Pasen y lean. Todos invitados.

Ray. 20 pasos para llegar a Marte, de Juan Dimilta y Santiago López (Calibroscopio). “Todo lo que hacemos, primero debemos imaginarlo”: la frase de Ray Bradbury da la bienvenida a los lectores de este álbum que rinde homenaje al autor de Fahrenheit 451. En tan solo veinte escenas, que incluyen textos breves, Dimilta recorre la vida del escritor, a quien admira, tal como cuenta en el epílogo: “Gracias por la magia”, le dijo una tarde de abril de 1997 cuando se acercó a pedirle que le firmara su ejemplar de Crónicas marcianas después de hacer fila durante cinco horas. Un libro genial para lectores de todas las edades.

Las desastrosas consecuencias de la caída de una gota de lluvia, de Adrien Parlange (Océano Travesía). Me fascinan estos libros de formato alargado y textos breves que invitan a los lectores a imaginar lugares, diálogos y subtramas. En este caso, tal como indica el maravillo título, el autor e ilustrador francés narra nueve situaciones que transcurren en la misma escena, que “ocurre al final de un día apacible”. Se ve a un joven pintando en un atril al lado de un árbol, sobre el árbol hay una nena sentada que recoge frutos en una canasta, hay también dos hombres y uno tiene una niña más pequeña a caballito. Las ilustraciones son, a primera vista, iguales; sin embargo, al pasar cada página aparecen personajes secundarios: un pájaro, una abeja, un perro. No les voy a contar cómo es el desenlace: solo les digo que se sucede una serie de “desastrosas consecuencias de la caída de una gota de lluvia”. Un libro para compartir con chicos y leer una y otra vez.

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Doble vida, de Ruth Kaufman y Marcos Farina (Pequeño Editor). De la colección Panzada de letras, pensada para primeros lectores, una excelente propuesta para los más chicos, que van a querer pasar rápido las páginas para descubrir qué aparece del otro lado. Es que hay objetos y situaciones que tienen doble vida: una escoba, por ejemplo, se usa para barrer, pero, también, para cabalgar; una bolsa de papel puede servir para guardar pan y, también, para hacer una marioneta. Y así. Solo hay que dejarse llevar por las frases y las ilustraciones para imaginar sin parar otras opciones.

Peque y Lolo, de Roisin Swales (Pípala). La ilustradora oriunda de Manchester que vive en Copenhague (Dinamarca) cuenta la historia de amistad entre los protagonistas, Peque y Lolo, que juntos forman un “equipazo”. Juegan, se divierten, buscan comida, comparten aventuras: hasta que un día Lolo se escondió de repente en su caparazón y Peque quedó desconcertado. Probó de todo para hacerlo salir. Pero hubo una sola cosa que funcionó. Descubran cuál fue.

¡Achís!, de Eugenia Román y Yanina Mamone (Gerbera). Un cuento ilustrado para pequeños lectores, ideal para estos días en los que todos (o casi) estamos resfriados. Mientras la protagonista se sorprende por lo que le sale de la nariz con cada estornudo, unos cuantos amigos la ayudan a armarse un equipo anti-frío.

La siesta, de Daniela López Casenave (Fondo de Cultura Económica). De la serie Los Especiales de A la orilla del viento, una historia familiar que transcurre durante unas ansiadas vacaciones en la playa. ¿Qué puede pasar si los padres quieren dormir la siesta y la hija, salir a jugar?

Me quedo con ustedes, de Smriti Halls y Steve Small (Catapulta Junior). Una historia divertida sobre la amistad protagonizada por tres animales: oso y ardilla son amigos y forman un dúo en perfecta armonía. El problema aparece cuando una gallina se quiere sumar a la banda para formar un trío de instrumentos. “Dos es compañía, ¿tres es multitud?”. Ya lo descubrirán.