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Operativo Independencia, sin relatos ni odios

Por iniciativa de antiguos soldados del Ejército que arriesgaron sus vidas para combatir a grupos guerrilleros insurgentes en los montes de Tucumán, se preparan actos en recuerdo de las acciones ...

Por iniciativa de antiguos soldados del Ejército que arriesgaron sus vidas para combatir a grupos guerrilleros insurgentes en los montes de Tucumán, se preparan actos en recuerdo de las acciones militares que tuvieron lugar a partir de febrero de 1975, conocidas como Operativo Independencia.

No ocultar el pasado nos reconcilia con el presente

Hace 50 años, en tiempos dominados por una irrefrenable violencia política, el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón dispuso “neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos” que actuaban en los montes tucumanos.

El propósito era ofrecer resistencia a los focos subversivos que el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) había sembrado en zonas rurales de la provincia cuna de la independencia. El instrumento que puso en ejecución la respuesta militar fue el decreto 261/75, firmado por la entonces mandataria de uno de los pocos países de la región que vivía en democracia, el 5 de febrero de aquel año.

El decreto por el que se disponía “neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos” fue dictado por María Estela Martínez de Perón en plena democracia

Eran tiempos en que la violencia se palpaba en el día a día. El ERP tenía como punta de lanza en la selva tucumana a la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez y las operaciones armadas se habían intensificado hasta mantener incluso el control de un tercio del territorio de la provincia. Las fuerzas irregulares producían copamientos de pueblos, con asesinatos de policías y civiles, y ataques a instalaciones militares. La guerrilla disponía retenes en las rutas para exigir peajes o detener a ciudadanos que eran considerados enemigos. El plan de las organizaciones guerrilleras contemplaba la toma del poder y, además, sus líderes habían anticipado la decisión de pedir en foros internacionales el reconocimiento de la zona ocupada en Tucumán como “territorio independiente liberado”.

A la par de la ofensiva de Montoneros en el trazado urbano del país, el ERP, de orientación marxista, se había consolidado como una amenaza al orden constitucional, aun antes de la asunción del tercer gobierno de Juan Domingo Perón. Bajo el liderazgo de Mario Roberto Santucho se constituía en el brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

En septiembre de 1973, el ERP atacó el Comando de Sanidad del Ejército y en enero siguiente intentó ocupar en una feroz refriega la guarnición militar de Azul, donde fueron muertos el jefe del Regimiento 10 de Tiradores Blindados, coronel Camilo Gay, y su esposa, y secuestrado el jefe del Grupo de Artillería Blindado 1, teniente coronel Jorge Ibarzábal, asesinado salvajemente meses después. Esa noche, vestido con el uniforme militar.

Los grupos guerrilleros producían copamientos de pueblos, con asesinatos de policías y civiles, y ataques a instalaciones militares

Perón pronunció un enérgico discurso contra la guerrilla por la cadena nacional de radio y televisión. Tras su muerte, en julio de 1974, la organización guerrillera había multiplicado su ofensiva. Planificó el copamiento del Regimiento 17 de Infantería de Catamarca, frustrado por la reacción del Ejército, y atacó la Fábrica Militar de Villa María, donde se nutrió de armas y secuestró al subdirector, teniente coronel Argentino del Valle Larrabure, ultimado a sangre fría en cautiverio. El 3 de diciembre de 1974 se produjo el atentado contra el capitán Humberto Viola, quien cayó junto con su hija de tres años en la capital tucumana.

El Operativo Independencia, conducido sucesivamente por los generales Acdel Vilas y Antonio Domingo Bussi, se extendió hasta mediados de 1976, meses después de que las Fuerzas Armadas tomaran el poder en todo el país. Los enfrentamientos se extendieron a distintos puntos de la provincia, siendo el combate de Manchalá, entre otros, uno de los más recordados. Entre febrero y diciembre de 1975, unos 55 miembros del Ejército y de la policía de la provincia murieron en enfrentamientos y atentados. A ellos hay que sumar los seis gendarmes fallecidos en el ataque de una célula de Montoneros al aeropuerto de la capital tucumana. Se estima que en las organizaciones guerrilleras llegaron a 160 muertos.

La convocatoria a no olvidar aquel derramamiento de sangre que sufrimos los argentinos hace medio siglo lleva implícito un llamado a superar las grietas. Los impulsores de los homenajes previstos para el 8 y 9 de febrero en Teniente Berdina –ciudad que recuerda a uno de los militares caídos– y Yerba Buena, con una vigilia frente a la Casa Histórica de la Independencia, va acompañada de un llamado a preservar la paz que garantiza la democracia.

La convocatoria a no olvidar aquel derramamiento de sangre que sufrimos los argentinos hace medio siglo es un llamado a superar las grietas

“Queremos mostrar que hubo una historia escondida que nadie quiso ver. Con dos bandos enfrentados y gente en el medio. Un baño de sangre que no tenemos que repetir”, fue la explicación del abogado y expiloto comercial Héctor Guillermo Sottovia, uno de los promotores de la iniciativa. “Venimos a correr el telón para hablar de la historia sin odios, ni revanchas. La única reivindicación que queremos es la reivindicación de la historia”, dijo, por su parte, Alfredo Manzur, procurador y comunicador local, que participó de las operaciones en 1975.

El contexto de aquella operación y el espíritu que anima la convocatoria actual se completa con un video difundido en redes. “Nos convocaron a pelear una guerra que no comenzamos para defender la democracia y la libertad. Pero tuvimos que seguir marchando todos estos años para sostener la verdad histórica. Nos quisieron borrar de las páginas de la historia”, se expresa, en abierto rechazo a la visión ideológica, económicamente interesada, errada y unidireccional que predominó durante los gobiernos de los Kirchner.

No hubo hasta el momento pronunciamientos del ministro de Defensa, Luis Petri, ni de las autoridades de las Fuerzas Armadas. Es de esperar que desde el Gobierno se transmita un mensaje orientado a la reconciliación y al reconocimiento de los esfuerzos que el país emprendió, en momentos aciagos, para enfrentar la barbarie subversiva en períodos en que regían la Constitución y la democracia. La política de revanchismo prevaleciente en los últimos años contaminó la visión de la Justicia sobre el Operativo Independencia y atribuyó delitos de lesa humanidad a varios de sus oficiales responsables que siguen recibiendo condenas.

Como ya señaláramos desde este mismo espacio, la actuación del Ejército en el Operativo Independencia no estaba aún contaminada por los procedimientos ilegales que ya entonces había comenzado a utilizar la organización paragubernamental Triple A.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/editoriales/operativo-independencia-sin-relatos-ni-odios-nid25012025/

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