Mabel Manzotti, una actriz de pura raza que empezó mintiendo, fue partenaire de Olmedo y llegó a ser diputada nacional
Fue una actriz de pura raza que dio sus primeros pasos en comedia y en revistas, y su ductilidad la llevó luego por otros caminos para lucirse también en dramas. Mabel Manzotti nació en Rosario,...
Fue una actriz de pura raza que dio sus primeros pasos en comedia y en revistas, y su ductilidad la llevó luego por otros caminos para lucirse también en dramas. Mabel Manzotti nació en Rosario, el 28 de julio de 1938 y pasó su primera infancia en Las Violetas, cerca de Pergamino y de la casa de sus abuelos, en pleno campo. Después se mudó con su familia a Valentín Alsina, y no fue un lugar elegido de casualidad sino que allí vivían los Sánchez, parte de la familia materna de Mabel, y entre sus integrantes estaba Roberto, quien luego sería Sandro de América. Trabajó con Alberto Olmedo y Jorge Porcel, hizo algunos pasos de vedette y comedia con Santiago Bal, decenas de películas y muchas obras de texto en casi todos los teatros de nuestro país. Falleció a los 73 años, el 25 de enero de 2012.
Primero siguió su vocación docente y durante muchos años ejerció como maestra. Trabajó también como asistente social y haciendo esa labor se reforzó la conciencia social que siempre tuvo. “Vi a mis semejantes, vi ojos asustados por el hambre, y de eso no me podré olvidar jamás”, contaba en alguna nota. Toda la vida había querido ser artista, pero en su casa no veían con buenos ojos el mundo del espectáculo y no la dejaban estudiar teatro, que era en realidad su gran sueño. Entonces, sin el consentimiento de su padre pero apañada por su mamá, se anotó en el Conservatorio Nacional de Arte Escénico. “Como mi mamá y yo imaginábamos que mi padre no me iba a dejar estudiar teatro, en vez de decirle que iba al Conservatorio de Arte Escénico, le decíamos que estudiaba historia y esa mentira duró un tiempo bastante largo”, solía recordar entre risas. Hasta el propio Alfredo Alcón fue cómplice cuando la convocaron para hacer El farsante más grande del mundo: “Tuvimos que hacer una tramoya y le dijo a mi padre que me habían visto en un acto escolar y que tenía condiciones”, se reía.
En 1953 tuvo una pequeña participación en la película de Julio Saraceni que protagonizó Lolita Torres, La mejor del colegio. Pero su gran oportunidad llegó cinco años más tarde, de la mano de Alfredo Alcón en la obra El farsante más grande del mundo. Entonces ya no paró. En el cine también hizo Blum, Vamos a soñar con el amor, ¿De quiénes son las mujeres?, Sola, El rey de los exhortos, Seré cualquier cosa pero te quiero, Besos en la frente, El regreso de Peter Cascada. Su última aparición en cine fue Más que un hombre, en el 2007.
Hizo mucho teatro musical: El novio, con José María Langlais y Luis Aguilé; Los fantásticos, con Luis Medina Castro; El dedo gordo, con Susana Rinaldi y Marty Cosens; Paren el mundo me quiero bajar, con Osvaldo Pacheco; Hello, Dolly!, de Daniel Tinayre y con Libertad Lamarque. Trabajó como vedette en el Maipo, junto a Norma Pons, Fidel Pintos y Jorge Porcel. “Yo venía de la comedia musical y en esa época había que mostrar las gambas. Pero me daba pudor que me viera gente del colegio donde todavía era maestra. Un día lloré y el empresario dijo: ‘Acá todas quieren salir con la malla desculada y esta llora’. Y ordenó: ‘cúbranla toda’. Fue muy gracioso”, contaba Manzotti. También hizo durante muchos años un unipersonal con el que recorrió el país, Más vale tarde que nunca. Y obras como Y por casa cómo andamos, Los ángeles de Vía Venetto, Yo estoy bien, La pipa de la paz, El alma de papá, Síndromes. “Creo que el teatro, además de entretener y divertir, tiene que cumplir lograr que el espectador piense y reflexione acerca de lo que vio. Justamente, esto de seguir enseñando, es un síndrome de mis años de maestra”, decía en las entrevistas.
En 1968 se sumó a las huestes de los hermanos Gerardo y Hugo Sofovich e hizo Vivir es una comedia, Musicomedias, El botón, con Alberto Olmedo. Y es allí donde apareció por primera vez su personaje Bochita, que le dio tanta popularidad que volvió a repetirlo en 1970 en Los ravioles de doña Dominga. También hizo con mucho éxito Gorosito y Sra, con Santiago Bal y Susana Brunetti, y allí popularizó una frase que la siguió durante muchos años: “Petuchini, ¡a casa!”. Luego hizo El chupete y varias ficciones, entre ellas Juan del Sur, La mujer del Cholo, Compromiso, Señoras y señores, Años más, años menos, Tiempo final. Su último trabajo en la televisión fue en 2008 en Vidas robadas, interpretando a la mamá del personaje de Carlos Portaluppi. “Soy una comediante con todas las letras. A lo largo de toda mi carrera siempre me propuse hacer reír, pero sin perder de vista el mensaje, la reflexión. Siempre es más difícil hacer reír que provocar llanto”, solía decir.
En un momento el trabajo en televisión mermó y ella hacía conjeturas sobre el motivo: “Mi representante dice que cuando muestra una foto mía actual, le responden que soy muy vieja para ser madre y muy joven para personificar a una abuela. Y yo no me pienso operar para hacer un programa de televisión. Eso lo tengo claro. Quiero que me acepten como soy y como estoy. Si me pinto un poco y con algunas luces, sé que engaño porque tengo ‘un buen lejos’”, festejaba.
Su interés por la justicia social la acercó a la política y llegó a ejercer el cargo de diputada nacional en reemplazo de Graciela Fernández Meijide, en 1999. Hasta 2001 propuso 70 proyectos, entre ellos, uno sobre la unión de la política educativa y el teatro. Se jactaba de su simpatía por el radicalismo y su apoyo a Raúl Alfonsín, de quien decía: “Lo respeto muchísimo, creo que es un gallego cabezón al que van a reconocer cuando no esté, porque el Juicio a las Juntas Militares no fue moco de pavo”. Luego de unos años, se alejó de la palestra: “Tengo ideas políticas, pero no me gusta la vida que hay que hacer para estar adentro”, admitió en ese momento. “Doy todo lo que tengo siempre. No sé si es mucho o poco, pero es mi manera”.
Estuvo casada durante la década de 1960 con el actor y autor Norberto Aroldi, de quien se separó 10 años después. Tuvieron un hijo.