POSADAS, Misiones.- Ayer se publicó en el Boletín Oficial la resolución 144/2024 por la cual el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) abre el proceso para renovar su directorio de 12 miembros. La resolución fijó un plazo de 45 días para que las entidades que representan a la producción, la industria, las cooperativas, los tareferos o los secaderos presenten sus papeles, con personería jurídica, balance y otros documentos al día.

El INYM tiene 12 directores. El presidente (elegido por el gobierno nacional, hoy sin nombrar a su representante), un director por Corrientes (Claudio Anselmo), un director por Misiones (Ricardo Maciel), dos directores por la industria (Germán Horrisberger y Joaquín Comas), uno por los secaderos (Alejandro Lucero), dos por las cooperativas (Denis Bochert, Danis Koch), uno por los tareferos (Carmelo Rojas) y tres directores que representan a la producción (Jonás Petterson, Claudio Hacklander y Nelson Dalcomo). A su vez, hay 12 directores suplentes, cuya función es reemplazarlos si se ausentan.

En 9 de los 12 directores la elección es prácticamente una formalidad, porque las cooperativas, secaderos o industria están bien organizados en pocas entidades. En el caso de los tareferos, por estatuto del INYM lo designa el gremio rural Uatre. Pero el proceso eleccionario es especialmente importante en el caso de los 6 directores que representan a la producción (3 titulares y 3 suplentes).

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Y esta renovación de autoridades es especialmente clave ya que, tras 22 años, el mercado yerbatero se desreguló con el megaDNU del presidente Javier Milei y el INYM perdió las potestades para regular precios de la materia prima. Desde comienzos de año, cientos de productores chicos se la pasan reclamando en rutas, asambleas, despachos en Buenos Aires, medios de comunicación y no encuentran forma de canalizar sus demandas en el INYM, el organismo que debería representarlos.

Ahora que se presenta la oportunidad de designar a directores en el INYM, los productores chocan con otra realidad: no hay ninguna entidad representativa y las que están habilitadas para designar un representante son consideradas “sellos de goma” o agrupaciones casi unipersonales o de un grupo de yerbateros sin organización administrativa o institucional.

Los requisitos para participar de la elección son: personería jurídica actualizada, emitida por organismo pertinente, acreditando que se encuentra al día con la documentación exigida, memoria y balance aprobados y auditados por Consejo Profesional, actas de designación de autoridades y aprobación de estados contables. Pero el requisito más importante es el de tener una antigüedad mínima de 4 años. Una vez que los requisitos están avalados por el INYM se fija una fecha y se reparten entre las entidades que se anotaron las 6 sillas del directorio (3 titulares y 3 suplentes) por acuerdos entre las partes o, eventualmente, por votación entre las entidades.

Los requisitos que impone el INYM prácticamente dejan afuera a varias agrupaciones que se constituyeron casi espontáneamente en los últimos meses. “Hay mucha gente nueva que queda afuera, y viene con mucha fuerza y muchas ganas, este esquema no nos sirve”, le dijo a LA NACION Julio Petterson, histórico dirigente de Andresito. “Todos tenemos un tiempo y es bueno el recambio”, agregó Petterson. Ayer el INYM desplazó a Jonás Petterson, hermano de Julio, porque trabajó durante años como asesor de su hermano diputado provincial por la Renovación y como director del INYM por la producción. El estatuto del INYM exige que los directores del sector privado no sean funcionarios.

“Estas son las reglas con las que tenemos que jugar, lamentablemente no podemos cambiarlas”, se lamentó Cristian Klingbeil, extitular de APAM y exdirector del INYM por esa entidad. APAM (Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones) es una asociación que cuenta con referentes reconocidos como Klingbeil, Hugo Sand o Carlos Ortt. Sin embargo, es una entidad “de papel” que no llega a 40 asociados, sin fondos, local o mínima organización administrativa. En similares condiciones o aún más precarias están otra docena de entidades.

Organizaciones como la Federación Agraria Argentina filial Misiones, Asociación de Productores Yerbateros Chimiray, Centro Agrario Yerbatero Argentino (CAYA), Asociación Ruta Yerbatera Argentina (ARYA), Asociación de Productores de Alto Uruguay, Asociación Productores Yerbateros del Norte (ACPYN), Asociación de Productores de Zona Centro (APZC), Asociación de Plantadores del Nordeste Argentino (APNEA), Asociación Civil Agrícola Ganadera y Forestal de la Zona Sur (AAGyFSUR) o Movimiento Agrario Misionero (MAM) estarían habilitadas para anotarse en el registro de entidades y participar en la elección. En el INYM no informaron con exactitud cuáles de estas asociaciones están vigentes y cuáles están inactivas.

El caos y la desorganización de los pequeños productores les juega a favor a los compradores de materia prima, un grupo de media docena de grandes firmas con gran poder para fijar precios, afirmaron en el gobierno de Misiones, defensor de la regulación yerbatera.

“Los que liquidaron el INYM con el DNU 70/23 lo pensaron muy bien y decidieron no eliminarlo del todo para asegurarse de que no resurja”, le dijo un industrial yerbatero a LA NACION. El razonamiento del industrial es que si lo hubieran eliminado le hubieran dado a los pequeños productores un motivo por el cual aglutinarse y luchar en lugar de pelearse entre ellos. Esto es lo que sucedió 32 años atrás cuando el gobierno de Carlos Menem liquidó la CRYM (Comisión Reguladora de la Yerba Mate) y tras 10 años de mercados desregulados y precios bajísimos por la hoja verde los pequeños productores dejaron de lado sus diferencias y marcharon a Posadas en una histórica protesta que derivó en la creación del INYM.