Provengan de América Latina, África, Europa o Asia, los nuevos habitantes de Estados Unidos con el tiempo empiezan a ver los lugares que dejaron como lejanos y ajenos, mientras que asumen a Norteamérica como su nueva identidad, independientemente de si logran alcanzar el llamado sueño americano.

El periodista Ray Suárez, conocido por su trabajo en PBS y NPR y autor destacado, ilustra este proceso en su reciente libro sobre cómo se siente convertirse en estadounidense en el siglo XXI, titulado “Estamos en casa”. “Es un amor moderado por la experiencia”, explicó Suárez en una charla reciente en GBH, coordinada por el periodista Jorge Quiroga y organizada con el apoyo de GBH WORLD, Latino Equity Fund en The Boston Foundation, Conexión, Barr Foundation y GBH Forum Network.

“Estas son personas que sienten gratitud hacia Estados Unidos y, en muchos casos, se asombran de lo que pudieron lograr”, señaló Suárez. En el evento, Quiroga conversó con Suárez y un panel de expertos sobre la experiencia de los inmigrantes latinos en este siglo. La charla, titulada “El factor latino: camino hacia la prosperidad”, abordó las emociones ligadas a la inmigración y los obstáculos que enfrenta este grupo en términos de vivienda, empleo, educación y avance político.

Obstáculos para la prosperidad de los latinos en Estados Unidos

El panel, que duró 90 minutos, incluyó intervenciones de Rosalin Acosta, exsecretaria de Trabajo de Massachusetts; Gonzalo Puigbó, director de la Somerville Community Corporation; Lorna Rivera, directora del Instituto Gastón de la Universidad de Massachusetts Boston; y Evelyn Barahona, vicepresidenta de la Cámara de Comercio Hispana de Estados Unidos.

Quiroga preguntó a Suárez sobre el porqué existe cierta inclinación en el público hacia un político como Donald Trump, que en ocasiones emite comentarios denigrantes sobre la comunidad latina. Suárez explicó que, a diferencia de otros grupos de inmigrantes que llegaron en oleadas definidas, la inmigración latina fue constante durante más de un siglo y muchos son estadounidenses desde hace generaciones, por lo que no todos comparten los mismos puntos de vista.

Para algunos latinos que llevan generaciones en el país, no existe un sentido automático de camaradería con los recién llegados. Hay diferencias marcadas en idioma, clase, nivel educativo y grado de integración cultural. Esta disparidad se traduce en diversas posturas políticas, y algunos ven en líderes fuertes y firmes algo admirable, sin considerar que sus declaraciones puedan afectar a otros inmigrantes.

Cambios en las oportunidades de integración para inmigrantes recientes

Los obstáculos de integración hoy son mayores en comparación con épocas anteriores, donde un inmigrante podía establecerse en el país con relativa facilidad si pasaba algunos filtros básicos de salud o legales. En la actualidad, el elevado costo de la vivienda y la dificultad para alcanzar un nivel de vida de clase media sin una educación superior o capacitación especializada se volvieron obstáculos importantes.

Además, la desaparición de empleos industriales bien remunerados, como aquellos en las acerías del sur de Chicago y Gary, Indiana, ocupados en su mayoría por inmigrantes mexicanos, relegaron a muchos inmigrantes a empleos de baja remuneración en el sector servicios. Aunque los latinos aportan unos US$ 3,6 billones al PIB de Estados Unidos, persisten grandes disparidades en niveles de educación, riqueza e ingresos respecto a otros grupos.

La realidad de los inmigrantes en Massachusetts

Rivera destacó las dificultades que enfrentan muchos inmigrantes centroamericanos en Massachusetts, quienes llegaron como refugiados o desplazados. Incluso, algunas comunidades como los dominicanos y puertorriqueños que llevan generaciones en el estado continúan enfrentando altos niveles de pobreza, exacerbados por los altos costos de vivienda, que en Boston alcanzan los US$2.300 para un alquiler promedio.

Gonzalo Puigbó, director de la Somerville Community Corporation, intentó desde hace años enfrentar esta crisis de asequibilidad. Aunque logró estabilizar las finanzas de la organización, reconoce que el mercado inmobiliario sigue siendo una barrera considerable para la construcción de viviendas asequibles. Su organización gestiona 340 unidades de vivienda asequible, de las cuales más del 50% están ocupadas por latinos.

Iniciativas para enfrentar los desafíos de vivienda y educación

La conversación sobre los recursos públicos para enfrentar la crisis de vivienda y otros desafíos fue central en el evento. Rivera celebró las iniciativas de educación superior pública gratuita, que podrían transformar el acceso a la educación universitaria. Proyectos como el acceso gratuito a los colegios comunitarios en Massachusetts y la posibilidad de ofrecer matrículas estatales a los inmigrantes, ayudarían a nivelar el campo de juego, facilitando el acceso a una educación de cuatro años en instituciones como UMass Boston.

Acosta señaló que para los latinos con mayor nivel educativo, el avance hacia puestos gerenciales sigue siendo un reto complejo. En su opinión, el progreso en este aspecto implica tanto políticas públicas como un compromiso real por parte de los empleadores para capacitar a sus empleados.

El apoyo a la educación, la construcción de viviendas, la creación de empleos y la contratación diversa, señaló Suárez, requiere una actitud más favorable hacia los inmigrantes. Afirmó que estos, lejos de ser una amenaza, aportan energía y vitalidad a la economía y la cultura estadounidenses. “Sí, los inmigrantes cambian a Estados Unidos. Pero Estados Unidos también los cambia a ellos”.