ATLANTA.- El presidente de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, votó este lunes en el estado de Delaware en unas elecciones en las que le hubiera gustado ver su nombre en la boleta.

Tras una creciente presión dentro de su propio partido y cuestionamientos sobre su edad, en julio, Biden, de 81 años, cedió el liderazgo a su vicepresidenta, Kamala Harris.

Casi 43 millones de estadounidenses han votado ya por anticipado, al igual que Biden, que lo hizo en la localidad de Wilmington (nordeste), cuando faltan ocho días para las elecciones más reñidas de la historia contemporánea de Estados Unidos.

La aptitud mental se ha vuelto un punto clave de ataque en la carrera por la Casa Blanca. Harris, de 60 años, anunció este lunes que se someterá a un test cognitivo en respuesta a un ataque de Donald Trump, de 78, a quien también desafió a hacerse uno.

La exfiscal, que aspira a ser la primera mujer negra en la presidencia de Estados Unidos, sostiene que su rival muestra signos de estar “cada vez más desquiciado” y lo considera incapaz de liderar al país. Trump, candidato por tercera vez a la Casa Blanca, la calificó de “estúpida con coeficiente intelectual bajo”.

Las encuestas reflejan un empate técnico entre ambos candidatos. Esta semana, la campaña se concentrará en los siete estados que probablemente decidirán el resultado: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia, Carolina del Norte, Arizona y Nevada. Harris y su compañero de fórmula, Tim Walz, recorrerán cada uno de ellos.

La vicepresidenta comenzará este lunes en Michigan, donde enfocará sus esfuerzos en atraer el voto de los trabajadores y de una parte de la comunidad musulmana y de origen árabe, quienes se oponen al apoyo de Estados Unidos a los conflictos de Israel en Gaza y el Líbano.

Trump irá a Georgia para reunirse con pastores y líderes religiosos y dar un mitin en Atlanta, la capital de este estado sureño. El republicano ha contado con el apoyo de los cristianos evangélicos en sus anteriores campañas.

El desplazamiento a Georgia llega precedido por la polémica.

Su equipo de campaña tuvo que distanciarse de unos comentarios realizados el domingo por un humorista invitado a un mitin en el Madison Square Garden de Nueva York.

Además de burlarse de los latinos diciendo que “les encanta hacer bebés”, el humorista Tony Hinchcliffe afirmó: “Hay una isla flotante de basura en medio del océano en este momento, creo que se llama Puerto Rico”.

“Esta broma no refleja la opinión del presidente”, afirmó por su parte una de las portavoces de Trump.

Lejos de disculparse el humorista acusó en las redes sociales a los críticos reprochándoles que “no tienen sentido del humor”.

El hijo y asesor de Trump, Don Trump Jr, lo respaldó.

A pesar de ser ciudadanos estadounidenses, los puertorriqueños no pueden votar en las elecciones presidenciales, al igual que los ciudadanos de otros territorios como las Islas Vírgenes, las Islas Marianas del Norte, Samoa Americana, Guam o las Islas Ultramarinas Menores. Sin embargo, pueden ejercer su voto si residen en alguno de los 50 estados o en el Distrito de Columbia.

Y Pensilvania, estado crucial para las elecciones, cuenta con medio millón de puertorriqueños.

Harris aprovechó la controversia, prometiendo en un video “dibujar un camino nuevo y feliz hacia el futuro” para Puerto Rico.

Agencias AP y AFP