Es colombiana, escapó de las FARC y montó un negocio $7 millones de dólares y con 98% de empleados latinos
Oriunda de Cajicá, Colombia, una ciudad de las afueras de Bogotá, Margarita Womack llegó a Estados Unidos junto a su familia huyendo de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Co...
Oriunda de Cajicá, Colombia, una ciudad de las afueras de Bogotá, Margarita Womack llegó a Estados Unidos junto a su familia huyendo de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Comenzó a estudiar biología en Nueva Orleans y continuó haciéndolo hasta doctorarse en Princeton en Biología y Ecología Evolutiva, pero encontró verdadero sentido en su vida cuando se convirtió en emprendedora y creó una empresa de empanadas colombianas en Maryland.
En Cajicá, sus padres eran dueños de un restaurante, pero Margarita nunca se había interesado en la gastronomía, aunque como ella misma relata en el blog de su empresa, creció jugando en la cocina de su padre con los sabores de la comida colombiana típica, como bandeja paisa, sancocho, arroz con pollo, arepas y por supuesto empanadas.
Cuando la familia empezó a sufrir amenazas por parte de la guerrilla de las FARC, decidieron emigrar. “Era la época de la pesca milagrosa”, recuerda Margarita. “Entraban a un restaurante y si tenías cara de tener dinero te llevaban con ellos. Tengo dos amigos a quienes secuestraron”. Cuenta que su madre se negó a pagar a la guerrilla y las amenazas aumentaron. También el miedo. La imposibilidad de escapar de esa pesadilla llevó a su familia a hacer las maletas y abandonar el país.
De la universidad a Maspanadas“Aprendí desde muy joven que la comida no es solo combustible para el cuerpo, sino una oportunidad para saborear la vida”, explica la colombiana en su web. Con ese antecedente, después de 4 años de dedicarse a la docencia, desilusionada por las dificultades para dedicarse a la investigación científica, decidió abandonar su incipiente carrera profesional y fundar junto a su esposo Andy lo que hoy es Maspanadas.
“Andy es nativo de Virginia y un verdadero entusiasta de la comida, con una pasión tanto por el arte como por la ciencia de la cocina. Al combinar mis raíces de comida latina, la pasión de Andy por la cocina estadounidense moderna, y muchas pruebas, nació Maspanadas”, cuenta Margarita.
En su etapa inicial, que se prolongó por 2 años, entre 2017 y 2019, Maspanadas funcionaba en Union Kitchen, una incubadora en Washington con un solo empleado, un chef salvadoreño, y en 2019 se mudaron a Rockville, en Maryland.
A partir de allí comenzó otra historia: solo en un año duplicaron su tamaño y continuaron creciendo hasta llegar a los 100 empleados que tienen actualmente, para producir 13 toneladas de empanadas a la semana, que se venden en grandes cadenas de supermercado como Costco, Giant, Balducci y Whole Foods.
Mayoría de latinos y mayoría de mujeresEl 98 % de las personas que trabajan en Maspanadas son de origen latino y el 90% mujeres, “la familiaridad con el producto y el idioma español fueron los principales alicientes para atraer a los migrantes”, explica Margarita en una entrevista con el diario El País de España.
“Creemos en empoderar a las personas para que descubran su verdadero potencial, fomentando la confianza y la seguridad en sí mismas tanto en los esfuerzos personales como profesionales. Al reconocer la importancia de las acciones y decisiones de cada uno, inspiramos impactos positivos en sus vidas” confirma Womack desde la web.
Justamente, ese compromiso por generar un impacto positivo en las personas llevó a Margarita a fundar a principios de diciembre de 2023 la Fundación Latin Goodness, una organización sin fines de lucro que, según explica, “se dedica a empoderar a nuestros empleados, con un enfoque especial en las mujeres inmigrantes, sus familias y las comunidades a las que llaman hogar. Creemos que a través de esfuerzos colectivos, podemos crear un cambio duradero”.
Como primera acción de esa iniciativa lanzaron un programa de clases de inglés con el objetivo de capacitar al equipo “para que lleve una vida mejor en su nuevo hogar”.
Además de las lecciones de inglés desde la Fundación planifican dar charlas sobre temas prácticos: desde cómo abrir una cuenta en el banco hasta cómo tener una dirección de correo electrónico, y si todo marcha bien, crear un espacio para el cuidado de los hijos pequeños porque ninguno de sus empleados cuenta con familiares con quien dejarlos mientras trabajan, destaca Margarita en su charla con El País.
“Yo tuve mucha suerte, se me abrieron muchas puertas, pero eso no le pasa a la mayoría”, reconoce esta empresaria colombiana, que logró hacer realidad el sueño americano, pero quiere que muchos más puedan alcanzarlo.