Elige tu propia aventura, una novela escrita para la generación que no duerme sin ansiolíticos
En ósmosis con la casa, mientras se descascaran las paredes, a Gabriel se le cae la piel: primero un poquito, apenas un lamparón que el médico diagnostica como dermatitis y después, lonjas ente...
En ósmosis con la casa, mientras se descascaran las paredes, a Gabriel se le cae la piel: primero un poquito, apenas un lamparón que el médico diagnostica como dermatitis y después, lonjas enteras que se deshacen en el desagüe de la bañera. Su cuerpo se desintegra. Gabriel es el narrador de Brat, la primera novela del joven escritor inglés Gabriel Smith recién publicada acá, uno de esos libros que se están comentando mucho entre quienes leemos mucho, también: inclasificable y adictiva (“es que es imposible, por eso es tan interesante”, se describe en una de sus líneas), es una versión adulta de Elige tu propia aventura sin agentes secretos contra los nazis ni ovnis 54-40, escrita para la generación que no duerme sin ansiolíticos.
Al borde de los 30, el tal Gabriel vuelve a la casa de su infancia en las afueras de Londres por la muerte de su padre: le toca vaciarla para venderla, aunque no quiera. Mientras tanto, ordena los papeles de su familia, visita a su madre internada en un asilo, discute con su hermano, extraña a su exnovia, gambetea a su editor y se despelleja, se despelleja…
A medida que hurga en el pasado, Gabriel encuentra que en la vida familiar hubo dilemas del tipo “si entras a la casa, pasa a la página 40; si sales, pasa a la página 66″. ¿Y si el multiverso no fuera un berretín de los superhéroes sino un mundo paralelo palpable y visible con todo lo que pudo ser y no fue? Muy original en prosa y estructura, en Brat se superponen distintas piezas narrativas, como los cuentos que escribía su madre o los guiones de su padre, y en uno de estos un personaje dice a otro: “Hay un universo en el que en este momento te doy un beso. Podría elegir vivir en ese universo”.
Si es cierto que la Historia es lo opuesto a la memoria, porque cada vez que uno recuerda algo lo está reescribiendo, esta novela sobre el duelo ofrece un consuelo esperanzador porque encuentra la manera de mantener vivos a los que queremos y se fueron. Como testimonio de época, la abuela de Gabriel le dice: “Siento que en el afán de no perder nada lo que nos estamos perdiendo es la pérdida. Y nos estamos olvidando de cómo recordar”.
En su año del pensamiento mágico, Gabriel descubre que cuando alguien muere la gente compite para adueñarse de la historia de esa persona: los demás quieren que sus recuerdos sean los verdaderos recuerdos, pero lo importante es no permitir que contaminen los recuerdos propios. En cada duelo hay confusión, tristeza, amor y desamor, pero no existen fórmulas de autoayuda que eviten el trámite. Es imprescindible pasarlo. Un viejo pensador dijo que una persona siempre muere dos veces: cuando efectivamente deja de respirar y cuando es nombrada por última vez.
La eternidad está en la narración. El padre de Gabriel, como cualquier otro, seguirá vivo de alguna forma cada vez que se lo nombre en una sobremesa. Se dijo que Smith comparte algo de ADN con Bret Easton Ellis (para el poeta Jordan Castro, “la prosa de Smith es como si Joan Didion y Shirley Jackson se hubieran tomado un Xanax y usado internet”). En su elegía sobre el dolor, el duelo y la memoria, el subtítulo del libro tiene menos de sobrenatural que cualquier fábula familiar donde el rabillo del ojo vislumbre de un modo fugaz al que ya no está: “Una historia de fantasmas”.
ABCA.El duelo es uno de los temas humanos más estudiados en la Historia y no solo tiene factores emocionales sino también físicos y cognitivos.
B.En su libro On Death and Dying, la psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross estableció sus fases: negación, enojo, negociación, dolor y aceptación.
C.Según la literatura médica, cuando el duelo se extiende por más de uno o dos años el paciente puede sufrir depresión crónica y necesita tratamiento.