Usaron excelentes trucos de decoración para integrar lo nuevo y lo viejo en su departamento de 1912
Amor y humor son dos elementos que no pueden faltar en cualquier hogar que construyan Juan Augusto Laplacette, psico...
Amor y humor son dos elementos que no pueden faltar en cualquier hogar que construyan Juan Augusto Laplacette, psicólogo e ilustrador, y Mariano Daniel Manzi, licenciado en Ciencias de la Comunicación y ceramista en sus ratos libres. También es imprescindible una cuota de antigüedad. Tras haberse mudado más de una vez, confiesan que les gusta “elegir departamentos con historia, respetar su legado constructivo y montar sobre ellos una selección afectiva de objetos diversos, que responden a elecciones personales y que dialogan entre sí de manera divertida, a través de mucho color y eclecticismo”.
Cargada de personalidad, esta tercera obra que pensaron juntos –cuya parte técnica fue ejecutada por la arquitecta Carolina Gurovich– ha recibido los aplausos de cada uno de sus invitados. Por su parte, el restaurador Fermín Rovira, tan apasionado como los dueños de casa, se ocupó de reconstruir algunos mosaicos calcáreos del pasillo que habían sido dañados en obras anteriores.
Cuando los elementos entran en una relación lúdica, se teje entre ellos un sentido compartido, al tiempo que cada uno puede mantener su singularidad y sorpresa. Si la decoración es predecible, en cambio, el juego acaba rápidamente.
Juan Augusto Laplacette y Mariano Daniel Manzi, dueños de casa
Primeras aproximaciones al interiorismo“Nos iniciamos en el mundo de la decoración para darle vida a un departamento chico donde pasamos la pandemia, y hemos recibido mucha validación externa. No solo de allegados, sino también de quienes compraron nuestras dos últimas propiedades, que nos pidieron dejar todo tal cual estaba”, dicen, motivados a seguir destinando espacio personal para transitar este camino, que ambos habían relegado en su adolescencia.
Y su interés por la disciplina se hace evidente puertas adentro: “A este edificio lo construyó en 1912 el arquitecto Julián García Núñez . La enorme casualidad es que también es autor de nuestro anterior edificio, en Balvanera. Viendo que las fachadas eran parecidas, acudimos a un libro suyo y descubrimos la coincidencia de autoría. Eso facilitó el duelo y la mudanza”.
“La mesa redonda con tapa de pergamino genera dos contrastes notables: uno con el ambiente, cuadrado; el otro, con las sillas y el espejo de metal, cuya materialidad fría choca con la calidez del piso y del cuero”.
La elección de una lámpara con forma de moño alude a la idea de celebración.
Una cocina que reconstruye su historia“Siempre elegimos departamentos de muchos años para vivir y, al refaccionarlos, procuramos cuidar y revalorizar su historia arquitectónica, restaurando los pisos de pino tea, calcáreos, marcos, aberturas y molduras. Nos dimos cuenta hace poco, después de ocho años juntos, de que los dos evaluamos estudiar arquitectura antes de elegir nuestras carreras definitivas”, comparten con auténtica sorpresa.
“Cuando no tenemos la posibilidad de restaurar un objeto antiguo, lo usamos como base para pensar lo nuevo y generar puentes de conexión. Acá, por ejemplo, las alacenas copian la distribución vidriada de la ventana original, y su color responde al piso calcáreo”.
Dos espacios de trabajo“Vamos coleccionando obras de artistas que nos gustan, como Daniela Albert y Cristian Turdera, entre otros, así como ilustraciones y esculturas que traemos de viajes. Hay muchas referencias a Nueva York, que es una ciudad que visitamos mucho: una alcancía, una latita de café, el reloj Kit-Cat traído del MoMA...”., cuentan los dueños de casa, respecto de la amplia colección de arte que tienen distribuida por los ambientes.
Bien sectorizado, el estudio de Juan Augusto funciona como su consultorio y también como el búnker creativo donde escribe e ilustra libros infantiles.
–¿Cómo es su proceso de búsqueda y selección de muebles y objetos?
–Solemos navegar por Mercado Libre, pero con algunos trucos. Uno de ellos, que tomamos de la cantante de rock Marilina Bertoldi, también obsesionada con lo antiguo, es pensar cómo escribiría la persona que vende el producto. En general, es alguien mayor, que usa muchos adjetivos y diminutivos como “hermosa”, “bellísima”, “silloncito”, “mesita”. Buscando de esa manera, van apareciendo publicaciones y joyas perdidas. También recorremos algunas casas de antigüedades del Microcentro. Por último, lo que no conseguimos hecho, buscamos re- construirlo con materiales de buena calidad y detalles acorde: a las bibliotecas celestes del living, por ejemplo, las diseñamos pensando en las molduras y marcos del departamento.
–¿Ustedes mismos los restauran?
–¡Sí! Ya somos expertos en virutear, ¡ja!. No solo diseñamos lo nuevo, sino que lijamos y damos color a lo que vamos adquiriendo, desde los muebles más grandes hasta los artefactos más chicos. La lámpara colgante del dormitorio era blanca y la pintamos a rayas para que no se perdiera en la gran altura, por ejemplo.
–¿Cómo mantienen el orden entre tantas cosas?
Somos los dos prolijos y no tenemos mascotas ni hijos que desordenen . Además, paradójicamente, el hecho de que tengamos tantos elementos exhibidos hizo que cada pieza se ganara un lugar “coherente” y te invite a no moverla de ahí. Cada ángulo de la casa podría estar siempre listo para una foto.
“Aventurarnos en el uso del color es nuestra estrategia para vincular objetos de tamaños, formas, épocas y materiales diferentes”.
“La composición de cuadros es parte de la heterogeneidad que atraviesa toda la propiedad. Son artistas de diferentes épocas, lugares y técnicas, reunidos en un mismo lugar”
El sector privado“Como el placard es enorme (mide 4x3m de alto), lo dejamos sin pintar, para que no llamara tanto la atención. Los toques los dimos con los textiles, la lámpara colgante y el zapatero azul”.
“A Mariano no le gusta la ropa a la vista, así que negociamos poniendo un mueble zapatero con puertas vidriadas”, revela Juan Augusto.
En continuidad con la araña roja y blanca del dormitorio, las cortinas de baño, también rayadas, hacen alusión a la carpa de un circo.