El impacto por el spot. “Estábamos silenciados desde hace mucho tiempo”, dijo la hija del capitán asesinado por la guerrilla
“Después de muchos años, nos dieron un espacio a mi familia y a las víctimas del terrorismo, que estamos silenciados desde hace mucho tiempo. En Tucumán se conoce mi historia, pero en la Arge...
“Después de muchos años, nos dieron un espacio a mi familia y a las víctimas del terrorismo, que estamos silenciados desde hace mucho tiempo. En Tucumán se conoce mi historia, pero en la Argentina no”. Movilizada por el impacto de su participación en el spot oficial que difundió el gobierno de Javier Milei por el Día de la Memoria, María Fernanda Viola, de 54 años, espera que el mensaje contribuya a superar la grieta y que las víctimas de ambos lados se puedan abrazar algún día.
El video oficial relata los detalles y el contexto del atentado contra su padre, el capitán Humberto Viola, asesinado a balazos junto a su hija María Cristina, de tres años, por una célula del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en Tucumán, a fines de 1974. El caso, producido en democracia, más de un año antes del golpe militar, y del que se cumplirán 50 años el 1 de diciembre, se encuentra ante una instancia decisiva en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La familia pidió al organismo que el hecho sea considerado un crimen de lesa humanidad y puedan ser juzgados sus autores directos y mediatos.
El presidente Alberto Fernández desestimó a fines de 2022 el reclamo ante la CIDH, pero los abogados de la familia Viola objetaron la respuesta. El trámite sigue su curso y la causa podría tomar un giro si la gestión de Javier Milei cambia la postura del gobierno argentino, con el argumento de que en el país se vivía en ese tiempo una “guerra revolucionaria”, como sostuvo en la campaña y ratificó el en spot oficial del domingo.
“Estamos frente a una oportunidad histórica”, resumió a LA NACION el doctor Javier Vigo Leguizamón, abogado de la familia, en una causa que bregó hasta su muerte la señora María Cristina Picón de Viola viuda del militar y madre de la niña asesinada y de María Fernanda, la damnificada que presentó su testimonio en el spot.
El planteo de los Viola apunta principalmente contra los autores mediatos del crimen, entre los que mencionan a Luis Mattini, el sucesor de Mario Santucho en la conducción del ERP. Luis Mattini era el nombre de combate que usaba Juan Arnold Kremer. Implicado también en el secuestro y asesinato del militar Argentino del Valle Larrabure, el dirigente guerrillero presentó una autocrítica en el libro “Los perros. Memoria de un combatiente revolucionario”, al admitir que participó de la planificación del atentado y de una evaluación posterior, en la que Santucho mostró su indignación por la muerte de la criatura.
El spot fue interpretado como una arriesgada ofensiva del gobierno de Milei en su política de derechos humanos, en momentos en que al mismo tiempo enfrenta la necesidad de captar votos de la oposición, incluso del kirchnerismo, para que prosperen distintas iniciativas propias en el Congreso.
“Queremos que la historia se cuente en forma completa. Hay víctimas de los dos lados y nosotros estuvimos silenciados muchos años”, señaló María Fernanda Viola, que en el atentado de 1974 tenía cinco años y fue herida de gravedad. Con lesiones en el ojo, sufrió daños en el nervio óptico y desde entonces tiene baja visión.
Maestra jardinera, trabaja como empleada en la Municipalidad de Yerba Buena y más de una vez fue al colegio estatal en el que cursaban sus hijos para quejarse por “la visión sesgada con que enseñaban la historia reciente”.
“La profesora de historia me dijo que su marido había sido desaparecido, y yo le dije que mi padre y mi hermana habían sido asesinados por los guerrilleros. Los militares cometieron errores, ‘pero los otros, qué?”, contó a LA NACION.
Y en su interior se hace muchas otras preguntas. “‘¿Dónde están los derechos humanos de mi hermana María Cristina y de mi otra hermana, Luciana Viola, que nació cinco meses después (en abril de 1975, ya sin mi papá? Tantas cosas me han pasado en la vida que le sigo poiniendo el pecho a las balas”.
Doble impactoCon la difusión del video oficial por el Día de la Memoria, María Fernanda tuvo dos sensaciones. “La gente que me conoce, los que me rodean, me felicitaron. En varios medios, en cambio, predominó una visión crítica, decían que el spot no mostraba toda la verdad. Algunos, incluso, cuestionaban que se presentara el caso de mi padre porque el atentado había sido en 1974 y no en 1976, el año del golpe militar”.
Y, en lo personal, también recibió un impacto. “Me sentí muy movilizada. Si bien mi mama se fue hace tres años, ayer la extrañe más que nunca. No puedo bajar los brazos. Mi madre bregó siempre en favor de que la causa se declare de lesa humanidad. Le dije a Arturo Larrabure que veo una luz de esperanza de que ahora nos puedan escuchar a mí y a tantas otras víctimas”.
Para concretar su intervención en el spot oficial la contactaron de la Presidencia de la Nación. “Me llamaron de la Casa Rosada y enviaron un equipo de grabación a mi casa. No tuve contacto con Tata Yofre, ni con autoridades oficiales, solo la gente del equipo que se ocupó de la producción. Hay mucha gente joven que desconoce lo que pasó”, relató Viola.
A raíz del ataque que le costó la vida a su padre y su hermana, María Fernanda permaneció cuatro meses en coma y debió someterse a ocho operaciones. “Me faltan huesos en la cabeza, padezco una disminución visual grande, producto del atentado. La bala toco el nervio óptico, tengo problemas en el campo visual. Me atendí en Tucumán. Dios hizo lo suyo, pero los médicos me salvaron la vida. Se la debo al neurólogo Ricardo Aguad y al cirujano plástico Juan Carlos Pacheco”, refirió. Hoy vive con sus hijos Agustín, de 18 años, y Felicitas, de 20.
María Fernanda recuerda y lamenta que durante el período de los Kirchner se suspendieron los actos de homenaje en el cementerio de Yerba Buena, donde descansan los restos de su padre y de su hermana. “El Ejército hacía todos los 1 de diciembre un acto con toque de silencio y una formación militar. Pero se interrumpieron. Se volvieron a hacer en las gestiones del presidente Mauricio Macri y el intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, ahora diputado nacional. Gracias a Dios, ahora continúan con el intendente Pablo Macchiarola”, enumera.
“A mi mamá le dolía el alma cuando se dejaron de hacerse los actos del Ejército. No se podía hacer nada y la causa judicial cerró por prescripción. Ella sufrió mucho, va a descansar totalmente en paz cuando vea que se haga justicia. No nos crió con odio, ni venganza, ni rencor. Ahora seguimos reclamando ante la CIDH. El Estado tiene que dar una contestación definitiva”, dijo, esperanzada.