El empleo será uno de los grandes desafíos en 2025
El programa económico del presidente Javier Milei sigue dando los frutos asociados a un programa que combina un fuerte ajuste fiscal con una estabilización basada en tipo de cambio, y un cepo cam...
El programa económico del presidente Javier Milei sigue dando los frutos asociados a un programa que combina un fuerte ajuste fiscal con una estabilización basada en tipo de cambio, y un cepo cambiario. Luego de una fuerte contracción inicial de la economía, la actividad se recuperó rápidamente, ayudada por un fuerte crecimiento de la cosecha y por el resurgimiento del crédito bancario, que antes se dedicaba a financiar al sector público. Las tasas de interés en pesos siguen cayendo y el crédito tanto en dólares como en pesos se expande fuertemente.
La recuperación es muy heterogénea: está liderada por la venta de bienes durables, como en todas las estabilizaciones basadas en tipo de cambio, mientras que el consumo de bienes masivos se encuentra más rezagado. Los datos de punta indican que en el cuarto trimestre la recuperación habría continuado, pero a un ritmo muchísimo menor que durante el tercer trimestre. A la par, la inflación sigue bajando, aunque el dato de diciembre mostrará un leve repunte con respecto a los dos meses anteriores. La confianza le permitió al Banco Central seguir comprando dólares en el mercado, y a la par el riesgo país se desplomó en las últimas semanas. El empleo total (incluyendo sector público, privado registrado, monotributistas y autónomos) se estabilizó en julio y empezó a crecer en agosto, mientras que el empleo en el sector privado registrado comenzó a crecer en septiembre luego de haber caído un 2,3% entre noviembre de 2023 y agosto de 2024, a la par que el salario real de los trabajadores registrados subía un 22% entre febrero y noviembre, luego de haber caído un 28% entre julio de 2023 y febrero de 2024.
La economía se apresta así a crecer en 2025. A medida que pasen los meses, los datos comenzarán a compararse con los de la recesión profunda y por lo tanto serán fuertemente positivos. Algo de eso ya se vio con algunos datos de diciembre, como venta de autos y de pymes, que muestran un fuerte aumento, y la recaudación del impuesto al cheque, que mostró la primera suba interanual ajustada por inflación.
El programa económico enfrenta cuatro riesgos obvios este año. El primero es la salida del cepo y su impacto en la inflación. El segundo es la elección legislativa de octubre de 2025. El tercero, el impacto de las políticas de Donald Trump en variables clave para la economía argentina como los precios de las exportaciones y la tasa de interés global. El ultimo, que creció en las últimas semanas, es a que una sequía afecte los rindes agrícolas. En el Panorama Agrícola Semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires del jueves pasado se alerta sobre el deterioro que sufrieron la soja, el maíz y el girasol en días recientes.
Existe, sin embargo, otro riesgo adicional, más silencioso pero más nocivo que los otros: que un tipo de cambio sobrevaluado haga caer el empleo antes que la reducción de impuestos y la desregulación contrarresten su impacto nocivo sobre la competitividad de la economía.
La devaluación del real, del peso chileno, del peso uruguayo y de casi todas las monedas contra el dólar agudizó la sobrevaluación del peso. A inicios de enero el tipo de cambio multilateral real, es decir el tipo de cambio con respecto a nuestros socios y ajustado por inflación, estaba un 30% apreciado con respecto a su media desde 1997 (43% con respecto a Brasil), y solo un 3,7% más débil que en los últimos cinco años de la Convertibilidad.
Un tipo de cambio atrasado puede afectar a tres sectores que son grandes generadores de empleo, la manufactura, el turismo y la construcción. El sector manufacturero emplea el 18,7% de los trabajadores registrados, mientras que el sector turístico emplea el 7% de los trabajadores totales de la economía. La devaluación del real afecta a estos dos sectores. El 18% de las exportaciones industriales se dirige a Brasil, mientras que el 24% de las importaciones totales viene de ese país. Los costos laborales unitarios medidos en dólares del sector manufacturero, es decir, los salarios medidos en unidades producidas por trabajador y convertidos a dólares, estaban ya en septiembre un 20% más elevados que en los últimos cinco años de la Convertibilidad, aunque un 20% más bajos que en el período en el que estuvieron más elevados, de 2012 a 2016.
La diferencia entre 2021-16 y 2025 es que ahora la economía se está abriendo (bienvenido sea!). Por el momento, la apertura estuvo más concentrada en eliminar trabas llamadas para-arancelarias, como permisos de importación y varios trámites (como homologaciones de productos), con leves reducciones de aranceles y la liberación de importaciones individuales. Es decir, en 2012-16 los costos laborales eran altos, pero los empresarios podían transmitirlos a precios. Ahora esa capacidad está reducida porque enfrentan en muchos casos competencia externa. La solución que tienen a mano los empresarios, si es que el Gobierno no les baja el costo laboral e impositivo, es aumentar la productividad, que puede venir de la mano de mayor inversión, o de reducción de empleados, o de una combinación de las dos.
El sector turístico también enfrenta problemas derivados del tipo de cambio. Entre enero y noviembre de 2024, el número de turistas internacionales que visitó la Argentina cayó un 18% interanual, pero mostrando caídas más cercanas al 30% interanual en los últimos tres meses con datos. El turismo emisivo, mientras tanto, aumentó un 18,6% interanual en los primeros 11 meses del 2024, pero llegando al 64% de expansión interanual en noviembre pasado. Las cifras del verano es posible que nos devuelvan al pico de déficit de turismo internacional observado a inicios de 2018, y el empleo en el sector seguramente se vea afectado.
Un tipo de cambio atrasado perjudica a un sector con grandes ramificaciones en el interior del país, el agrícola. El sector se encuentra en crisis en todo el mundo, debido a cosechas abundantes y a la floja demanda de la mano de una economía china en declive. Las empresas agrícolas están reduciendo personal en Brasil y en Estados Unidos. En la Argentina, el problema se agrava por el tipo de cambio apreciado (problema que sus pares de Brasil no enfrentan, por ejemplo) y las retenciones. El precio de la soja en pesos y netos de retenciones se encuentra cerca de sus mínimos históricos. El sector está despidiendo gente y el impacto en el interior del país se hará sentir.
Un tipo de cambio atrasado también perjudica, temporalmente, a la construcción. En un país sin crédito, el impulso a la construcción lo daba la diferencia –medida en dólares– entre el costo de construir y el precio de los inmuebles. Los costos de construcción medidos en dólares aumentaron fuertemente durante 2024. De hecho, los despachos de cemento cayeron durante 2024 y tuvieron una mala performance incluso en los últimos cuatro meses del año. Hasta que el crédito no crezca a tasas más elevadas y empuje el precio de los inmuebles en forma sostenida, el sector no se recuperará con fuerza.
Sin relación alguna con el tipo de cambio, pero otro sector que es un gran empleador seguirá reduciendo trabajadores en 2025. El sector público emplea cerca del 7,5% de los empleados registrados (incluyendo monotributo y otros) y, aunque siendo año electoral quizás lo haga de manera mas atenuada, estructuralmente ira reduciendo su tamaño en los próximos años.
Hay otros sectores de la economía que deberían beneficiarse de un tipo de cambio atrasado, particularmente los servicios. Sectores como el comercio y el bancario deberían expandir empleo en este contexto. El desafío es que se trata de sectores que en todo el mundo están sufriendo fuertes transformaciones tecnológicas que buscan automatizar tareas. Un trabajo de la OIT, por ejemplo, estimó que el 43% de los trabajos del sistema financiero son susceptibles de ser automatizados. Otros sectores como la minería, incluyendo el sector petrolero, y quienes les presten servicios, seguramente sigan expandiendo su demanda laboral.
Si bien la apreciación del tipo de cambio genera dudas sobre el empleo, su dinámica dependerá de varios factores adicionales. Por un lado, los gremios parecen estar conscientes de estos desafíos, lo que se está traduciendo en ajustes salariales moderados, como el caso reciente del gremio de Camioneros. Más importante aún, las perspectivas laborales dependerán de cuánto entusiasmo se genere en la estabilidad de este nuevo proceso económico. La inversión en la Argentina fue muy débil en los últimos años y, si como dice el dicho, la codicia supera al miedo, los empresarios comenzarán a invertir en sectores que estuvieron subinvertidos en los últimos años. Ojalá así sea.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/el-empleo-sera-uno-de-los-grandes-desafios-en-2025-nid12012025/