PARIS.- Desolador aunque previsible panorama para los conservadores británicos en el poder: las encuestas predicen un triunfo histórico de la oposición laborista en las elecciones del 4 de julio próximo en el Reino Unido. Al mismo tiempo, seis días después de afirmar que no sería candidato, el ultraderechista Nigel Farage cambió de opinión y se presentará por el partido Reform UK.

Todas las encuestas de la semana lo predicen: el derrumbe tory será el más importante en más de cien años. Desde 1906, según YouGov. El instituto, que publicó hoy sus previsiones, estima que los conservadores del primer ministro Rishi Sunak obtendrán apenas 140 bancas, de las 650 que componen la Cámara de los Comunes británica.

Our first MRP of the 2024 general election shows Labour winning a majority of 194, larger than even Tony Blair's landslides

Labour: 422 (+220 from GE2019)
Conservative: 140 (-225)
Lib Dem: 48 (+37)
SNP: 17 (-31)
Green: 2 (+1)
PC: 2 (-2)
Reform UK: 0 (=)https://t.co/P20M6KsS4p pic.twitter.com/bRkmaVeAwh

Según el sondeo, el derrumbe conservador será tan dramático, que ninguno de sus candidatos reunirá el 50% de los votos en sus propias circunscripciones. El estudio también predice que los líderes tories, incluidos el ministro de Defensa, Grant Shapps, la líder de la Cámara, Penny Mordaunt, y el conocido pro-Brexit Jacob Res-Mogg también perderán sus bancas.

Por su parte, la oposición laborista terminaría las elecciones con 422 diputados. Es decir, con una mayoría de 194 bancas. Liderado por Sir Keir Starmer, el Labour avanzará en forma considerable en todas las regiones de Inglaterra. En porcentajes, la formación lleva actualmente más de 20 puntos de ventaja al partido de gobierno.

Y como ninguna mala noticia suele llegar sola, el primer ministro Rishi Sunak se encontró esta semana en el corazón de un nuevo escándalo: más de la mitad de las ciudades británicas que recibieron 20 millones de euros de subvenciones son dirigidas por los conservadores, mientras que solo ocho subvenciones fueron acordadas a bastiones laboristas. En otras palabras, Sunak se ve acusado de “comprar” a su electorado.

Un electorado que el partido no consigue reconquistar. Entre los británicos que votaron masivamente por Boris Johnson en 2019, solo 36% declara que votará por los conservadores el 4 de julio.

Y ya no queda tiempo para convencerlos. Mañana a la noche, Sunak y Starmer deberán enfrentarse en el primero de los dos debates televisados de la campaña. Pero los especialistas dan por “decidida” la elección. Sobre todo, porque Keir Starmer ha sido capaz de disciplinar su partido, alejándolo del extremismo en que lo había sumergido su antecesor Jeremy Corbyn.

Durante el fin de semana, el líder laborista fue a pescar, incluso, en aguas conservadoras, prometiendo reducir la inmigración en el Reino Unido.

“Haré retroceder las cifras de la inmigración”, declaró en una entrevista al popular periódico The Sun. Un argumento de peso, ya que los conservadores, en el poder desde hace 14 años, han hecho del mismo el eje del debate público en el país.

La inmigración neta se elevó a 685.000 personas suplementarias en 2023, según estadísticas oficiales. Es decir, el segundo nivel más alto después del récord alcanzado el año precedente (764.000 personas).

“Si me acuerdan el honor de confiarme las llaves —de Downing Street, la sede del Gobierno— les hago esta promesa: controlaré nuestras fronteras y conseguiré que las empresas británicas sean ayudadas para emplear, antes que nada, a británicos”, declaró.

Es la primera vez que este ex abogado, especialista en derechos humanos, se aventura en ese terreno.

La promesa de Starmer debería causar beneplácito a Nigel Farage, ese campeón del Brexit de ultraderecha, xenófobo, climato-escéptico y antieuropeo que hoy, como es su costumbre, anunció su candidatura a los Comunes, una semana después de haber desechado la idea.

Farage se presentará bajo la bandera de Reform UK, organización de la cual también desea transformarse en líder. “Seré candidato” en la circunscripción de Clacton (sudeste de Inglaterra), declaró.

“Hay en el país un rechazo de la clase política. A un punto tal que jamás se vio en épocas modernas”, afirmó el político de 60 años, que ya intentó siete veces sin éxito hacerse elegir diputado.

¿Lo conseguirá esta vez? Según afirma ahora, los primeros seis intentos “no eran serios”: solo esfuerzos para ganar publicidad para su entonces partido, el UKIP. En cuanto a su derrota de 2015 en South Thanet cuando —a su juicio— hizo “una campaña en serio”, se debió a las trampas organizadas por los conservadores. Una acusación sobre la cual la policía británica nunca consiguió evidencia.

Después de aquello, juró que nunca más se presentaría en una elección uninominal mayoritaria a una vuelta, muy difíciles para los partidos pequeños e insurgentes. En efecto, UKIP debió gran parte de su éxito al Parlamento Europeo, que utiliza un sistema de representación proporcional.

Pero Farage es un tránsfuga serial. Durante su carrera se ha retirado del liderazgo político numerosas veces: del UKIP, del Brexit Party y de Reform UK.

“No puedo abandonar a todos esos millones de personas”, afirma ahora. Según él, responde así al pedido de innumerables electores.

Farage se hizo conocer en 2016, durante el referendo de salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), en favor de la cual hizo una encarnizada campaña. Ex diputado europeo de controvertida personalidad, Farage es actualmente animador en la cadena de televisión conservadora GB News, una tribuna que le asegura cierta popularidad entre el electorado conservador. Como la mayoría de los populistas de extrema derecha, suele insistir en que no hay diferencia entre los Tories del primer ministro Rishi Sunak y los laboristas de Keir Starmer.

Según el sondeo YouGov publicado hoy, Reform UK cuenta con 15% de intenciones de voto, ubicándose a solo cinco puntos de los conservadores y muy por delante de la liberales-demócratas (LibDem), que tradicionalmente han sido la tercera fuerza política del Reino Unido.