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Darío de Gran Hermano: su juventud en la TV, lo que más le pesó del encierro y las idas y vueltas con su esposa

Con 57 años a cuestas, Darío Martínez Corti es uno de los jugadores de mayor edad en la actual edición de Gran Hermano. Y si bien algunos despistados podrían pensar que eso era una desventaja,...

Con 57 años a cuestas, Darío Martínez Corti es uno de los jugadores de mayor edad en la actual edición de Gran Hermano. Y si bien algunos despistados podrían pensar que eso era una desventaja, la realidad demostró lo contrario: no solo llegó a las últimas instancias del juego, sino que también supo establecer estrategias que le permitieron consolidar su lugar. En una charla con LA NACIÓN, Corti se refirió a su paso por el reality, a la relación con su familia y al futuro profesional que le gustaría proyectar de aquí en más.

-¿Te imaginabas llegar a instancias tan avanzadas del juego?

-No y siempre cuento que cuando me estoy despidiendo de mi familia subiéndome al auto para ir a Gran Hermano, mi hijo menor, el de 15 años, me dice: “Papá, en una semana nos vemos”. Yo ahí les prometí que iba a estar al menos un mes y que si lograba eso volvía como un campeón. Pero la foto era difícil porque salvo Virginia, eran todos pibes de veintipico y treinta y pico, y no era fácil la parada. Pero cuando entré, me encontré con una situación que había subestimado. Varios puntos no los tenía muy claros y me llevé algunas sorpresas, que me hicieron pensar que estaba en una competencia más que seria.

-Cuando estuviste en el confesionario el último domingo, hablaste mucho sobre lo que te costó el aislamiento, ¿cómo fue estar sin tu familia?

-Lo subestimé. Obviamente, tenía muy claro que iba a estar aislado y que iba a extrañar mucho, pero la ficha te cae cuando te confirman que vas a estar en el programa, en ese momento empezás a analizar todo y ya tenés la cabeza adentro, aunque físicamente no estés. Así y todo, subestimé mucho el tema de la incomunicación porque yo diferencio entre el extrañar y el estar incomunicado. Eso le pasa un poco a todos en mayor o menor medida, pero en mi caso me trabajó la cabeza de una manera muy pesada, sobretodo con asuntos que tienen que ver con la competencia, que no esperaba que fuera tan fuerte. Todo eso colaboró para que las cosas se sobredimensionen porque en la casa todo se dimensiona de manera bestial. Yo no podía dormir, es más, hoy por primera vez dormí seis horas seguidas, hacía meses que no lo hacía.

-¿Por qué no podías dormir?

-Es que la casa genera eso. La casa se tranquilizó recién cuando fuimos cinco y así y todo te queda esa cosa de estar en una competencia. Por ahí dormíamos, pero yo me levantaba tres veces por noche y te queda el hábito de dormir poco. Eso te va debilitando mentalmente, te lleva a lugares en los que te tenés que reponer. Obviamente, hay cosas divertidas en el programa porque estás en Gran Hermano, pero esto es como correr un triatlón, te la tenés que bancar. Obvio que vas a sufrir y a cansarte como en toda competencia, pero el mensaje es que la gente no es lo que se ve. Para mí, los peores momentos eran en los que estaba en una reposera tomando sol, esos son minutos nulos en los que la cabeza te está laburando.

-¿Cómo está compuesta tu familia? ¿Cómo se tomaron tu entrada a Gran Hermano?

-Mi familia es mi mujer Lucrecia y con ella tengo a Victoria -que me dio un nieto-; Francisco, que entró en la casa; Sofía, que volvió de Venezuela por unos días y que ingresó y me dio un sorpresón; y Segundito, que es el menor. Mi entrada al reality nace como un desafío, yo les preguntaba a ellos si me veían capaz y me respondían: “¡A ver, anotate!” Entonces les decía: “¡Vas a ver que me la banco, eh!”, pero todo en joda. En mi casa vemos Gran Hermano desde 2001. El primero me acuerdo de que fue toda una novedad, yo analizaba cómo era esa competencia. Así nos fuimos enganchado con varias ediciones y con mis hijos en algún momento salió el: “¿a que no te anotás?”. Yo me hacía el canchero, mandé el video, pero pensando que no iba a quedar y al final pasó todo lo contrario.

-Tu hija Sofía vive en Venezuela, ¿cómo es su vida?

-Sí, ella está casada con Francisco Apaolaza, un jugador de fútbol profesional que estuvo en Instituto y Estudiantes, entre otros clubes. Ahora está en el Carabobo de Venezuela y creo que clasificaron para la Libertadores, así que lo vamos a ver jugando contra Boca y otros equipos. Ella en Venezuela está muy bien, su marido es un tipazo y está el tema del celular, que nos permite comunicamos permanentemente. Yo soy un tipo muy presente en la vida de mis hijos y de mi nieto, por ese motivo es que en la casa esa fue una de las cuestiones más pesadas que tuve.

-¿Y cómo estás ahora con la mamá de tus hijos?

-Con Lucrecia estamos juntos hace 34 años. Tenemos una relación perfecta, de hecho nos separamos dos veces, pero es muy sano el vínculo. Nosotros nos separamos una vez poco tiempo y después nos volvimos a separar durante dos años y pico. Con ella la podemos pasar bomba, pero por el desgaste, más algunas cositas mías y cagadas que me mandé, nos separamos dos años. En ese tiempo que estuvimos separados, yo estuve de novio dos veces, pero en la pandemia terminamos volviendo. Ella es médica y sabía cómo venía la mano. Así que estamos intentándolo, pero no resulta fácil para una pareja con 33 años, aunque tiene más peso la familia, los chicos y que nos conocemos de memoria. Ahora estamos parados en otro lugar. Ella es muy importante en mi vida, la adoro, si le pasa algo me muero y ante todo es una madraza. Está todo perfecto, pero como pareja tuvimos algunas cosas.

-Hace muchos años trabajaste en televisión, ¿cómo fue esa experiencia?

-Siempre me gustó ese mundo, de chico trabajé en el viejo ATC, en el ciclo Los copiones. Yo tenía 17 años y me acuerdo de estar maquillándome y tener a Soledad Silveyra al lado. En ese programa conocí la tele, hacía exteriores y piso, todo me encantaba. Pero por la distancia y otras razones no pude seguir, porque me habían pedido que me instalara en Buenos Aires, pero como yo soy de La Plata y en esa época no tenía un mango, me quedé laburando en otra cosa. También actué en un mediometraje junto a Mario Guerci, hice radio, y en tele otro programa en vivo llamado Caída libre.

-¿Sentís que Gran Hermano es una revancha que te va a permitir volver a la televisión?

-Eso sería hermoso, pero esa respuesta está en la gente y en un productor que me vea condiciones. A mí me gusta mucho el teatro, el cine, todo lo que sea ficción. Todo en la tele está bueno y respeto mucho el trabajo de los panelistas porque son profesionales que están muy preparados, pero a mí lo que más me interesa es la actuación.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/television/dario-de-gran-hermano-su-juventud-en-la-tv-lo-que-mas-le-peso-del-encierro-y-las-idas-y-vueltas-con-nid03072024/

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