SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Tres hombres fueron condenados a 20, 15 y 10 años de prisión por el homicidio de Facundo Bargiela, de 36, un campeón argentino de jiu jitsu y empleado municipal en esta ciudad, crimen ocurrido en abril pasado.

La fiscalía solicitó que al primero de los acusados, Jonathan Rabinovici, se lo condene a 20 años de prisión como autor material del hecho. Al momento de argumentar el pedido de pena, la fiscal jefe Betiana Cendón señaló: “El elemento más importante y que nos obliga a incrementar los montos punitivos tiene que ver con la naturaleza de la acción. Es un crimen ideado y planificado por el imputado”, que era amigo de la víctima. La familia de Bargiela contó que incluso lo consideraba “como un hermano”.

La fiscal hizo hincapié en la extrema confianza que los vinculaba. “Esa confianza que utilizó para procurar el engaño de la víctima y llevarlo a este lugar inhóspito donde fue hallado el cuerpo. Hay determinadas características de este caso que nos obligan a analizar esta conducta llevada a cabo y para justamente agravar y darle más disvalor a la misma”, afirmó Cendón.

Y sumó: “Y hay otro elemento muy importante; el designio de matar. Esto es, llevar su arma de fuego, que no fue hallada. Este designio de matar y las características fundamentales antes mencionadas hacen que el Ministerio Público Fiscal se aleje del mínimo legal”. Rabinovici asesinó a traición a Bargiela de un tiro en la nuca, en el interior de un vehículo en Bariloche.

En relación con el segundo acusado, Julio Argentino Torres (que trabajaba como remisero), la fiscal sostuvo que “tuvo una colaboración esencial, participó en el hecho, pero también lo hizo de las circunstancias previas, incluso ayudó al otro acusado a tomar la decisión, y avanzar en consecuencia”.

Torres debe responder como partícipe primario: de acuerdo con la Fiscalía, si bien no tuvo el dominio total sobre el hecho, sí tuvo una participación indefectiblemente indispensable y esencial.

A fines de mayo pasado, Rabinovici reconoció haber sido el autor del disparo y el ideólogo del crimen. Y aunque no declararon, también los otros dos imputados aceptaron su culpabilidad. El tercer condenado es Santiago Figueroa (19 años, sin antecedentes penales), para el que pidieron 10 años de prisión por considerarlo partícipe secundario.

“En función de los roles desplegados hay un elemento importante que citar: la existencia de otro legajo paralelo al de la causa de homicidio. En el mismo se está investigando concretamente una asociación ilícita de la cual indefectiblemente forman parte dos de los condenados con las penas más altas y otras personas que aún están imputadas en este legajo”, sostuvo Cendón.

Agregó: “De alguna manera hubiera tenido participación seguramente la víctima y otras personas vinculadas, lo que ha hecho que la investigación sea tratada como una causa compleja. Esta actividad ilícita es un eje esencial para analizar las conductas precedentes”.

En tanto, las defensas penales oficiales que asisten a los acusados adhirieron al pedido de pena de fiscalía. De hecho, el caso se resolvió a partir de un acuerdo parcial que los imputados hicieron con la fiscal Cendón y el fiscal que investigó el homicidio César Lanfranchi.

Así, tras los alegatos y un cuarto intermedio, el Tribunal de Juicio, integrado por los jueces Romina Martini, Sergio Pichetto y Marcelo Álvarez Melinguer, condenó a los imputados a 20, 15 y 10 años de prisión, respectivamente.

Presente en la sala, la madre de Bargiela pidió un espacio para expresarse. Consideró que ha tenido Justicia: “Eso se los agradezco de corazón al equipo de la fiscalía que se pusieron el caso al hombro para obtener la condena. Mi hijo ya no está, lo vamos a extrañar y en nombre de mis nietos le agradezco que haya justicia por su papá, en el nombre de mis hijos, mi sobrino y sus hermanos. Yo sé que la labor de ustedes es muy ardua, que tienen que tomar decisiones difíciles y se las agradezco de corazón”.

Dos días antes de aparecer muerto, Bargiela había recibido una llamada de una persona que lo invitó a encontrarse Moreno y Quaglia. Nunca más se supo de él. Ante la desaparición, su madre hizo la denuncia por averiguación de paradero. Coordinó, además, junto a otros allegados, una campaña en las redes sociales para encontrarlo.

La Policía de Río Negro encontró primero la camioneta de Bargiela, que estaba estacionada en el Centro Cívico de Bariloche. Un rato después, aparecieron sus restos sobre la ruta Circunvalación, cerca de un santuario del Gauchito Gil.

El instructor de jiu jitsu tenía la cara ensangrentada y llevaba puesta la misma ropa con la que lo habían visto por última vez: zapatillas negras, pantalón gris, remera azul y una campera azul y negra. Contaba con varios tatuajes en su cuerpo. Tenía plasmada la palabra “Verónica” en su antebrazo izquierdo, así como un crucifijo y un rosario en su antebrazo derecho. Se había hecho grabar, además, las caras de su padre, en el pectoral izquierdo, y de sus dos hijos, el pectoral derecho y en el abdomen.

De acuerdo con la fiscalía, en la noche del 7 de abril pasado, Rabinovici engañó a Bargiela al decirle que pasaban a buscarlo en un vehículo por el centro de Bariloche para ir a buscar un auto al aeropuerto. La víctima subió confiado al auto al que minutos después, y en otro punto del recorrido, ascendieron Rabinovici y Torres, que se ubicaron en el asiento trasero. Figueroa, cuñado de Rabinovici, fue la persona que pasó a buscar a la víctima y la llevó al lugar del hecho.

Cendón sostuvo que Rabinovici tuvo total dominio sobre el homicidio. “Más allá de que nos tuvimos que apartar de la calificación de la alevosía, no deja de haber sido un tiro efectuado de espalda. El disparo fue efectuado en la nuca”, subrayó.