Los perros son esos compañeros incondicionales que nos apoyan sea cual sea la situación, y aunque una gran mayoría afirma que tienen a la mascota “más linda de todas”, en la feria de Sonoma Marin, California, ocurre lo contrario: decenas de dueños compiten para ver quién tiene el perro más feo del mundo, lo que pone de manifiesto que la belleza realmente está en los ojos de quien la mira.

Esta singular competencia tiene como objetivo descubrir a auténticos “diamantes en bruto”, donde se celebra la singularidad y la peculiaridad de cada can participante más allá de los estándares convencionales de belleza. El gran ganador de este año fue Wild Thang, un pequinés de ocho años que, después de cinco intentos anteriores, finalmente se llevó el primer premio de 5.000 dólares.

Fiona Ma, una de las jueces, compartió con Associated Press su emoción por este ganador: “Era uno de los favoritos de los aficionados... siempre la dama de honor, nunca la novia. Su historia realmente nos tocó la fibra sensible y merecía ganar.” Wild Thang sufrió un virus de cachorro que casi le cuesta la vida y le dejó secuelas permanentes, como la incapacidad de desarrollar sus dientes, lo que hace que su lengua esté siempre fuera, y una constante agitación en su pata delantera derecha.

“Wild Thang es un perro increíblemente cariñoso,” añadió Ma, y siguió: “Nunca le cortaron el pelo, solo le afeitan la panza y disfruta dormir sobre bolsas de hielo. Adora los abrazos, y esto resalta una parte importante de este concurso: estos perros rescatados solo necesitan hogares permanentes”.

El segundo lugar fue para un pug tuerto de 14 años llamado Rome, que en su primera participación demostró que la edad y las discapacidades físicas no son un impedimento para disfrutar de la vida. Rome, que vive en el Pug Hotel Senior Sanctuary, en California, participa activamente en la comunidad, donde incluso “baila tap” para mostrar su “alegría de vivir” y ayuda en recaudaciones de fondos para sillas de ruedas caninas.

Entre otros participantes destacados estuvo Ozzie, un terrier de 10 años que visita regularmente centros de adultos mayores y cuida gatitos en adopción, así como también se encuentra Daisy Mae, quien se llevó el tercer lugar y logró superar la pérdida de pelo, dientes y vista con una actitud indomable.

Este evento no solo es una celebración de los canes menos convencionales, sino también un recordatorio del impacto positivo que pueden tener en nuestras vidas, más allá de su apariencia. La organización del concurso subraya que el objetivo no es burlarse de los perros, sino “divertirse con unos personajes maravillosos y mostrar al mundo que estos perros son realmente preciosos”.

Si bien el concurso busca descubrir cuál es el perro más feo de manera individual, la apariencia de los canes es algo que se discutió mucho a lo largo de los años. Varias razas buscaron llevarse el galardón, como el Borzoi, el Bull Terrier Inglés o el Mastín Napolitano; no obstante, de acuerdo al sitio web Pet Helpful, la raza más fea es el perro Crestado Chino.

“Con una apariencia que desafía los estándares típicos de belleza canina, esta raza muestra que, a veces, lo inusual puede no ser para todos. Pero al final del día, lo que realmente importa y hace especial a un perro es su personalidad”, afirmaron desde el sitio web, quienes señalaron que “son tan feos que son tiernos”.