En los últimos seis meses, se confirmaron siete casos y tres muertes por Hantavirus en Arizona. Esto obligó a las autoridades sanitarias a emitir una alerta sobre esta infección que transmiten los roedores y que causa un síndrome pulmonar que, en algunos casos, puede ser mortal. Por el momento, no existe un tratamiento específico ni una vacuna para prevenir la infección.

Arizona es uno de los estados con mayor número de infecciones por hantavirus en el país, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Entre 2016 y 2022, se registraron 11 casos: cuatro en 2016, dos en 2017, cuatro en 2020 y uno en 2022. La información corresponde al Departamento de Servicios de Salud de Arizona.

Tanto el oeste como el sureste de los EE.UU. son las regiones que más casos clínicos de este tipo presentaron. Otro estado que también se destaca es California, que reporta entre uno y cuatro episodios anuales entre sus residentes. Aunque, en lo que va del año, solo informó dos contagios.

El Dr. Aaron Glatt, jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Mount Sinai South Nassau en Long Island, Nueva York, señaló en diálogo con Telemundo que el hantavirus es una causa rara pero significativa de infecciones respiratorias graves y potencialmente mortales. Además, agregó que los roedores, con prevalencia del ratón ciervo, son los principales transmisores del virus, que puede causar una enfermedad leve, pero que provoca complicaciones severas en un alto porcentaje de los pacientes.

Factores que contribuyen al aumento de casos en Arizona

Desde 1993 hasta 2021, el CDC informó de 850 casos de hantavirus en EE.UU., un promedio de 30 casos anuales. El oficial de información pública del Condado de Coconino, del área de Salud y Servicios Humanos, Trish Lees, sugirió que el aumento de casos en Arizona podría relacionarse con ciertas modificaciones en las poblaciones de roedores, que fluctúan según las estaciones y los años.

Los casos tienden a aumentar en verano debido a la mayor actividad de los roedores y al contacto más frecuente de las personas con ellos, ya que pasan más tiempo al aire libre y en espacios cerrados como cobertizos o graneros.

A su vez, el Departamento de Salud Pública de California describe que el clima también influye en la propagación del hantavirus, ya que las lluvias primaverales pueden aumentar los recursos alimenticios de los ratones ciervos, lo que incrementa su población. Sin embargo, no se demostró aún la conexión directa entre el calor extremo y el aumento del virus.

Expertos como el Dr. Camilo Mora, profesor del Departamento de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Hawai en Mānoa, especulan que la crisis climática, con olas de calor extremo, podría contribuir a este fenómeno. Las especies portadoras de patógenos también buscan refugio durante el mal tiempo. Esto aumenta la probabilidad de contacto con humanos.

En una misma línea, el Dr. Scott Roberts, director médico asociado de prevención de infecciones de la Facultad de Medicina de Yale, indica que las fluctuaciones ambientales pueden alterar las poblaciones animales y aumentar el riesgo de exposición humana al hantavirus. En ese sentido, remarca que el calor extremo puede agravar las enfermedades tras la infección debido a la deshidratación y otros factores.

Cuáles son los síntomas de hantavirus y cómo prevenirlo

El hantavirus se transmite cuando partículas presentes en la orina, saliva o heces de los ratones infectados, que se dispersan en el aire y provocan el síndrome pulmonar por hantavirus (SPH). Este se identificó por primera vez en EE.UU. en 1993, cuando una enfermedad misteriosa afectó a personas de una tribu navajo en la frontera de Nuevo México y Arizona. En ese brote inicial, casi el 80% de los afectados fallecieron.

Una vez que la persona, sin saberlo, se expone al virus, puede sufrir los síntomas como fiebre, fatiga, dolores musculares, náuseas, vómitos y dolor abdominal; los mismos pueden aparecer entre una y ocho semanas posteriores al contacto con el hantavirus. Sin tratamiento, la enfermedad puede avanzar y afectar los pulmones, causar dificultad para respirar, opresión torácica y tos, debido a la acumulación de líquido en las vías respiratorias.

La prevención se basa en minimizar el contacto con roedores y sus excrementos. Mantener las áreas de vivienda limpias y fumigadas, usar mascarillas y guantes al limpiar áreas potencialmente infectadas.