Victoria Villarruel no piensa romper el silencio por la visita de diputados a represores presos
“Sin comentarios”. Esa es la respuesta que dan los voceros de la vicepresidenta...
“Sin comentarios”. Esa es la respuesta que dan los voceros de la vicepresidenta Victoria Villarruel ante la consulta sobre la polémica visita de un grupo de diputados nacionales a represores detenidos en el penal de Ezeiza, entre ellos el “ángel de la muerte” Alfredo Astiz.
En realidad, el silencio no es absoluto, ya que desde su propio entorno dejan trascender que la vicepresidenta no tuvo nada que ver con la visita, que no tuvo participación alguna en su realización y que se enteró por los medios de comunicación del paso dado por los legisladores de la Libertad Avanza de la Cámara baja. Por lo tanto, rematan, no tiene sentido asomar la cabeza en una controversia que no generó ni fomentó.
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De hecho, las fuentes consultadas por este diario coincidieron en destacar que Villarruel cortó relación hace varios meses, en febrero para ser más precisos, con el diputado Guillermo Montenegro, a quien se sindica como uno de los cerebros detrás de la visita al penal de Ezeiza, de la que también participaron Beltrán Benedit, Lourdes Arrieta, Rocío Bonacci, Alida Ferreyra y María Fernanda Araujo.
La vicepresidenta y Montenegro eran inseparables en la época que ella era diputada nacional y él su principal asesor, que la seguía a sol y sombra. Esa simbiosis siguió con la llegada de Villarruel al Senado como presidenta, al punto de que varios de los funcionarios designados en la Cámara alta por la nueva gestión fueron elegidos y respondían políticamente al actual diputado nacional.
Pero esa relación estalló por los aires este año por cuestiones personales. Como consecuencia de la ruptura terminaron eyectados algunos de los funcionarios que habían llegado con Montenegro, aunque otros retuvieron sus puestos y terminaron integrándose al equipo de colaboradores que hoy trabajan en el día a día de Villarruel en la Cámara alta.
El “sin comentarios” vuelve a aflorar cuando se pregunta por las palabras de la diputada oficialista Lilia Lemoine, que en una intervención radial increpó de manera pública a la vicepresidenta por su silencio ante el incidente. “¿Por qué carajo Victoria Villarruel no saltó? Fue su leitmotiv de campaña”, disparó la legisladora, molesta porque le preguntan por algo en lo que ella no participó.
En ese sentido, las fuentes consultadas por este diario se negaron a especular sobre las razones que llevaron a Lemoine a nombrarla en medio de la polémica. “No queremos amplificar más la polémica”, afirman los voceros de Villarruel, que pretenden bajarle el tono y no avivar más el fuego de la guerra que, sostienen, le declararon Karina Milei y Santiago Caputo por no subordinarse a sus órdenes.
El sacerdote Javier Olivera Ravasi, que gestionó la visita al penal, tiene una sintonía con la vicepresidenta Villarruel, quien en 2006 creó el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv) y hoy expresa hoy en el Gobierno el pensamiento predominante en la familia militar.