Una argentina hizo cumbre en el Everest y rompió un récord mundial
Una argentina de 34 años hizo historia tras hacer cumbre en el ...
Una argentina de 34 años hizo historia tras hacer cumbre en el Everest y convertirse así en la persona más joven del montañismo sudamericano en completar el desafío conocido como “Seven Summits”. El reto, que consiste en escalar los picos más altos en cada uno de los siete continentes, fue alcanzado por María Belén Silvestris. “Es un sueño que al inicio parecía imposible e inalcanzable”, destacó la mujer.
“El 21 de mayo a las 10.30 (hora nepalés), Sonam (sherpa y amigo de por vida) y yo llegábamos a la cumbre del Everest, y con ese acontecimiento cumplía un sueño que empezó hace nueve años, casualmente en este mismo lugar”, narró Silvestris en su cuenta de Instagram. En 2015, cuando viajaba por China, la mujer se topó con un campamento de alpinistas que se estaban preparando para subir a la montaña más alta del mundo. “¿Por qué no puedo subirlo?”, pensó entonces. Como no sabía nada de montañismo, la joven decidió empezar a prepararse con otras montañas para ganar confianza.
La primera cumbre que hizo fue la del Kilimanjaro, en el noreste de Tanzania. Tiempo después, llegaría hasta la cima del Aconcagua, la más alta en la Cordillera de los Andes. “Es la más parecida a una cumbre de unos 8000 metros fuera del Himalaya”, contó la mujer en diálogo con radio Mitre.
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El ascenso al Everest no fue de un día para el otro. Silvestris precisó dos meses de adaptación a la rudeza del clima local y las condiciones del lugar; y una vez que finalizó la fase de climatización tardó otros siete días en llegar hasta la cumbre. Por momentos, la temperatura giraba alrededor de los 40 grados bajo 0, recordó. Dijo que el viento es un factor clave, y cuando hay ráfagas “aumenta muchísimo el riesgo de congelamiento”. “Hay que tener mucho cuidado en los detalles, como por ejemplo mover los dedos y los pies cuando estás parado”, resaltó.
Para la mujer, fue una “sensación increíble llegar a la cumbre”. “No hubiera sido posible sin la compañía de un sherpa, algo que es fundamental”, subrayó. Algunos de ellos preparan el camino para el ascenso con cuerdas “para que los mortales podamos subir” y colocan las escaleras que unen las grietas. Además, contó, son los encargados de cargar el oxígeno extra que se necesita porque un solo tanque no alcanza.
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Apenas llegó a la cima, a unos 8848,86 metros sobre el nivel del mar, la mujer sintió alivio y una sensación de felicidad desmedida. Pero, aclaró: “A diferencia de otros deportes estás en la mitad de camino, porque tenés que volver y la mayoría de los accidentes suceden cuando los montañistas bajan porque están cansados o se relajan”.
“Son demasiadas las emociones que siento estos días, pero como dice la camiseta lo más importante que tengo para decir es gracias, a todos los que me bancaron, me apoyaron, me acompañaron, me levantaron cuando estaba abajo, me siguieron, me prepararon, me incentivaron, me mandaron buenas vibras, me ayudaron. Este día yo llegué a la cumbre, pero definitivamente esto fue un trabajo en equipo y conmigo llegamos todos”, cerró la andinista en un emotivo posteo en sus redes.