Un hombre de 42 años se atrincheró en un kiosco de Belgrano luego de intentar robar en el comercio; rodeado por la policía, amenazó con quitarse la vida y llegó a cortarse los brazos y el rostro con un trozo de vidrio. Finalmente, fue detenido y terminó en el hospital.

El hecho ocurrió la madrugada del martes en un local situado en Congreso al 1900. Según fuentes policiales, el ladrón accedió al comercio tras forzar la reja y romper el cristal. La intrusión fue advertida por testigos que habían escuchado ruidos y llamaron al 911. Cuando la policía llegó, el delincuente se atrincheró.

Mientras los efectivos lo instaban a rendirse y entregarse, el hombre tomó un trozo de vidrio y comenzó a autolesionarse, con cortes en los brazos y el rostro. Las autoridades, al evaluar el riesgo de la situación, solicitaron la intervención de unidades especializadas en manejo de crisis.

En respuesta, se convocó a la División Negociaciones y Análisis Táctico y a la División Operaciones Especiales Metropolitanas (DOEM) de la Policía de la Ciudad. Equipos especializados comenzaron a parlamentar con el hombre. Al cabo de varios minutos de negociaciones, los efectivos lograron persuadirlo para que depusiera su actitud y abandonara el kiosco.

Personal del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME) acudió al sitio para asistir al sospechoso, quien fue derivado al Hospital Pirovano debido a las lesiones autoinfligidas. Tras su ingreso al hospital, el individuo quedó bajo vigilancia policial y fue acusado de intento de robo.

Fuentes informaron a LA NACION que el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°12, a cargo de la jueza Elizabeth Paisan, ordenó la realización de un informe interdisciplinario sobre el imputado para evaluar su condición psicológica y social.

El operativo culminó sin víctimas civiles, ya que el kiosco estaba cerrado en el momento del incidente. Sin embargo, los daños materiales en el local fueron significativos, incluyendo destrozos en la reja de entrada y en la vidriera. Los propietarios del kiosco, que se acercaron al lugar tras ser notificados por la policía, manifestaron su consternación por los daños y expresaron su preocupación por la seguridad en la zona.

Vecinos consultados por LA NACION también compartieron su inquietud: “Esto no es algo aislado; los robos en el barrio están aumentando”, comentó un residente. Por su parte, Paz Coronel, otra vecina de la zona, destacó: “Vivimos con miedo, cada vez que pasa algo así nos recuerda que estamos expuestos y que cualquiera de nosotros podría ser la próxima víctima”. Además, otros vecinos señalaron que los patrullajes actuales no son suficientes y solicitaron mayor presencia policial en la zona, así como más medidas preventivas.