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Trump, los hechos y las palabras

Se ha puesto de moda pensar que “lo que importa son los hechos y no las palabras”. El presidente Trump –en su mandato anterior– nos mostró cómo podían separarse ambos conceptos. Así, no...

Se ha puesto de moda pensar que “lo que importa son los hechos y no las palabras”. El presidente Trump –en su mandato anterior– nos mostró cómo podían separarse ambos conceptos. Así, nos dijo que había reducido el déficit con China, cuando en la realidad lo había aumentado; nos aseguró que había solucionado el conflicto con Corea del Norte, cuando lo dejó en su peor momento; convenció a Netanyahu de que su política había sido tan exitosa que podía olvidarse de la solución de los dos Estados (y miren lo que pasó). Y los ejemplos pueden multiplicarse. Llegó a decir que su presidencia era la mejor de la historia norteamericana (es difícil omitir a Washington, Lincoln, Roosevelt o Reagan)…

En esta etapa de crisis de las dirigencias globales, con un 2025 que se estrena con las caídas de los gobiernos de Francia, Alemania, Canadá, Corea del Sur y Siria, con Maduro inaugurando un tercer mandato de seis años y una ola de “derecha dura” que se extiende por todo el planeta como una verdad revelada, aparece un nuevo presidente norteamericano que, antes de asumir, anuncia la posible anexión de Canadá como estado 53, la compra de Groenlandia y la recuperación del Canal de Panamá. Todo esto, por cuestiones de “seguridad nacional”. Por si esto fuera poco, advierte sobre la expulsión de todos los inmigrantes ilegales –más de 11 millones–, el aumento de las tarifas de importación a los productos importados de China en un 60% y del 20% a los del resto del mundo, la reducción de los impuestos y el achicamiento del Estado. En lo inmediato, se compromete a alcanzar la paz en Ucrania y Medio Oriente. Seguramente, habrá muchos otros anuncios en los próximos días, semanas y meses.

La debilidad de la Unión Europea y la falta de peso político de Rusia y Japón prenuncian un “duelo” amplificado entre los dos grandes contendores: China y EE.UU. Del PBI mundial, de US$100 trillones, 50 se los reparten por partes casi iguales y en el segundo escalón, de US$4 trillones, solo se encuentran Japón, Alemania y la India (el tercer escalón lo ocupan Rusia y Brasil, con US$2,5 trillones). Como gran mediador, Elon Musk, una suerte de superministro sin cartera de Trump y, al mismo tiempo, principal socio del Estado chino (que le financia el 50%del costo de producción de sus autos Tesla). No sabemos de quién de los dos es el “caballo de Troya”.

Veremos gran volatilidad de los mercados de commodities –alimentos, energía y minerales– y el desafío de desentrañar un “nuevo orden internacional” pregonado en las palabras y poco perceptible en los hechos.

Para nosotros, los argentinos, se nos presenta la septuagésima oportunidad de reinsertarnos exitosamente en el mundo, como país “periférico rico” –como lo fuimos con Canadá y Australia hasta hace 60 años– con la buena noticia de que nuestro comportamiento durante 2024 ha despertado la atención y el interés de los mayores inversores en tecnología, alimentos, minería y energía. Solo tenemos que alcanzar la consolidación institucional que completa el suceso económico con dos medidas: 1) aprobar un presupuesto en el Congreso y 2) completar una Corte Suprema que exprese independencia y consenso político. Así tendremos credibilidad y seguridad jurídica.

Nos faltan solo cinco centavos para el peso.ß

Ex embajador en EE.UU., la UE, China y Brasil.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/trump-los-hechos-y-las-palabras-nid16012025/

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