Testigo clave: quién es el ingeniero que denunció ante la Justicia las extrañas muertes de bebés en el Neonatal y declaró hoy
CÓRDOBA.– Hace dos años y medio, Francisco Luperi radicó la denuncia judicial que abrió la posibilidad de que 13 familias en Córdoba sepan qué pasó con sus hijos: cinco de ellos murieron p...
CÓRDOBA.– Hace dos años y medio, Francisco Luperi radicó la denuncia judicial que abrió la posibilidad de que 13 familias en Córdoba sepan qué pasó con sus hijos: cinco de ellos murieron poco después de haber nacido sanos y ocho sobrevivieron a una repentina descompensación, entre marzo y junio de 2022 en el Hospital Materno Neonatal de esta ciudad. Su denuncia desembocó en la causa penal que condujo a este juicio por jurados a la enfermera Brenda Agüero como acusada de ser la autora material de cinco asesinatos y ocho intentos de homicidio, junto a diez exfuncionarios y profesionales imputados por encubrimiento, incumplimiento de deberes funcionarios públicos y falsedad ideológica.
Luperi, de 42 años, es esposo de Virginia Zamora, quien es anestesióloga en el Hospital Neonatal. “Trabaja un día fijo y a veces hace guardia; en esa época, me parece que los viernes. Cuando ella volvía del Neonatal, como cualquier pareja, cuando regresaba contaba algunas cosas que habían pasado en la guardia”, empezó esta mañana su declaración en el proceso oral.
Sostuvo que los comentarios de su esposa eran sobre hechos que le habían contado terceras personas: “Me refiere que una compañera de trabajo le comenta de la muerte de un bebé que, aparentemente, no tenía una explicación natural, cierta. Una muerte que no se sabe su causa. Lo tomamos como una noticia triste, pero no había nada más (...). A medida que se fueron acumulando los hechos, lo charlábamos entre nosotros con más alarma, con más preocupación (...). Le habían dicho que había más muertes o más lesiones”.
Luperi subrayó que, en conjunto con Zamora, tomaron la decisión de que “esto tenía que ponerse en conocimiento de la Justicia”. Afirmó que desconocían en ese momento si había una investigación policial o judicial. “Hice la denuncia como una manera de tratar de resguardarla un poco a ella, porque trabaja en el hospital y era un tema muy delicado. Decidimos presentar la información para que la Justicia verifique esos comentarios”, ahondó el testigo. La presentación recayó en la Fiscalía del Distrito N° 3, a cargo de Raúl Garzón.
La denuncia la concretó el 4 de julio de 2022, poco menos de un mes después de las últimas dos muertes y dos descompensaciones de criaturas. Hasta entonces solo había dos pedidos de autopsias por muerte dudosa realizados en la madrugada del 7 de junio, pero no una formalización de denuncia. Ayer miércoles, con las declaraciones de las últimas dos mamás de sobrevivientes, terminaron de pasar todas las madres de las víctimas.
Luperi recordó que Zamora le relató que un día había habido varios casos dudosos y una compañera de guardia le indicó que se iba a hacer “una biopsia en quirófano, cuando lo habitual es en sala”, y que en uno de los casos hubo “una extracción de una lesión en la piel y el resultado de la biopsia habría dado niveles muy altos de potasio”. También sostuvo que “en más de un caso se observó lesión como la que deja la aguja cuando se inyecta en las piernas”.
El ingeniero enfatizó que hizo la denuncia porque entiende que, “como ciudadano”, es lo que corresponde. Varias veces indicó, ante consultas de los abogados y del fiscal, que “no es lo mismo” evaluar ahora los hechos cuando ya trascendieron que en aquel momento. Sí mencionó que “alguien le comentó a mi esposa que había una investigación interna en curso y que ellos iban a tomar las riendas”.
Cuando Nicolás Ruades, representante legal junto con Daniela Morales de seis madres, le transmitió que las madres le hacían llegar su agradecimiento por su “valentía, coraje y honor” al hacer la denuncia, Luperi se emocionó. “Gracias a las familias. Compartimos su dolor”, dijo. También respondió que “nunca” recibieron amenazas.
PotasioEn la audiencia también declaró Zamora, quien ratificó que en 2022 trabajaba en el Hospital Neonatal “los viernes fijos y una guardia que, generalmente, era los domingos”.
Afirmó que en mayo, un domingo, se le acercó la instrumentadora Viviana Martínez (quien también era parte del Sindicato de Empleados Públicos) y le preguntó si había “escuchado algo sobre unas muertes y lesiones de bebés que no se podían explicar”.
También le consultó sobre si la vitamina K que le ponen a los bebés podía provocar lesiones y Zamora le explicó que no. En ese diálogo, o en otro entre ambas, Martínez la indagó sobre si podían ser picaduras de insectos. “Le respondí que era extraño que los insectos aparecieran en las cunas justo cuando apoyaban un bebé”, detalló hoy la anestesióloga. La sospecha era entonces que hubiera alacranes.
Martínez le preguntó también si se podía confundir la vitamina con el cloruro de potasio. “No, porque el potasio es una ampolla de 5ml transparente y con letra roja, por disposición de la Anmat, bien claro el nombre y suele estar en el área de medicamentos restringidos. En cambio, la vitamina K es un frasquito color caramelo. Es muy difícil de confundir”, detalló la médica. Aclaró que en el Neonatal el potasio estaba en “caja de paro” en el quirófano “porque se aplica en reanimación en paro cardíaco, por ejemplo”.
Las preguntas del fiscal Sergio Ruiz Moreno se focalizaron sobre ese punto, porque las autopsias de los bebés muertos en la madrugada del 6 al 7 de junio de 2022, así como estudios en varios sobrevivientes, determinaron “exceso de potasio” en sangre.
“Si se aplica directamente a un bebé, produce el paro y la muerte”, precisó Zamora ante la consulta del fiscal. El primer defensor de Agüero, Luis Obregón, había advertido que era una “posibilidad muy grande” que “alguien” –nunca señaló la chance de que fuera la enfermera– hubiera confundido las ampollas. El argumento fue que el símbolo químico del potasio es la letra K.
Las conversaciones informales, según Zamora, continuaron y ya se hablaba de “pinchazos”. En junio, Martínez le dijo que había tenido una “guardia terrible” [ese día, el 6 de junio, se registraron dos muertes y dos compensaciones). Después de esa jornada, sostuvo, en el hospital se siguió trabajando “normal. En el área de quirófano, no se nos notificó nada”.
Sobre la biopsia en quirófano mencionada también por su esposo, Zamora indicó que, aunque ella no iba a estar presente, miró la historia clínica digital para preparar todo y allí leyó que la criatura había tenido un paro y presentado potasio en sangre de 7; en un adulto, el valor normal va de 3,5 a 5,3. “Había algo que no me gustaba, me preocupaba el caso y le dije a mi compañera que estuviera muy atenta, que preguntaran bien qué pasó porque en la historia no estaba claro”, agregó la médica y precisó que esa colega le contó que cuando consultó fue “todo extraño, no le daban información. Ni a ella ni a los cirujanos”. La anestesióloga planteó que los datos que requerían eran para actuar profesionalmente.
“Me cuesta hasta el día de hoy asimilar que haya pasado todo esto. Ha sido muy doloroso todo este proceso. No he querido leer cada detalle porque me ha generado mucha ansiedad, mucho dolor. Nunca creí vivir una situación así en 20 años de profesión. No nos imaginamos jamás que nos íbamos a enterar de todo esto”, señaló Zamora, y se quebró en medio de sus palabras.