Tecnología en el deporte: cómo se extendió el uso de GPS pese a detractores y escépticos
“Hace unos 15 años, cuando se comenzaron a usar los sistemas de seguimiento con dispositivos GPS y los programas de análisis de video en el fútbol, mientras intentaba explicar los beneficios d...
“Hace unos 15 años, cuando se comenzaron a usar los sistemas de seguimiento con dispositivos GPS y los programas de análisis de video en el fútbol, mientras intentaba explicar los beneficios de estas tecnologías a un grupo conformado por los integrantes de un cuerpo técnico, el entrenador principal me interrumpió y en tono risueño me preguntó: ¿la computadora, hace goles?”, le cuenta a LA NACION Luis Martín, CEO de K-Sport América, que evitó revelar el nombre del protagonista de la anécdota, pero sugirió que fue uno de los técnicos más ganadores de uno de los grandes clubes de nuestro país.
Hoy ya no hay espacio para la ironía y todos los planteles de fútbol y del deporte de elite de conjunto utilizan estos dispositivos que les permite hacer un seguimiento detallado del desempeño físico de los jugadores en base a datos que se construyen capturando información en tiempo real de todos los movimientos, tanto en entrenamientos como en competencia.
Juan Román Riquelme, antes de ser presidente de Boca, sumó su mirada crítica y abrió lugar a la polémica cuando en una entrevista le preguntaron respecto del uso de estos dispositivos: “No sé para qué sirve el coso ese en la espalda. Si le doy todos los pases al contrario, pero corrí 34 kilómetros, parece que fui el mejor porque el cosito lo marca. Yo no puedo entender que se juegue con eso en la espalda cuando a mí me molestaba hasta llevar una venda”.
Esta tecnología comenzó a usarse de manera masiva hace 15 años y la descubrió el público en general al ver las imágenes de jugadores durante los entrenamientos calzando un “corpiño”, o en un momento de euforia de un goleador luego de convertir, revoleando la camiseta y dejando al descubierto esta especie de pechera.
“En realidad se trata de un dispositivo pequeño y muy liviano (los más sofisticados pesan 50 gramos) que se ubica en la espalda debajo del cuello. Está compuesto por un procesador, un acelerómetro, un giroscopio y un magnetómetro. Estos sensores permiten capturar datos que ayudan a los cuerpos técnicos a hacer un control de las cargas de trabajo durante los entrenamientos y la competencia. Además, ayudan a entender la evolución del rendimiento físico de los deportistas y a prevenir lesiones a partir del análisis de la información que se obtiene”, le dice a LA NACION Joel Alecio, director comercial de Catapult, la empresa que lidera el mercado de dispositivos, comúnmente denominados GPS, a casi todos los clubes de fútbol primera división de Argentina y de Latinoamérica, además de federaciones y asociaciones de los países.
“Lo más visible es la pechera, y aunque el corazón del equipo es el dispositivo, no deja de ser muy importante, porque si fuese incómoda o tuviese movimientos, alteraría la calidad del dato que se genera. Varias marcas deportivas intentaron confeccionarlas, pero ninguna logró la calidad ni la comodidad que tienen las que proveemos nosotros y por ese motivo ofrecemos el paquete completo que incluye las pecheras”, afirma Nicolás Basdedios que forma parte del equipo comercial de Catapult, esta empresa de origen australiano que nació en 2006 y que se formó a partir de la fusión del Instituto Australiano del Deporte y del Centros de Investigación Cooperativa (CRC), que buscaban potenciar el desempeño de los atletas de ese país en los Juegos Olímpicos de Sydney.
El origen de esta tecnología fue producto de una evolución. En un principio fueron los datos que surgieron del análisis del video, que a partir de algoritmos más o menos sencillos, informaban acerca de distancias recorridas por los jugadores, tiempo de posesión del balón y pases dados. Pero para entender el desempeño físico esto era un dato incompleto y se sumaron los GPS provenientes del mundo del running que agregaron información como la velocidad desarrollada. A esto fue necesario agregarle otros dispositivos para poder obtener datos determinantes para el fútbol, como la aceleración, los cambios de ritmo y la intensidad. Finalmente, la capacidad de capturar todo esto en tiempo real fue lo que terminó de delinear los sistemas que hoy se utilizan.
K-Sport es otra de las empresas que provee de estos dispositivos. Talleres y Belgrano de Córdoba, Rosario Central, Newell’s Old Boys, Sarmiento de Junín y Gimnasia de La Plata utilizan sus equipos, además de los principales equipos de Italia y la liga mexicana. Luis Martín afirma que la de los denominados GPS, es la tecnología más conocida pero que es solo uno de los elementos que se utilizan: “Hoy en día se combinan con las cámaras que capturan imágenes de los partidos y que cuentan con software que hacen un análisis de todos los eventos que ocurren y los posiciona en el campo de juego y en conjunto brindan un mapa más preciso y no solo datos aislados”.
Quienes certifican la calidad de la información que generan estas tecnologías son las entidades que organizan y regulan cada actividad deportiva, que en el caso del fútbol es la FIFA. Anualmente, valida los dispositivos de cada una de las marcas haciendo testeos y comparando los datos que obtiene con mediciones precisas y a partir de estos procesos otorga certificaciones para cada uno de los modelos, lo que permite saber cuán exacto es cada dispositivo.
En un principio la incorporación de esta tecnología tuvo cierta resistencia, pero hoy está totalmente admitida, sobre todo en los jugadores más jóvenes, dado que en los clubes de primera su uso se extiende a las divisiones juveniles y los deportistas se acostumbran a llevarlos desde muy chicos. “Con el tiempo todos fueron entendiendo el valor de la información, de cómo ayuda al entrenador y al deportista, y ya no hay discusión alrededor de su uso”, le dice a LA NACION Leandro Bugliani, preparador físico institucional de la primera división de fútbol de Defensa y Justicia.
La figura de una persona encargada de administrar toda la información que se genera a partir de diferentes tecnologías es relativamente nueva, pero se repite con esa denominación o de diferente manera, en casi todos los planteles de primera división.
“Mi rol es el de administrar todas las mediciones y datos que obtenemos, analizarla y colaborar con el cuerpo para poder tomar las mejores decisiones. Hoy tenemos mucha estadística y mi rol es cruzar todo ese caudal de datos y transformarlos en información concreta”, sostiene Bugliani.
En el pasado todo se procesaba y se analizaba después de los entrenamientos o de las competencias, pero hoy se obtiene en tiempo real, por lo que es frecuente observar a los preparadores físicos con un dispositivo digital, que en general es una tablet, tomando decisiones sobre la marcha. “Durante un partido sabemos con precisión el esfuerzo que realizó cada jugador. En algunas oportunidades, para decidir un cambio el técnico me consulta quién tuvo mayor desgaste, y yo le puede acercar el dato exacto. Después es el entrenador es el que define, pero lo puede hacer con información concreta y no solo por percepción”, afirma el preparador físico del Halcón de Florencio Varela.
Durante las sesiones de entrenamiento, el seguimiento de la tarea que lleva adelante cada jugador es otro de las funciones de los dispositivos, dado que ayudan a entender cuándo un jugador está por encima o por debajo de la carga prevista en esa sesión y ajustar sobre la marcha el trabajo. Esto además cumple un rol determinante al momento de prevenir lesiones, porque se pueden anticipar a una sobre carga. Adicionalmente cada deportista responde un cuestionario que llaman “escala de precepción”, donde se consulta acerca del descanso, la alimentación, su estado de ánimo y se indaga sobre situaciones emocionales que pueden afectar el desempeño. “Con toda esta información, el preparador físico está atento a las alarmas que van apareciendo y se puede adelantar a situaciones que de otra manera derivarían en una lesión”, dice el profe de Defensa y Justicia que trabaja en este club desde 2010.
“Los datos que se obtienen hay que contextualizarlos para que se conviertan en información útil”, explica Bugliani quien afirma que la información del dispositivo es necesaria cruzarla con la imagen de video. “El jugador más rápido pudo haber sido un marcador central, pero corriendo para atrás al extremo que lo supera yendo a buscar un pase a sus espaldas. Esto lo ves a partir del análisis porque el dato aislado no siempre expresa lo que ocurre y puede llevar a conclusiones equivocadas”.
Bugliani resalta la idea de la relatividad de los datos y la importancia de contar con mucha información de contexto para hacer una correcta lectura: “Distancia recorrida, velocidad e intensidad dependen en gran medida del puesto. Es frecuente que varíe el desempeño de un mismo jugador de acuerdo con el lugar que ocupa en la cancha”. En otros casos el desarrollo de la competencia hace que las circunstancias cambien y esto modifica el esfuerzo. “Si el equipo termina el primer tiempo 2-0 y al contrario le echaron a un jugador, la información no la tomo, porque es probable que el esfuerzo de la segunda mitad esté regulado y el dato que obtenga no refleje el verdadero potencial”, dice Bugliani.
Sebastián Villalba se define como científico deportivo y es el responsable del análisis de rendimiento físico en Unión de Santa Fe. Cuenta con dos post títulos universitarios en su formación profesional y combina dos especialidades que le permiten llevar adelante esta tares: es preparador físico, pero además es especialista en análisis y manejo de información: “Hace unos años surgió la figura del científico deportivo, que al conocimiento tradicional de la actividad física le agrega la capacidad de manejar una cantidad grande de datos para poder construir diagnósticos y tener un mejor entendimiento”.
Villalba sostiene que su rol no es solo la recopilación de datos del desempeño físico y afirma que la ciencia del deporte evolucionó y hoy obtiene conclusiones que permiten colaborar con los planteos tácticos y estratégicos. “En nuestro caso identificamos que cuando el equipo recorre mayor cantidad de metros por minuto durante un partido coincide con la apreciación del cuerpo técnico de que los jugadores interpretan lo que les pide que desarrollen en la cancha”, cuenta Villalba. “Dicho de otra manera, el indicador de intensidad de juego no nos asegura un resultado, pero sí que el equipo se alinea con lo que el técnico les pide y esto lo medimos”.
El analista del Tatengue coincide con sus colegas en que la clave para construir diagnósticos es cruzar los datos puntuales con la historia y con las situaciones de juego: “Para explicar esto muchas veces uso un video de un gol en el fútbol inglés. Un jugador recorre más de 100 metros a velocidad máxima, cosa que a priori es imposible porque las canchas no miden esa distancia. Se trata de un un gol trasladando la pelota desde la mitad de la cancha y luego el festejo, cruzando todo el campo de juego hasta donde está su hinchada. Sin ver la imagen no se entiende la información y esto es algo frecuente”.
También en el rugbyLa selección argentina de rugby seven, que lidera el Circuito Mundial y se prepara para participar en los Juegos Olímpicos de París, utiliza el sistema de dispositivos que provee Statsports. Juan Martín Galarraga, preparador físico del plantel, explica: “Los jugadores de rugby seven son atletas de elite con un nivel de preparación muy exigente y en los que aspectos como la velocidad son determinantes. Para nosotros, contar con registros y parámetros precisos de cada jugador es indispensable y nos ayuda a mejorar la preparación”.
En el caso del rugby, las pecheras que llevan los dispositivos son reemplazadas por un pequeño bolsillo en la camiseta, ubicado en la espalda, porque la dinámica de este deporte, con continuos agarrones hace difícil que sobrevivan y que se puedan utilizar durante la competencia.
El rugby de 7 se juega en la misma cancha que la versión tradicional de 15 jugadores, lo que otorga mucho espacio y le da más dinámica al juego; por este motivo, la velocidad de los jugadores es un aspecto determinante. Franco Florio, recordman argentino en 100 metros, fue jugador de los Pumas 7s y Marcos El Rayo Moneta, una de las estrellas de la selección nacional, cuenta con marcas extraoficiales de 10 segundos 20 milésimas, lo que lo pone muy cerca del mejor registro. Toda esta información se captura con los dispositivos que los jugadores utilizan tanto en entrenamiento como en competencia y que le permiten al preparador físico potenciar la condición física en un deporte donde los más rápidos suelen imponerse.
“La información que obtenemos de cada entrenamiento no solo la analizamos nosotros; cada jugador se interesa y tienen seguimiento de los datos de su desempeño. Además, se genera una competencia sana, porque después de cada entrenamiento de velocidad, todos miran cómo estuvieron y nunca falta la broma a partir de un mejor resultado”, completa Galarraga.
El propio Moneta le cuenta a LA NACION acerca del uso que hace de la información que obtiene de los dispositivos GPS: “Miro todo el reporte de cada entrenamiento porque me interesa entender cómo evoluciono, pero además hago un juego interno de comparar mi percepción contra el dato real. En una serie de pasadas a velocidad máxima identifico cuál fue la mejor de acuerdo con lo que sentí y la comparo con la información para adiestrar mi capacidad de leer mi cuerpo”, explica uno de los jugadores más destacados de Los Pumas y del Circuito Mundial de Rugby Seven.
En 2017, Boca Juniors, en colaboración con una reconocida marca de bebida isotónica, montó un laboratorio dotado de tecnología de vanguardia que les permite hacer evaluaciones de rendimiento y ayudar en los procesos de recuperación de lesionados. En el marco de este laboratorio, los dispositivos GPS son una de las herramientas de utilización más frecuentes, pero además se fueron sumando otros sistemas que lo convierten en uno de los mejor equipados de Argentina. En este ámbito, médicos deportólogos, kinesiólogos y preparadores físicos interactúan con analistas de datos buscando maximizar el rendimiento físico de los jugadores y aplican nuevas tecnologías para ayudar en la recuperación de lesiones. Uno de los aparatos que utilizan es una cinta antigravedad que permite correr disminuyendo significativamente el impacto y posibilita acelerar el tiempo de recuperación. Esta cinta se compró a partir de la sugerencia de un jugador que la utilizó en un paso previo por un importante club de Europa.
La realidad es contundente y muestra que la discusión está cerrada. Salvo en contadas excepciones, todo futbolista se entrena y juega con un dispositivo pegado a su cuerpo. La utilización de la tecnología en el deporte es una realidad ineludible, y si bien es verdad que una computadora no hace goles, hoy ya los anula o los convalida.