San Lorenzo perdió contra Liverpool por la Copa Libertadores y su cambio de aire con Leandro Romagnoli no oxigenó el juego
Un ídolo para sustituir a otra figura con historia en el club. Un cambio de mando que se gestó ante la ausencia de resultados, aunque de una campaña a otra la jerarquía del plantel disminuyó y...
Un ídolo para sustituir a otra figura con historia en el club. Un cambio de mando que se gestó ante la ausencia de resultados, aunque de una campaña a otra la jerarquía del plantel disminuyó y lo que se empezó a construir quedó en pausa hasta detenerse definitivamente. Leandro Romagnoli reemplazó a Rubén Insua al frente del plantel de San Lorenzo, dos emblemas en la historia de un club que desanda días turbulentos y al que le quedó la Copa Libertadores como el desafío destacado del año: un flojo comienzo con el Gallego no fue rectificado por Pipi, que en el estreno perdió por 1 a 0 contra Liverpool, por la tercera fecha del grupo F.
El crédito de San Lorenzo se consumió peligrosamente después de dos partidos. La visita a Montevideo no ofrecía demasiadas alternativas al Ciclón, más que una victoria que lo devolviera a la competencia, después de empatar en el Nuevo Gasómetro con Palmeiras y de caer en la visita a la altura de Quito, ante Independiente del Valle. Esa excursión resultó la última para el entrenador Insua, que de regreso al país descubrió que el contrato que los dirigentes le extendieron por dos años, en enero pasado, tenía un abrupto final. Sin respuestas favorables en los sondeos por Luis Zubeldía –asumió en San Pablo–, Gabriel Heinze, Ariel Holan y Nicolás Larcamón, la espalda de un ídolo, Romagnoli, se ofreció como un escudo: el equipo no se clasificó para los playoffs de la Copa de la Liga y el recorrido internacional es más que inestable.
Los intérpretes siguieron siendo prácticamente los mismo que empleó Insua, porque Tarragona esta suspendido, Hernández –lesionado–, Remedi, Blanco, Tapia y Cuello no asomaron en la formación, aunque la alineación que dispuso Romagnoli tuvo un corte más ofensivo a la de su antecesor. En un minuto enseñó otro carácter: un equipo adelantado en el campo, que presionó la salida de Liverpool e intentó forzar al rival a recurrir al pelotazo y a dividir el balón. La posición de Perruzzi, como único volante central, liberó a Irala, que se unió a Giay, Barrios y el juvenil Medina –el DT le dio la titularidad en el último partido de la Copa de la Liga, con Central Córdoba– para diseñar sociedades y juego; en el frente de ataque, Bareiro fue la referencia, aunque los volantes acompañaron a menor distancia y el paraguayo no se apreciaba como una boya.
Los movimientos y las nuevas intenciones igualmente necesitaron de un cuarto de hora para que San Lorenzo junte un par de pases y genere una acción de peligro: desbordó Giay, que intentó engañar al arquero Guruceaga con un remate al primer palo; el rebote lo capturó Irala a la altura del punto del penal, pero no tuvo puntería. El intento de cambiarle el perfil por un lapso a Perrito Barrios no funcionó y en el regreso a la franja izquierda demostró que es su hábitat con un desborde que conectó Giay. Ese entusiasmo fue languideciendo y la finalización del primer tiempo no se presentó como un mal plan para reordenar las piezas, refrescar conceptos, animar el espíritu… En particular, después del remate de cabeza del uruguayo Ocampo que se estrelló en el travesaño.
Compacto de Liverpool 1 vs. San Lorenzo 0Para Liverpool, campeón uruguayo 2023, la Libertadores tampoco le sonríe: se marchó el DT Bava y el control lo tomó Alfaro, de pasado en San Lorenzo en 2009/10 –tiempos del Cholo Simeone y Ramón Díaz en el banco de los suplentes-: la columna del equipo se desmembró y hoy la figura es Luciano Rodríguez, el juvenil campeón Sub 20 en 2023 con la Celeste y que pretendió River en el último mercado de pases. En los últimos días, el paraguayo Miguel Samudio se desvinculó, tras un conflicto extradeportivo sin retorno y que quebró el vestuario.
Las múltiples equivocaciones en los pases promovieron un reinicio anodino y, como en el comienzo, el Ciclón se despertó primero: combinó Giay con Medina, que habilitó a Barrios; el remate del Perrito, de frente, lo contuvo Guruceaga. Bareiro se hizo un espacio y ensayó un disparo desde fuera del área. Romagnoli recurrió a las ventanas de cambios para modificar el rumbo: Remedi y Leguizamón, los primeros en saltar a la cancha; Herazo, el siguiente eslabón que eligió el entrenador… Las desprolijidades envolvieron a todos: las recuperaciones no se traducían en ataques, la pelota se dividía y en esa sucesión de errores Giay falló y Nicola definió ante Altamirano para hundir a San Lorenzo.