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Reseña: La idea natural, de María Negroni

Si bien desde la antigüedad hubo gestos que los prefiguraron, taxonomías, enciclopedias, archivos, gabinetes de curiosidades y museos constituyen algo así como el núcleo duro no solo de la mode...

Si bien desde la antigüedad hubo gestos que los prefiguraron, taxonomías, enciclopedias, archivos, gabinetes de curiosidades y museos constituyen algo así como el núcleo duro no solo de la modernidad en términos generales, sino también del modo específico en que se configuraría una mirada moderna frente al mundo.

Hija de esa tradición, María Negroni (Rosario, 1951), que reconoce que su hábitat es el del cemento, el ruido y las luces infatigables de lo urbano, recupera en La idea natural el pulso del observador moderno que, anclado en la sólida estructura de su civilización, observaba, clasificaba, enumeraba, organizaba y coleccionaba elementos del caos natural (cuando no del enigma de cualquier otra civilización que no fuera la propia).

“Me interesa más bien registrar los discursos elaborados sobre la naturaleza, sumergirme en los datos de una naturaleza escrita”, aclara la autora –autodeclarada “analfabeta de los espacios verdes”– en el texto donde presenta La idea natural. Si, como escribió Umberto Eco, “hacemos listas porque no queremos morir”, Negroni organiza la suya: una enumeración, guiada por criterios a la vez personales y cronológicos, de aquellos que, de un modo u otro, desde la antigüedad hasta nuestros días, intentaron organizar el perturbador desorden de una naturaleza por definición inasible.

El listado abre con el filósofo romano Lucrecio (siglo I a.C.) y cierra con el escritor estadounidense-argentino Mike Wilson (1974); en el medio, hay lugar para naturalistas, pensadores, poetas y artistas de Europa y de América, la Argentina incluida. El elemento común es la observación y el intento de apropiación –por lo general, mediado por palabras; en algunos casos también por obras plásticas o audiovisuales– de algún aspecto del mundo natural. La textura estilística es diversa; aunque en la mayor parte de las semblanzas Negroni recurre a los giros propios de la biografía, también utiliza –según se lo permita tal o cual personaje– los recursos del poema o del género epistolar. En todo caso, es un juego al que está habituada. La idea natural se inscribe en una serie similar a la de otros de sus libros: Cartas extraordinarias (misivas apócrifas escritas por figuras célebres), Pequeño mundo ilustrado (objetos, textos o ideas que marcaron a la escritora) o Archivo Dickinson (recreación de la lírica de la poeta estadounidense).

“ un laberinto verbal dispuesto, como un teatro, para celebrar el enigma”: así describe Negroni El libro de la almohada, obra que Sei Shonagon escribió en Japón en el siglo X. Algo de esto también tiene La idea natural, sobre todo en su voluntad por enhebrar siglos, pesadillas, deslumbramientos y hasta algún resignado llamado a “cultivar un jardín”.

La idea natural

Por María Negroni

Acantilado

208 páginas, $ 21.500

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ideas/resena-la-idea-natural-de-maria-negroni-nid18012025/

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