Rafael Nadal venció a Alex de Miñaur y avanzó a la tercera ronda del Masters 1000 de Madrid
Cada golpe, cada punto es especial para Rafael Nadal sobre este terreno. Es su casa. Así lo siente él, y así se lo hacen sentir los madrileños que coparon el estadio Manolo Santana. El Masters ...
Cada golpe, cada punto es especial para Rafael Nadal sobre este terreno. Es su casa. Así lo siente él, y así se lo hacen sentir los madrileños que coparon el estadio Manolo Santana. El Masters 1000 de Madrid vive una circunstancia especial: a los 37 años, cada partido de Rafa puede ser el último. Ya lo dijo él: será su despedida del emblemático torneo de la capital española. Por eso, los aplausos; por eso, la emoción del manacorí en cada pelota.
Por eso, también, los espectadores de lujo. Como Zinedine Zidane, en la primera fila; o como la estrella que viva la mitad de Madrid, Vinicius Jr., sentado en un segundo plano, con gorrita y gafas de sol. Todos quieren ver al rey del polvo de ladrillo, a uno de los mejores de la historia, y a quien Madrid más veces ha visto ganar. También el rey de España, Felipe VI, que aplaudía con decoro a su ídolo.
Vestido de lila, con detalles anaranjados, Nadal consiguió un triunfo notable en su regreso a las canchas, frente a un hombre que es número 11 del mundo y hasta hace poco estuvo entre los top ten, el australiano Ales de Miñaur. Rafa se impuso con solvencia por 7-6 (8-6) y 6-3 y este lunes lo espera un argentino, Pedro Cachin, que dejó en el camino al estadounidense Frances Tiafoe. Fue una verdadera prueba de fuego para el español, que en su presentación en el torneo había apabullado al juvenil Darwin Blanch, de 16 años.
Para Nadal, esto no es jugar por jugar, sabiendo que este año es el último. Animal competitivo, más allá de que su gran objetivo sea estar en Roland Garros, el manacorí se lo toma bien en serio. A tal punto que en el primer set se desgañitó en una discusión con el umpire, el irlandés Fergus Murphy. Fue en el tercer juego, cuando Rafa juzgó que una devolución del australiano se había ido larga. El español dejó de jugar el punto y esperó que se revisara la acción, pero el umpire le indicó que no había hecho el gesto de challenge, por lo cual no correspondía la revisión. Nadal se acercó al juez de silla muy enojado y tuvo intercambio subido de tono.
La discusión con el umpireNadal peleó palo a palo el primer set hasta llevárselo en el tie break por 8-6. Impecable siguió en el segundo parcial, escondiendo los dolores y ocultando cualquier tipo de sufrimiento. Nadal mostró grandes dosis del tenis que lo llevó a la cumbre. El ejemplo fue el octavo juego, en el que sacó implacable y dejó en cero a un sorprendido De Miñaur, campeón este año en Acapulco.
En el noveno juego, el australiano arrancó con un ace, pero el mallorquín se puso serio, dio vuelta las cosas con grandes devoluciones y forzó un doble match point. El estadio estalló en ovaciones. Hubo que pedir silencio varias veces. La primera oportunidad la desperdició con un tiro que se fue muy largo. “Sí, se puede”, gritaba la gente. Una doble falta condenó a De Miñaur. Y Rafa alzó los brazos, gritó y disfrutó de un baño de elogios y ovaciones.
This backhand to set up match point was *huge*
💣 @RafaelNadal #MMOPEN pic.twitter.com/mIZHggcqB7
En la previa del torneo, Nadal había mostrado dudas con respecto a su estado físico. “Para mí jugar en Madrid es siempre muy bonito. Estoy con ganas de jugar una vez más aquí. La semana ha sido, en algún aspecto, buena y, en algún otro, no tan buena. No estoy preparado para jugar al cien por cien, pero estoy preparado para salir a jugar mañana. Y eso es importante, jugar por última vez aquí en Madrid significa mucho. Porque sí, creo que sí será la última vez que juegue en Madrid”, declaró hace unos días.
La inactividad de los últimos tiempos hizo que perdiera terreno hasta recalar en el puesto 512 del ranking. Su regreso este año contempló apenas cinco partidos. En enero disputó el torneo de Brisbane, donde ganó dos encuentros y cayó cuartos de final. Y la semana última participó del torneo Conde de Godó, en Barcelona, donde perdió en el segundo match, justamente con el rival al que este sábado venció en la tarde de Madrid: Alex de Miñaur.