La noticia del asesinato de Andrés “Pillín” Bracamonte sacudió a los allegados al Club Atlético Rosario Central. El hombre de 52 años -que era un histórico referente de la barra del club rosarino- fue abatido a balazos desde una moto que abrió fuego hacia el interior de la camioneta en la que iba en los alrededores al Estadio Gigante de Arroyito, luego del partido que Rosario Central perdió contra San Lorenzo por 1 a 0.

Hacía más de 20 años que Pillín estaba vinculado a la barra dentro del club y a supuestos negociados con las bandas narcotraficantes locales, especialmente la de Los Monos. Tiempo atrás había comenzado a ser investigado por el fiscal Miguel Moreno porque su nombre apareció mencionado en una trama de sicarios que ejecutaron al policía narco Cristian Ibarra, asesinado por Ariel Cantero (alias “Chanchón”), uno de los hijos de Máximo, el histórico líder de la agrupación criminal.

Sin embargo, su relación con la banda narco había comenzado muchos años atrás, cuando empezó su liderazgo dentro de la hinchada canalla y se enfrentó a Los Chaperos, otra de las facciones que en ese entonces compartía el liderazgo dentro de la barra.

Estos antecedentes, sumado a una vinculación con irregularidades en los taxis y una red de empresas para ocultar el dinero que provenía de hechos ilícitos, hicieron que en 2020 fuera detenido imputado por lavado de dinero. Salió en libertad en noviembre de 2021 y volvió a vivir a su casa en el country Los Álamos, en Ibarlucea.

Sin embargo, en noviembre del año pasado, Bracamonte y el titular de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) de Rosario, Carlos Vergara, fueron detenidos acusados de integrar una asociación ilícita dedicada a extorsiones en obras de construcción. De acuerdo a la información inicial, el barra de Rosario Central era la “fuerza de choque” que usaba la Uocra para presionar a los desarrolladores inmobiliarios a fin de que contrataran un servicio de viandas que manejaba el sindicato. Le atribuyeron los delitos de “asociación ilícita en calidad de jefe”, “organizador en carácter de autor” y “extorsión en calidad de autor”. A menos de un mes de que lo detuvieran, en diciembre del año pasado, el juez Facundo Becerra resolvió otorgarle la libertad bajo fianza tras un pago de 20 millones de pesos y la obligación de cumplir con ciertas restricciones.

En la actualidad había comenzado un juicio en su contra por violencia de género en el que la fiscal Luciana Vallarella había solicitado una pena de dos años de prisión efectiva en el alegato de apertura ante el juez penal de primera instancia Aldo Bilbao Benítez. La acusación se apoyaba en dos incidentes de amenazas simples que había denunciado una de sus exparejas.

El crimen que tuvo lugar este sábado por la noche ocurrió cuando el hombre, que viajaba en una camioneta, fue baleado desde una motocicleta “por al menos dos personas que le realizaron múltiples disparos de arma de fuego” y huyeron del lugar.

Según informó el Diario La Capital, durante el crimen también mataron a otro barra que lo acompañaba, Daniel “Rana” Atardo. El ataque -ocurrido en el cruce de bulevar Avellaneda e Ibarlucea- sucedió en momentos en que todavía salían hinchas del club luego del encuentro con el equipo porteño. Bracamonte no tenía permitido el ingreso al estadio por el derecho de admisión que aplicaba la institución sobre su persona, por lo que se encontraba en los alrededores debido a la fecha que se jugaba.

Bracamonte y Atardo fueron llevados a la guardia del Hospital Centenario, donde confirmaron la muerte de ambos. En tanto, el Ministerio de Seguridad provincial reforzó la guardia policial en el centro de salud debido a una serie de “desbordes” con familiares de los fallecidos.