Olvidar lo que se iba a hacer en una habitación es una experiencia frustrante y común. Se entra con un propósito claro, pero al llegar todo queda en blanco. Este fenómeno puede resultar desconcertante y muchas veces se asocia erróneamente con problemas de memoria. Sin embargo, en muchos casos, la causa principal no es una falla en la capacidad de recordar, sino la sobrecarga mental.

Este fenómeno es uno de los factores principales que afecta la concentración y la atención. Cuando hay demasiadas cosas en mente, el cerebro se esfuerza por manejar varias tareas al mismo tiempo, lo que hace que detalles simples se escapen del foco.

La teoría de la carga cognitiva, desarrollada por el psicólogo John Sweller en 1980, fue más allá al aportar una explicación más profunda a esta problemática. Esta se centra en la memoria de trabajo o memoria a corto plazo, que tiene una capacidad limitada. La carga cognitiva, entonces, se refiere a la cantidad de información que la mente puede procesar en un momento dado.

Cuando se sobrepasa este límite, la capacidad de tomar decisiones y recordar cosas se ve afectada. Esto ocurre ya que la memoria de trabajo está diseñada para manejar una cantidad finita de datos antes de que sea necesario transferirlos a la memoria a largo plazo o descartarlos. Si se intenta manejar demasiadas tareas o información simultáneamente, se genera un colapso que afecta el rendimiento cognitivo, explica el Colegio de Medicina de Wisconsin.

Para evitar esto, es fundamental reducir la cantidad de tareas que se intentan realizar al mismo tiempo y priorizar lo más importante. Dividir las más complejas en pasos más pequeños, utilizar recordatorios y tomar pausas regulares son estrategias efectivas para liberar espacio mental y mejorar la capacidad de concentración.

Además de los olvidos ocasionales, la carga cognitiva puede provocar dificultades para concentrarse, incremento de errores al realizar tareas, sensación de agobio o fatiga mental y dificultad para aprender información nueva, de acuerdo a una investigación en conjunto entre la Universidad de Ginebra y la Universidad de Zúrich. Estos síntomas pueden ser especialmente perjudiciales en contextos laborales o académicos donde se requiere atención sostenida.

Es importante distinguir entre olvidos por carga cognitiva y problemas de memoria más graves, como los asociados a condiciones neurológicas. Los primeros suelen ocurrir durante momentos de estrés o cuando hay muchas tareas pendientes, no afectan la capacidad de recordar eventos importantes o información clave del pasado y tienden a desaparecer al reducir el nivel de estrés o al organizar mejor las tareas. Pero, si los problemas de memoria persisten o afectan la vida diaria, es fundamental consultar a un especialista.

Consejos para reducir la carga cognitiva

Para poder evitar los problemas que se asocian con la carga cognitiva, es importante saber qué accionar tomar para evitar problemas. En este sentido, el especialista Phil McKinney comparte en su sitio web una serie de consejos para sobrellevar esta carga de una manera más simple.

Planificar el día con antelación y priorizar las tareas más importantes, al identificar qué actividades requieren mayor atención y energía.Concentrarse en una tarea a la vez para evitar el impacto negativo del multitasking, que puede dispersar la atención y aumentar la probabilidad de errores.Incorporar descansos regulares en la jornada para despejar la mente, lo que permite que el cerebro procese la información y recupere energía.Mantener un entorno organizado y libre de distracciones innecesarias, lo que facilita la concentración y optimiza el tiempo dedicado a cada tarea.Estructurar la información de una manera organizada puede ayudar a disminuir el impacto de esta problemática y poder retener información de una manera más sencilla.