Pasó por varias carreras y viajó a España pero dejó su trabajo en Barcelona para volver al país y concretar su proyecto
Oriundo de Veinticino de Mayo (ubicado a unos 220 kilómetros de Ciudad de Buenos Aires), Federico, Iasparra, como muchos jóvenes que crecen en los distintos pueblos de Argentina, a los 18 años d...
Oriundo de Veinticino de Mayo (ubicado a unos 220 kilómetros de Ciudad de Buenos Aires), Federico, Iasparra, como muchos jóvenes que crecen en los distintos pueblos de Argentina, a los 18 años dejó su casa familiar para irse a estudiar a la universidad. En ese momento fue su propia mamá quién le aconsejó seguir algo relacionado con la gastronomía pero él optó por un camino completamente distinto: “Si bien me sentía muy conectado con lo culinario y me gustaba cocinar, los temas de sustentabilidad, energías renovables y ecología siempre me interesaron muchísimo. Por eso es que cuando terminé la escuela decidí irme a La Plata a estudiar Química... en 2006 fue lo único que sentía que podía llegar a tener cierta conexión con la gastronomía”.
Pero a medida que avanzaban los años esa elección no le terminaba de cerrar y llegó el momento en que se dio cuenta de que ese no era su camino: “A partir de ahí entré en una etapa de mucha búsqueda, de querer intentar cosas diferentes porque tenía intereses muy variados y les veía el potencial de convertirse en mi profesión”, explica Federico y agrega: “Pasé por varias carreras que fui dejando a medida que me daba cuenta que no era por ahí y volví a mudarme, esta vez de La Plata a Buenos Aires en donde conseguí un trabajo administrativo para poder mantenerme económicamente”.
De Veinticinco de Mayo a BarcelonaFue en 2014 que casi como un hobbie decide anotarse para hacer un curso de bartender en Barman Argentina (que ya no existe) y, como se suele decir, el resto fue historia: “Siempre digo que a la gastronomía entré por la ventana, hice un par de cursos para conocer un poco más sobre bebidas y al tiempo empecé con una barra para eventos en Veinticinco de Mayo, daba clases en la escuela dónde había estudiado y cuando me daba el tiempo trabajaba en alguna barra de Buenos Aires. Todo esto mientras seguía con mi trabajo de administrativo”.
Para entonces, el universo de la gastronomía, y sus muchísimas aristas, se fue profesionalizando, y más allá de las dinámicas clásicas de los restaurantes, la mayoría de los especialistas coinciden en que el mundo de las barras y la coctelería de autor está unos pasos atrás en comparación a otras áreas culinarias. A veces por cuestiones meramente de negocios y otras porque por mucho tiempo se las consideró como un “accesorio”, pero fue a partir del boom de las cervezas artesanales y de los bartenders rockstars que esta fotografía empezó a cambiar. Desde gintonerías hasta bares en donde sirven vino por copa, para también volver a grandes clásicos como las vermuterías o innovar con los tours foodies de las barras de autor; no hay dudas de que la escena local cambió muchísimo. Un escenario ideal para los que se animaron a soñar, como Federico Iasparra.
Después de algunos años de cubrir puestos en bares de la city porteña, de tener su propio servicio de barra y de capacitarse de manera constante, migró a España: “La decisión no estuvo impulsada por una cuestión económica, sino por ganar experiencia y conocimiento en otros bares. Yo tenía hambre de aprender... de experimentar y de ver cómo este mundo se movía en otras ciudades”, nos contó. Si bien su plan original era viajar por diferentes países europeos, después de recorrer España eligió instalarse en Barcelona: “Es una ciudad hermosa con una vida noctura muy particular, muy efervecente y activa. Realmente me quedé porque me enamoré del lugar y empecé a trabajar en Monkey Factory, el bar de un argentino. Ahí aprendí muchísimo y con el equipo de barra sacamos adelante el negocio... llegamos a estar primeros en la categoría “Bares” de TripAdvisor Bacerlona. Mirá que dentro del mundo de las barras el servicio es lo más agotador, pero la pasábamos bien y yo crecí muchísimo como profesional”, recuerda hoy.
Su regreso a Argentina y la apuesta al paísEn su propia cresta de la ola, fue en 2018 que decidió regresar a Argentina y volver a apostar en su país. “Un poco extrañaba, pero también sentía que Barcelona había cumplido una etapa. Quería tener algo propio, tener la posibilidad de desarrollar mis ideas y ver qué pasaba. Fue durante mis años en España que me di cuenta que se venía una movida muy grande alrededor del vermut, una bebida que siempre me gustó muchísimo y que me generaba gran curiosidad. Así que, nada, decidí volver a Buenos Aires y arrancar el proyecto que hoy se llama Vermuciraptor”.
Con una propuesta para manejar un bar al que le estaba yendo muy bien en ese momento y ni bien se resintaló en Buenos Aires, Federico empezó su propio proceso de producción y después de muchos meses de trabajo, llegó a su receta final: “Quería crear un vermut que sirviera como puerta de entrada para quienes no conocían esta bebida. Realmente mi objetivo era que Vermuciraptor fuese súper versátil y le gustara al que no sabía mucho de la bebida y al bartender que hace cócteles en un bar”.
Pero, ¿y el nombre? “En ese momento estaba desarrollando un vermut para el lugar donde trabajaba y quería jugar con la idea del cazador de vermut. Entonces se me vino a la cabeza la palabra Velociraptor, que en ese momento creí que era cazador veloz. Hice la adaptación y me sonó divertido así que lo dejé y empecé a crear la historia en mí cabeza... ‘Los Vermuciraptors son una especie que a lo largo de los años evolucionaron y hoy adoptaron forma humana. Así como hay humanos que evolucionaron de los simios, hay otros que evolucionaron del Vermuciraptor’. O sea, una teoría conspiranoica basada en los reptilianos”, explica sobre el origen del nombre y agrega: “En mi cabeza todo funcionaba y me imaginaba a este humanoide del jurásico... pero cuando se lo presento a los dueños de ese bar, la idea no les gustó y me la quedé para mí proyecto. Después la compartí con amigos y conocidos... y tampoco es que la idea les encantaba. Yo la re veía pero era muy difícil transmitirla. Entonces decidí seguir mi impulso y le pedí a Santi Strange, un amigo que es ilustrador, que me dibuje el primer boceto de Vermuciraptor”.
Ganando muchísima popularidad en el boca a boca y gracias a la incorporación en locales como El Imperfecto y Frank’s, los pedidos que llegaban teniendo más pedidos desuperaron lo que podía gestionar con una tirada artesanal como la que venía desarrollando. Fue entonces que le ofreció a su hermano asociarse al emprendimiento y mudar la producción a Mendoza para poder industrializar: “En un viaje a Mendoza tuve la suerte de conocer a Matias Ojanguren quién estaba desarrollando su proyecto de destilería junto a Diego Morralla y Caro Hoyos (Layunta destillery). Desde el primer momento supe que quería trabajar con ellos, así que cuando me dijo que pensaban producir vermuts no tuve dudas de que el día que tuvieran lista la destilería yo iba a escalar mi proyecto con ellos. Así es que después de dos años de habernos conocido encaramos la primer tirada de Vermuciraptor en Layunta”.
¿Pero qué es Vermuciraptor?“Vermuciraptor es un vermut Rosso inspirado en el estilo torino, proveniente de Italia. Se elabora en base a Vino Torrontés y una selección de 15 botánicos que aportan perfil cítrico-herbal y algo especiado. De ésta selección hay botanicos que usé siempre (como el cedrón o la yerba mate), los cuales representan algo para mí y que siento que me conectan con el producto y otros que los agregué para darle estructura a esa selección”, detalla Fede y agrega: “Tanto Andrés, mi hermano, como yo, estamos muy contentos con la aceptación que tiene el vermut... Desde personas que se volvieron fanáticas, las ventas en Buenos Aires, Rosario y Tucumán, a colegas de la industria que lo recomiendan o buscan sumarlo a sus barras. Eso es un golazo y da cuenta de la versatilidad del producto”. Además, confesó: “Estamos fascinados porque también abrió puertas que ni siquiera imaginábamos, como el trabajo de las consultorías... en el que las marcas nos convocan para acompañarlos en el desarrollo de las bebidas de la casa. ¡Y eso está buenísimo!”