Monica Barbaro, la debutante sorpresa en los Oscar que pasó de bailarina en Nueva York a actriz de Hollywood sin escalas
Cuando Monica Barbaro decidió dejar atrás los zapatos de ballet y entrar en el mundo de la interpretación, imaginaba abanicos y desmayos. La californiana, formada en danza en Nueva York, entró ...
Cuando Monica Barbaro decidió dejar atrás los zapatos de ballet y entrar en el mundo de la interpretación, imaginaba abanicos y desmayos. La californiana, formada en danza en Nueva York, entró en esa nueva disciplina para abrirse los ojos ante otros universos y meterse en otras pieles, pero reconoce que en su cabeza, tras una infancia viendo dramas de la BBC, siempre se vio como una damisela clásica de adaptaciones de novelas británicas. Si le dicen a esta discreta joven que su carrera iba a despegar pasados los 30, piloteando aviones de la mano de Tom Cruise, como hija en pantalla de Arnold Schwarzenegger y, de remate, interpretando a la cantautora de todas las cantautoras, lo cual le valdría una nominación al Oscar, probablemente no se lo hubiera creído. De hecho, todavía apenas se lo cree.
Barbaro se ha convertido en un rostro, aunque todavía discreto, cada vez más reconocible de las alfombras rojas de esta temporada, pero le llevó algunos meses. Al principio, nadie tenía claro quién era esa joven delgada y castaña que sonreía entre Timothée Chalamet y Elle Fanning. Fue con la llegada a las salas de Un completo desconocido, cuando su presencia se hizo tan fuerte o más que la de sus compañeros. Barbaro es una de las protagonistas de la biopic sobre los primeros años de Bob Dylan, donde interpreta a nada menos que Joan Baez. El papel, ya de por sí difícil, esconde una trampa mayor: que la actriz canta durante buena parte de la película y, además, toca la guitarra. No sabía hacer ninguna de las dos cosas.
Según comentó, ese fue su mayor miedo: el de no lograr estar a la altura de la cantante, sobre todo en el tono de voz, en el vibrato, pero no solo en lo técnico, sino en la capacidad de transmitir de la artista. Los instrumentos tampoco eran lo suyo. “Empecé piano cinco veces, e intenté aprender sola guitarra y algo de ukelele”, reconocía a la revista Variety. “Siempre quise tocar el violonchelo, pero cuando lo dije en la escuela una amiga se rio, y ella tocaba el violín. Por lo tanto, como la nena asustada que era, elegí el violín. Pero lo odiaba”, reía.
Con particular brilloEl reto no fue menor; el resultado, tampoco. Su cristalina voz y su papel lleno de fuerza a la vez que de calma la pusieron en una posición privilegiada: fue nominada al Oscar como mejor actriz de reparto, en una temporada en la que las intérpretes femeninas brillaron de manera particular. Además de con Zoe Saldaña, que parte como gran favorita por Emilia Pérez, este domingo 2 de marzo competirá contra Isabella Rossellini, en su primera nominación por Cónclave; Ariana Grande, como Glinda en Wicked; y Felicity Jones, por El brutalista. Barbaro pudo dejar fuera de la carrera a nombres como Jamie Lee Curtis en The Last Showgirl o Margaret Qualley por La sustancia, así como a otras favoritas como Danielle Deadwyler por La lección de piano o Aunjanue Ellis-Taylor por Nickel Boys.
Sin embargo, esta no será la primera vez que Monica Barbaro pise la alfombra roja de los Oscar. Con una carrera que fue en ascenso en los últimos cinco años -aunque lleva haciendo papeles cortos y menores desde 2012; capítulos de series desde 2016 y la película La catedral, en 2021, le dio su primer auténtico rol protagónico- ella sigue viéndose casi como una debutante. Fue hace dos años cuando participó por primera vez de los premios, como parte del elenco de Top Gun: Maverick, la película que la puso en la mira.
“Recuerdo mirar alrededor y decir: ‘Puede que nunca más vuelva a estar acá, así que vamos a disfrutarlo”, contaba en una entrevista, en la que reconocía que todo esto de la prensa, la exposición mediática y la fama le parece casi extracorpóreo. “Soy super nueva en esto. En las ruedas de prensa no paro de preguntarle a mi publicista: ‘¿Lo estoy haciendo bien?’. No es que no sea yo misma, es que no sé si encajo en este espacio y en estas charlas largas, pero simplemente estoy contenta de estar acá”.
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Fue gracias a Top Gun: Maverick que le llegó esa oportunidad, la que todos buscan. Puede que tuviera su dosis de suerte, pero no le faltó talento y esfuerzo para interpretar a la piloto Phoenix. La antes excelsa bailarina de la Tisch School se metió tanto en el papel que voló sus propios aviones, sin simuladores, e hizo muchas de las escenas destinadas a los dobles de acción. “Tuve suerte de no vomitar”, reía en una charla con la revista Elle.
De hecho, se convirtió en toda una obsesiva del asunto: confesó que es un producto 100% californiano, criada en una zona al norte de San Francisco, instruida en las artes y con una enorme mezcla de raíces (padre de ascendencia italiana y abuelos mezcla de alemanes, galeses, ingleses y, por parte de su abuela materna, mexicanos, lo cual, afirma, la acercó mucho a la figura de Baez). Ella empezó el casting para interpretar a la cantautora en 2020, pero la pandemia y los tortuosos caminos de Hollywood hicieron que el proyecto tardara más de cuatro años en concretarse. Eso le dio tiempo a estudiar la figura de la cantante (aunque sin llegar a hablar nunca con ella, eso solo sucedió con la película ya estrenada), e incluso a obsesionarse con ella, contó. Ahora llegó hasta a escribir algunas canciones, pero sin ánimo de entrar al mundo de la música, reconoce.
Cuando empezó el proyecto sentía tanta presión propia por poder estar a la altura de sus coprotagonistas y, sobre todo, de la cantautora, que se aisló del mundo e incluso eliminó sus redes sociales del teléfono. “Timmy y la película estaban en boca de todos, había gente que se colaba en el set de grabación y grababa vídeos, grupos en la calle y veías sus teléfonos. Y todo eso era irrelevante en el momento que estábamos retratando”, reflexiona. Después, con la película estrenada, volvió a borrarlas. “Porque estaba sobrecogida por los comentarios positivos. Volveré, pero primero tengo que responder a todos los que me han mandado mensajes y cariños”, reconocía en Harper’s Bazaar.
Esa absoluta discreción personal ya empieza a resquebrajarse. Aunque afirma que todavía no la paran por la calle, pero Barbaro es reconocida y reconocible en eventos y alfombras rojas, donde ha destacado esta temporada entre las más elegantes. Además, aunque hasta ahora no se le conocía pareja, la prensa especializada ya le acaba de sacar su primera relación: afirman que sale con el actor Andrew Garfield, también tremendamente discreto en su vida privada, sobre todo tras el muy mediático romance que vivió con Emma Stone. El rayo de la fama golpeó a Barbaro y no pretende parar.