Mindfulness para escribir, una práctica que promueve el bienestar
Cuando digo que el ejercicio sirve para mejorar la calidad de vida, no solo me refiero al ejercicio físico. La salud mental también requiere de ejercitación para prevenir enfermedades. Y uno de ...
Cuando digo que el ejercicio sirve para mejorar la calidad de vida, no solo me refiero al ejercicio físico. La salud mental también requiere de ejercitación para prevenir enfermedades. Y uno de los ejercicios más simples y efectivos me lo compartió Fernando Girasol, máster coach ontológico especializado en PNL y mentor de escritores: su método integra la escritura con el mindfulness.
El mindfulness, o atención plena, es una práctica que nos invita a vivir el momento presente con plena conciencia. Escribir con mindfulness nos permite profundizar esa experiencia: no se trata solo de poner palabras en el papel, sino de conectar con nuestras emociones, pensamientos y sensaciones físicas.
La hierba que ayuda a conciliar el sueño y mejora la digestión
Al escribir, a menudo nos encontramos luchando contra un crítico interno. Al practicar la atención plena, aprendemos a observar nuestros pensamientos sin juzgarlos, lo que nos permite escribir con mayor libertad y menos miedo al error. Este cambio de perspectiva hace que escribir sea más disfrutable.
Esta práctica tiene múltiples beneficios y uno destacable en estos tiempos llenos de distracciones y demandas es la prevención del stress y la ansiedad.
Aquí algunos ejemplos que estoy poniendo en práctica:
Respiración. Antes de comenzar a escribir, cierro los ojos y me concentro en mi respiración. Hago una inhalación profunda y exhalo de modo lento, sintiendo cómo el aire entra y sale de mis pulmones. Esto me ayuda a centrarme y calmar mi mente, preparándome para un proceso de escritura más enfocado.
El entrenamiento futurista de 20 minutos que duplica la efectividad del gimnasio
Sentidos. Mientras escribo, presto atención a las sensaciones físicas que experimento. Noto cómo se siente la lapicera en mi mano. Escucho los sonidos a mi alrededor y siento el contacto de mi cuerpo con la silla. Me ayuda a mantenerme presente y conectado con el acto de escribir.
Pensamientos. A lo largo de mi sesión de escritura, es probable que surjan distracciones y pensamientos intrusivos. En lugar de luchar contra ellos, los observo sin juzgarlos y los dejo pasar como nubes en el cielo. Luego, suavemente, vuelvo mi atención a la escritura.
Escritura libre. Dedico unos minutos a escribir sin parar, dejando que las palabras fluyan sin preocuparme por la gramática o la coherencia. Este ejercicio libera la creatividad y me permite explorar mis pensamientos y emociones sin restricciones.