Médico y bolsas de sangre. Todos los detalles del viaje de Carlos III a Australia en medio de su lucha contra el cáncer
En su primera visita a Australia en su condición de soberano, y con la característica de ser el primer viaje internacional que hace desde que se hizo público su cáncer, Carlos III de Inglaterra...
En su primera visita a Australia en su condición de soberano, y con la característica de ser el primer viaje internacional que hace desde que se hizo público su cáncer, Carlos III de Inglaterra aterrizó el viernes 18 en Sídney junto a la reina Camilla. Anthony Albanese, primer ministro australiano, y su mujer, Jody Haydon, los recibieron al bajar del avión con otros representantes oficiales. Además, se iluminó el edificio de la Ópera con imágenes de las anteriores visitas de Isabel II y de Carlos cuando era príncipe de Gales, proyectadas en cada una de las semiesferas que componen la obra del arquitecto danés Jørn Utzon. Un espectáculo que Sus Majestades disfrutaron desde Admiralty House, la residencia gubernamental, donde se hospedaron.
El lunes se desplazaron a Canberra y Carlos habló en el Parlamento. Al terminar, lo increpó la senadora Lidia Thorpe, que le gritó: “Usted no es mi Rey”. Y siguió: “Cometieron un genocidio contra nuestro pueblo. Devuelvan nuestra tierra. Devuelvan lo que nos robaron. Nuestros huesos, nuestros cráneos, nuestros bebés, nuestra gente. Destruyeron nuestra tierra. Queremos un tratado”. El Rey permaneció sentado, aparentemente impasible ante el incidente. Después de Australia, el miércoles volaron a Samoa, donde participaron de la Cumbre de la Mancomunidad Británica de Naciones y el 26 volvieron a casa.
LOS PREPARATIVOS DE UN VIAJE SINGULAR
Si bien hace rato Carlos retomó su agenda, la gira se adaptó a su delicada salud. Con el permiso de su médico, el Rey suspendió por once días su tratamiento y voló con un equipo médico que no se aleja de él y tiene todo lo necesario para asistirlo en caso de emergencia: desde un desfibrilador hasta medicamentos. Además, llevó a bordo bolsas de su propia sangre, una práctica que no está únicamente relacionada con su enfermedad, sino que se suele hacer cuando viaja un miembro de la realeza británica, en caso de que hiciera falta una transfusión.