Martín Guzmán: “Venden muchas mentiras, le cuentan a la gente una película que no está ocurriendo”
ROMA.– A más de 10.000 kilómetros de la Argentina, en uno de los salones de la Casina Pío IV, bellísimo edificio renacentista enclavado en los jardines del Vaticano, sede de la Pontificia Aca...
ROMA.– A más de 10.000 kilómetros de la Argentina, en uno de los salones de la Casina Pío IV, bellísimo edificio renacentista enclavado en los jardines del Vaticano, sede de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales (PACS), el exministro de Economía Martín Guzmán no ocultó su profunda preocupación por lo que está pasando en el país.
Después de exponer en un seminario su visión sobre cómo reformar la arquitectura financiera, tributaria y de comercio internacional para un nuevo capitalismo mundial que genere prosperidad compartida, Guzmán, que es miembro de la PACS, en una entrevista con LA NACION, evaluó el plan de Milei, dijo que su gobierno “vende muchas mentiras y le cuenta a la gente una película que no está ocurriendo”, reflexionó sobre un eventual acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y advirtió que sería malo que se tomara más deuda dado que la situación de deuda es distinta de lo que se piensa, según sus cálculos y del momento difícil que vive el peronismo.
Milei y el dilema del opositor deseado
Al frente en la Argentina de Suramericana Visión, un think tank que piensa políticas públicas para el país y con actividades académicas en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y en la Universidad de La Plata, Guzmán, de 42 años, dejó en claro que hoy trabaja para “construir ideas y contenidos para un programa de gobierno, para el futuro”. “Toda mi energía está puesta en la Argentina”, aseguró, al precisar que no está buscando competir en las elecciones legislativas de 2025, pero sí está dispuesto en otro momento a volver a ser ministro o a ocupar cualquier posición “que pueda hacer una diferencia” para el país.
–¿Cómo evalúa el plan de Milei?
–Bueno, en primer lugar, hay un punto de partida de desequilibrios macroeconómicos que eran claros, que venían desde hace tiempo. El Gobierno asume con esa realidad y con un mensaje claro de que era necesario equilibrar las cuentas públicas, en lo cual estamos todos de acuerdo. El tema es cómo lo hizo: hay distintas formas de hacer un ordenamiento fiscal. Aquí se eligió hacer un ordenamiento que fue de carácter profundamente regresivo, en donde hay que separar dos partes. Hay una parte en la cual yo soy profundamente crítico por el modo en que se hizo y la otra en la cual soy elogioso. La parte en donde soy profundamente crítico es la forma en que se hizo el ajuste fiscal, que no funciona para la economía en sí. Obviamente hoy los únicos que festejan son el sector financiero y otros sectores de la economía que venían creciendo mucho, no por esa razón, como el sector energético. Pero lo que la Argentina experimentó es un deterioro muy fuerte del tejido social y del tejido productivo.
–¿Cuál hubiera sido la otra forma de hacer el ordenamiento fiscal?
–Para mí es la forma en que se llevaba adelante el ordenamiento fiscal en el año 2021, cuando yo era ministro, en donde caía muy fuertemente el déficit a partir de lo que era la recuperación principalmente de los ingresos fiscales y a lo cual sí había que sumarle la reducción de los subsidios al consumo de la energía. Eso sí era necesario. Eso en ese momento no se pudo hacer. Entonces, esta forma de ordenamiento fiscal desordena al sistema productivo y desordena a la sociedad. Lo que pasa es que la ventaja que hoy tiene el Gobierno es que hay una percepción de que no hay una alternativa en el campo político y eso es lo que hace que el Gobierno no pierda la popularidad tan rápidamente, a pesar de los resultados económicos y sociales o productivos y sociales tan negativos que se han dado en estos diez meses.
–¿Cuál es la parte que el Gobierno hizo bien para usted?
–La parte que creo que es el principal logro del gobierno en el campo macroeconómico es el ordenamiento de la estructura de la tasa de interés y el esquema para intermediación financiera. El haber reducido la tasa de interés de la forma en que se hizo fue un riesgo bien tomado y que era necesario y que ayuda a la economía. Y el haber migrado la deuda del Banco Central al Tesoro de la forma en que se hizo también fue un acierto de la política macroeconómica. Lo que pasa es que no se termina de ver reflejado en el sistema productivo por la forma tan burda y contraproducente en que se hizo el ajuste fiscal, en donde al mismo tiempo que se le reduce el impuesto a los más ricos del país, a las 170 personas más ricas del país, se hace un ajuste en infraestructura pública que el país necesita y en el financiamiento a la educación universitaria, que es clave en cualquier país del mundo, para que haya un crecimiento de la productividad y una mejora del capital humano del país, que al fin y al cabo es lo que define la capacidad de crear riqueza de un país.
–¿Por qué cree que hay tanta tolerancia social al ajuste?
–Creo que la tolerancia social principalmente es el resultado de que no hay ninguna alternativa en el campo político que hoy se vea como que le genere esperanza a la gente.
–No hay oposición…
–Básicamente no hay una oposición fuerte con un programa de gobierno que genere esperanza en la gente. La gente dice bueno, vamos con aquello que no se probó frente a lo que ya conocemos que se probó y que no nos dio los niveles de bienestar a los que aspiramos. Creo que esa es la razón. Después, desde el punto de vista del Gobierno, creo que sí hay una manipulación de la información muy grande. Por supuesto que había grandes problemas en la economía argentina, pero no es de ninguna manera justo decir que el aumento de la pobreza no tenga que ver con las políticas tan regresivas que llevó adelante este gobierno. Este gobierno es responsable por el aumento de la pobreza que se dio durante este gobierno, así como el aumento de la pobreza que se dio durante el año 2023 era responsabilidad de las políticas económicas que se llevaron a cabo durante ese período. Entonces, cada quien se tiene que hacer cargo de lo que le compete.
–¿Usted lo conoce a Milei personalmente, hablaron alguna vez?
–No.
–¿Nunca se cruzaron en ningún lado?
–Sí, circunstancialmente nos cruzamos, hola y chau en el Congreso una vez, pero no tuve diálogo con él.
–¿El gobierno puede llegar a tener un nuevo acuerdo con el FMI?
–Creo que se abre un panorama de definiciones con el resultado de la elección de los Estados Unidos y hay que poner distintas variables sobre la mesa para entender cuál va a ser la relación con el FMI. En primer lugar, no hay ningún pago de amortización de deuda con el FMI hasta septiembre del 2026. Recordemos que el país tiene la deuda más grande de todos los países del mundo con el FMI que se tomó durante el gobierno de Juntos por el Cambio entre el 2018 y el 2019, que son casi 45.000 millones de dólares. Pero esa deuda no se puede amortizar en los tiempos previstos sin acceso a mercado de crédito internacional. ¿Por qué no? El país no tiene las reservas y si no accede al mercado de crédito a tasas razonables, no va a poder amortizar esa deuda. Va a tener que llegar a un acuerdo de refinanciación, sí o sí. Eso es lo que se busca, pero para eso hay tiempo hasta septiembre del 2026. Si ahora el Gobierno podría querer tomar más deuda antes, creo que eso sería muy malo para la Argentina e implicaría un problema macroeconómico mayor y un problema productivo y social mayor. Así que yo espero que no lo hagan.
–¿Por qué?
–Durante todo el año 2024 o hasta ahora, el Gobierno había manifestado la intención de tomar más deuda con el FMI. ¿Para qué? Básicamente, o para seguir absorbiendo pasivos monetarios, o sea, los pesos de la economía, lo que la famosa dolarización endógena de la que habla Milei y hablaba el ministro de Economía o para pagar deuda a los bonistas externos del país en un contexto en el que todavía no hay acceso al mercado de crédito. Ahora resulta ser que cuando uno hace las cuentas para el año 2025 de los saldos de divisas que puede generar la Argentina a partir del superávit comercial que nosotros proyectamos desde Suramericana Visión para el año 2025, la verdad es que no queda tan claro que no se pueda hacer frente a los vencimientos de deuda pública externa con los superávits comerciales que se proyectan. Es decir, sin tomar más deuda. Entonces hay que ver qué cuentas está haciendo el Gobierno y cómo la va actualizando en función de la realidad de los sectores que generan divisas en Argentina en el corto plazo, para ver qué decisiones toman en el frente financiero. Entonces, el tema con el FMI para mí es un tema abierto, en donde no me sorprendería que haya voluntad internacional de darle más deuda a la Argentina, más financiamiento en la forma de deuda. Y bueno, yo considero que eso sería malo y veremos que termina haciendo el Gobierno en ese escenario. Por eso digo que el partido está abierto.
–¿Para usted cuál es el riesgo mayor del modelo de Milei?
–Es que va a bajar los niveles de competitividad del país y que, por lo tanto, mientras que hay sectores productivos que van a seguir mejorando, como son la energía, la minería, la agroindustria, va a haber otros segmentos muy importantes de la estructura productiva que van a estar empeorando. Cuando eso ocurre, lo que termina ocurriendo es que se afecta al mercado de trabajo. Entonces, el principal temor de los trabajadores en la Argentina deja de ser la inflación y pasa a ser el miedo a perder el trabajo, no necesariamente por caer en el desempleo, sino por pasar a un trabajo peor, con condiciones peores. Cuando vos hoy hablás con los inversores de la economía real, del mundo que mira a la Argentina, te dicen a mí no me alcanza con que me resuelvan un desequilibrio si es que al mismo tiempo me están agrandando otros desequilibrios que implican una caída de la competitividad. Yo en ese país no invierto hasta tanto vea que la competitividad va a crecer y eso no es la evaluación que con este esquema de políticas económicas hoy se hace de la Argentina.
–¿Cómo ve al peronismo, donde usted se ubica políticamente?
–Lo veo en un momento donde todavía falta mucho para encontrar claridad, en un proceso no lineal donde puede haber una involución antes de progreso. Creo que al peronismo le ha faltado tener una visión económica aunada. Yo esto lo viví desde la gestión económica. Hoy no es que no hay ninguna visión, hay múltiples y hace falta un debate. Lo que sí veo es que la gente no quiere volver al pasado porque no cree en el pasado.
–La gente no quiere volver al pasado, pero ¿cómo ve el hecho de que Cristina Kirchner haya asumido la presidencia del PJ?
–Creo que la unidad no se puede dar si no es a partir de las ideas. Y si Cristina quiere promover una real unidad, va a tener que hacer una revisión muy grande de banderas que ella sostuvo y que generaron muy fuertes conflictos sobre la visión económica, como ocurrió en la discusión conmigo, con un conjunto de cuestiones, por ejemplo, el tema de los subsidios a la energía y otros temas. Si me pregunta si eso se va a lograr o no, yo creo que hoy hay muchas dudas…
–Por lo que dice, podría interpretarse que considera una mala señal que Cristina haya asumido la presidencia del PJ…
–Lo que veo es que cuesta mucho la emergencia de nuevos líderes. Y eso también pasa porque cada vez que emerge uno le tiran con todo, porque acá lo que se disputa es poder. Y eso es algo que, en la gente, en las nuevas generaciones no es tan bien recibido porque lo que se busca es que se discutan ideas. Entonces la señal que no tomo como buena es que cueste tanto la emergencia de nuevos liderazgos, con ideas que sean diferentes de las ya probadas, que no redundaron en un crecimiento sostenido y compartido en la República Argentina.
–¿Ve alguna figura en el peronismo que pueda llegar a competir con el liderazgo de Milei?
–La figura más prominente por fuera de La Cámpora y del cristinismo en realidad es alguien que estuvo muy en el cristinismo, pero que de pronto entró en una situación de conflicto que es el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof. Natural es eso porque es el gobernador de la provincia más grande del país y ganó dos elecciones como gobernador. Pero lo que también obviamente Axel enfrentaría como desafío es mostrar en qué se diferencia y en qué no se diferencia en cuanto a visión económica con respecto a lo que es la visión económica que marca Cristina, que hoy es la presidenta del Partido Justicialista. Por fuera de ello, hoy no hay figuras de peso grandes. Yo creo que los vacíos se ocupan y si no hay una revisión significativa de los contenidos para un programa de gobierno, para el futuro, para la Argentina del peronismo, ese vacío alguien lo va a ocupar.
–¿Usted se ve ocupando un vacío?
–Yo hoy trabajo para construir ideas y contenidos para un programa de gobierno, para el futuro, pero no estoy buscando competir en las elecciones legislativas del año 2025. Estoy buscando construir a más largo plazo en la Argentina.
–¿Se vería siendo nuevamente ministro de Economía?
–Me vería en cualquier posición que considere que pueda hacer una diferencia para la Argentina, en un Ministerio, en una posición ejecutiva. Lo que es seguro es que toda mi energía está puesta en Argentina, sigue ocurriendo el día de hoy.
–¿Qué opina de lo que está ocurriendo en la Cancillería, donde el Gobierno anunció una ‘purga’?
–No recuerdo una política exterior tan mala como la que vi durante este gobierno, por lo que tampoco me sorprende tanto que haya un cambio, más allá de que es absurda la razón por la cual se da ese cambio y que además demuestra cómo funcionan las cosas en el Gobierno. Insisto, más allá de que fue una política exterior de la peor calidad que he visto desde que tengo uso de razón, me parece grave cuando se hace una manipulación de la información como hace este Gobierno. Venden muchas mentiras. Yo lo veo en el plano de la economía. Cuentan la información que ya no es vender humo, es tergiversar. Y ese es el camino que está haciendo la Argentina y es contarle a la sociedad una película que no está ocurriendo y mostrar una foto distinta de la que realmente ocurre. Y después también me preocupa mucho en el aspecto social lo que veo cuando que a un vendedor de paltas la policía le secuestra las paltas al mismo tiempo que se favorecen comportamientos de negreo como hace a partir de un blanqueo tan generoso que cambia los incentivos a futuro. En la Argentina cada vez es peor porque hay un blanqueo cada menos de diez años ya. La verdad que me preocupa mucho sobre lo que eso significa socialmente. Creo que es muy claro cuáles son las prioridades en Argentina y no están del lado de la gente de a pie. Eso es lo que yo veo.
–¿Qué piensa del cuestionamiento público que le hizo hace poco el papa Francisco al gobierno de Milei, en una reunión en la que estaba Grabois?
–Que lo entiendo, porque supongo que analiza la misma realidad que analizamos todos. El Papa es un líder global de envergadura que mira la situación del mundo, de los distintos continentes y los distintos países y entiendo que lo que plantea es un análisis de la realidad.