Dio pelea y estuvo cerca Mariano Navone. Sin embargo, Rafael Nadal no se da por vencido ni siquiera a los 38 años, cuando el retiro está a la vuelta de la esquina. Para ganarle al mallorquín hay que estar con todas las luces y no perdonar, eso le quedó claro al tenista argentino, que cayó por 6-7 (2-7), 7-5 y 7-5 en los cuartos de final del torneo de Bastad, un ATP 250 que se juega sobre el polvo de ladrillo sueco. Fue la primera vez que Navone (23 años, 36° del mundo) se cruzó con el 14 veces campeón de Roland Garros, que afronta la parte final de su carrera desde el puesto 261 del ranking.

El partido fue extenuante: 3 horas y 58 minutos, el segundo más largo a tres sets que tuvo que afrontar Nadal en toda su carrera (el primero fue con Novak Djokovic en 2009).

Fue un partido equilibrado en los dos primeros parciales; el segundo, a Navone se le escapó por poco. Pero en el tercero, el argentino tuvo ventaja para transitar hacia una victoria. Con un 2-0 y ventaja para ganar el tercer juego, el nacido en 9 de Julio dejó escapar la oportunidad. Nadal sacó su fuego sagrado, revirtió la situación y agigantó su figura con varios quiebres. Hubo un acto reflejo de Navone, la gran revelación argentina de 2024. Quebró dos veces seguidas para igualar a un 5-5 cuando se creía que el español se llevaba todo en ese sprint. Pero volvió a aparecer el espíritu competitivo de un Nadal visiblemente disminuido. Se quedó con el saque del argentino y se dispuso a sacar para ganar. Lo hizo dejando al argentino en cero. Contundente.

El próximo obstáculo para Nadal en las semifinales será el croata Duje Ajdukovic, vencedor del brasileño Thiago Monteiro por 6-2, 4-6 y 6-4. La última vez que el español había llegado a esa instancia en un torneo fue hace ¡dos años!, en Wimbledon 2022.

“Ha sido muy desgastante y cansador. Al final nadie parecía estar en control del partido”, reconoció Rafa luego del partido. Y tuvo elogios para Navone: “Él es un gran luchador”.

Navone es la gran sopresa del año para el tenis argentino, con dos finales (Río de Janeiro y Bucarest) y triunfos sorprendentes, como el conseguido frente a Stan Wawrinka en Marrakech. Antes del torneo de Río de Janeiro, nunca había ganado un partido de nivel ATP (con un balance de 0-2). Sin embargo, en el terreno carioca se convirtió en el undécimo jugador en superar la clasificación y llegar a una final de ATP 500, la categoría creada en 2009.