Manuscrito: bochado, directo a marzo
Hoy las apps nos permiten calificar casi cualquier cosa. Hoteles, museos, verdulerías, viajes en remís, prácticamente no existe actividad humana que no sea susceptible de ser evaluada. El métod...
Hoy las apps nos permiten calificar casi cualquier cosa. Hoteles, museos, verdulerías, viajes en remís, prácticamente no existe actividad humana que no sea susceptible de ser evaluada. El método más común es el que acostumbramos a ver en las críticas de cine: un puntaje de una a cinco estrellas. Ahora que nos acercamos a diciembre, se me ocurre que debería existir también un puntaje para el desempeño propio que reemplace esos insufribles balances de fin de año que tantos de nosotros empezamos a postear en las redes sociales.
El sistema de estrellas, sin embargo, me parece un poco reduccionista para valorar el variopinto abanico de la experiencia humana, con todas las enseñanzas, vínculos inolvidables y trámites bancarios que un año cualquiera nos tira por la cabeza. Si me preguntan a mí (nadie lo hace, por eso termino escribiendo estas cosas) prefiero el modelo del boletín que, con variaciones, tuvimos en la primaria y la secundaria. Separar lo hecho en los últimos 12 meses de nuestra vida en una serie de materias que puedan ser calificadas del 1 al 10 con una breve reseña que justifique esa nota. Luego podemos sacar un promedio que nos posibilite determinar si este fue un año para el recuerdo. O, con mayor probabilidad, si fue tan espantoso que será mejor sepultarlo en una tumba anónima de turrón y garrapiñadas el próximo 31 de diciembre.
Sin pensar demasiado, se me ocurren seis “materias” que ayudarían a ordenar este boletín de 2024: Trabajo, Amor, Salud física, Salud mental, Vida social y Bienestar financiero. Aclaro, erigirme en una especie de “Seño” de la escuela que usa ejemplos de mi propia vida para ilustrar cada una de estas asignaturas me parecería de pésimo gusto, una banalización imperdonable de mi intimidad y sentimientos más profundos. Así que voy a hacer precisamente eso.
Trabajo: de las pocas áreas en la que Andrés (“Kromi”, como le dicen sus compañeritos) no presenta mayores problemas. Llega a horario y muchas veces se queda de más. Definición gráfica de “pelotón del medio”, no descolla en ningún área en particular y no es ni muy amado ni odiado por sus colegas. Aprueba con lo justo. Cuatro (4).
Amor: una tragedia sin fin. Dos (2).
Salud física: es incapaz de describir una manzana de memoria, pero puede hablar durante 45 minutos sobre por qué los mostacholes acanalados son mejores que los lisos. La “S”, que en el pecho de Superman insinúa fuerza sobrehumana, en la espalda de “Kromi” revela debilidad. Es la forma que su escoliósica columna vertebral ha adquirido después de pasar años encorvado frente a la pantalla de una computadora. La última vez que hizo ejercicio en serio el Papa tenía apellido polaco. En fin, tres (3).
Salud mental: cumple 10 años de terapia, hasta el momento su relación más exitosa. Pero tan bien no le debe ir si todavía siente la necesidad de exponer los aspectos más lúgubres de su psiquis en la contratapa de un periódico centenario. Cinco (5).
Vida social: tiene muchas conversaciones estimulantes…con sus perros. Casi nunca ve a sus amigos porque siempre está muy cansado. Va muchas veces solo al cine, a sus conocidos les parece triste, pero él la pasa bárbaro. Cuatro (4).
Bienestar financiero: está inseguro de que exista tal cosa. En sus manos, el dinero es como mercurio líquido, brillante, escurridizo y con graves consecuencias para la salud. A su favor, desentrañó a los 40 años todos los secretos de la página web de la AFIP. En su contra, ocurrió justo el día que el Gobierno anunció su disolución. Dos (2).
Promedio de 2024: a ver, 4+2+3+5+4+2=20. Dividido seis, 3.33. Ni siquiera alcanza para redondear hacia arriba. Bochado, directo a marzo. Intente de nuevo el año que viene.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/manuscrito-bochado-directo-a-marzo-nid05112024/