Manchester City contra la Premier League: la batalla sin fin
El dictamen que emitirá la justicia británica dentro de pocos meses definirá algo más profundo que el ganador del combate “Premier League vs Manchester City”. Nos dirá, acaso, quién manda...
El dictamen que emitirá la justicia británica dentro de pocos meses definirá algo más profundo que el ganador del combate “Premier League vs Manchester City”. Nos dirá, acaso, quién mandará en el deporte del futuro. La “vieja guardia” y su ideal de competencia medianamente igualitaria (Premier League), o el “nuevo rico” (Manchester City, propiedad del emirato de Abu Dhabi). El martes, la Premier League se reunió de emergencia en Londres porque deberá cambiar sus reglamentos, tras un primer fallo judicial que le dio razón parcial a Manchester City. Al llegar a la sede, los dueños de los clubes fueron recibidos por un cartel instalado por fanáticos del City que decía: “Dejen de gobernar en su nombre y representen a la Liga de manera justa y equitativa”.
En 1992 los clubes ingleses se rebelaron a la Federación (FA) y crearon la Premier League. Veintidós años después, uno de esos clubes, Manchester City, enfrenta a la propia Premier. En 1992, los abogados en el estrado fueron cuatro. Ahora son catorce. El dato puede ser anecdótico. Pero grafica la crisis de crecimiento de la Premier, que aceptó en su mesa al tiburón y ahora teme que el tiburón la devore. Manchester City, Club-Estado, pide que la justicia la autorice a gastar su dinero como le plazca, sin límites que imponga la Premier, sin someterse a lo que llama “la tiranía de la mayoría”.
Sucede que su dinero no es un dinero cualquiera. Hablamos de Abu Dhabi, capital de Emiratos Arabes Unidos, líder en fondos soberanos de riqueza. Dinero de sobra. Que ayudó al City de Pep Guardiola a ganar seis de los últimos siete campeonatos. Un dominio que el City quiere expandir ahora también afuera de la cancha. Un tribunal aceptó su reclamo de que los últimos controles más rígidos de la Premier fueron establecidos específicamente en su contra. Que son discriminatorios. Y que la Premier, dijo la justicia, debe cambiar sus normas para vigilar con igual celo al resto de sus clubes.
La batalla tiene un capítulo previo. Primero, la Premier acusó al City de cometer 115 delitos financieros. Si el City pierde este juicio -un escenario más que posible, podría ser despojado de títulos y hasta relegado a Segunda división, algo que tal vez ni la propia Premier desearía, por su imagen. La disputa tiene nombre: “Transacciones de Partes Asociadas” (TPA). Son acuerdos de patrocinio que el City firmó con empresas vinculadas -también propiedad de Abu Dhabi-. La Premier exige que esos contratos se ajusten a los precios de mercado. Abu Dhabi los infla porque ese dinero permite al City comprar estrellas, pagarles salarios dorados y, en definitiva, competir de modo desleal contra rivales cuyos dueños también son millonarios, pero no un Estado.
¿Y acaso la vieja práctica de los préstamos sin interés que muchos dueños otorgan a sus clubes (cerca de dos mil millones de dólares) no son también competencia desleal?, replicó el City. Y la justicia le dio la razón. Agrandado, el City advirtió a cada uno de los clubes que iniciará nuevas demandas en caso de represalias. Algunos clubes, furiosos, quieren expulsar al City de la Premier. Se necesitan catorce de los veinte votos para aprobar cambios. Los especialistas advierten que el mismo primer dictamen judicial que alegró al City avaló también cierto poder regulatorio de la Premier. Pero la Liga no tiene a los mismos dueños de clubes fundadores de 1992. El viejo Manchester United, por ejemplo, jamás habría ahorrado dinero quitándole al ex DT Alex Ferguson, un icono, su rol de embajador, con un salario equivalente al de un tercer arquero.
La Premier endureció sus controles en 2021, asustada cuando Arabia Saudí compró a Newcastle y creó un segundo Club Estado. Estamos frente a un nuevo dinero imparable que está cambiando al deporte. El nuevo golf es dinero saudí. El tenis celebró este fin de semana el Six Kings Slam, el torneo más lucrativo de su historia, seis millones de dólares por tres días de competencia, el doble de lo que paga Wimbledon al campeón por dos semanas. El dinero saudí llega al Dakar, a las Supercopas de España, Italia y Argentina y muchas competencias más. Y firma acuerdos millonarios con los ídolos, desde Cristiano Ronaldo a Neymar (ambos jugando en su propia Liga). Y de Leo Messi a Rafael Nadal.
Thank you Six Kings Slam for an incredible week! I enjoyed it a lot and what a privilege to play with so many great players. #SixKingSlam #RiyadhSeason pic.twitter.com/GEocowiTLB
— Jannik Sinner (@janniksin) October 20, 2024Hasta Javier Tebas, presidente de la Liga de España, duro denunciante de los Clubes-Estado, firmó hace unos días acuerdo de patrocinio con Riyadh Season, dinero saudí, claro. ¿Se compran silencios? Solo las futbolistas mujeres nos siguen recordando que la monarquía saudí viola derechos humanos. Más de cien jugadoras pidieron el lunes a la FIFA que rompa su acuerdo con Aramco, petrolera estatal saudí que, vaya ironía, patrocinará el Mundial Femenino (la FIFA ya le dio a Arabia Saudí el Mundial masculino de 2034).
Hubo un tiempo que la UEFA sí quiso castigar los desbordes financieros del City. Si eso ocurría, Khaldoon Al Mubarak, patrón del club, avisaba en un correo privado -y filtrado por Football Leaks- que estaba dispuesto a “gastar 30 millones de libras en los 50 mejores abogados del mundo” para demandar a la UEFA “durante diez años” y destruir “sus reglas y su organización”. “Llevarse puesto –dice ahora alarmado The Times- el edificio entero”.