Lucía Galán atravesó unos meses muy delicados. Le detectaron un quiste premaligno en el páncreas y a mediados de junio se realizó una intervención quirúrgica en el Sanatorio Mater Dei de la Ciudad de Buenos Aires para extirparlo. El posoperatorio no fue sencillo y debieron volver a internarla. Actualmente, la cantante está instalada en Madrid junto a su hija para llevar adelante toda la rehabilitación.

Si bien en su cuenta de Instagram la integrante del grupo Pimpinela compartió actualizaciones de su salud, ahora, a poco más de dos meses de la operación, habló públicamente de lo que le pasó. En diálogo con Agarrate Catalina (La once diez), contó cómo se enteró del diagnóstico, cuáles son las secuelas que le quedaron y cómo es el plan de recuperación que realiza en España.

“Después de la cirugía de páncreas que tuve, perdí mucha masa muscular y bueno lo que pasa después de cada cirugía”, le dijo Galán a la periodista Catalina Dlugi. En este sentido, contó que también tiene que rehabilitar “toda la parte respiratoria”: “El diafragma quedó un poco alto y entonces hay que ubicar todo de nuevo en su lugar”. Ella decidió, con autorización de los médicos, realizar su recuperación en Madrid, donde vive su hija Rocío Hazán y donde además ya conocía a un equipo de rehabilitación.

“Creo que la parte emocional y espiritual es la más importante en situaciones donde uno ha pasado tanto estrés y tanta angustia”, reflexionó la actriz y señaló: “Nos asustamos bastante porque apareció de la nada el quiste en una revisión que me hice acá el año pasado por una infección que tuve en los bronquios. Milagrosamente, el técnico que me hizo la tomografía computada en vez de tomar solo los bronquios tomó también el abdomen y ahí apareció el quiste premaligno. Fue milagroso”.

Ante esto, la periodista le preguntó cómo recibió el diagnóstico y qué le pasó por la cabeza. Lucía contó que el año pasado su médico de Madrid le advirtió que los bronquios “estaban mejorando” pero tenía un quiste en el páncreas que había que chequear. Una vez en Buenos Aires, visitó a su clínico y este le dijo que era preciso determinar qué tipo de quiste era: “Me hice una biopsia y ahí se supo que era uno de los quistes que se convierten en tumor. Las opciones eran o la cirugía o cada cinco meses hacerme una biopsia que realmente es muy incómoda”.

“Es difícil cuando no te duele nada y te sentís sana y todo es hipotético, pero la lógica indicaba que tenía que sacarme de encima esta bomba de tiempo porque en cualquier momento se podía convertir en un cáncer y ahí ya desparramarse”, expresó la intérprete de “A esa”.

Por otro lado, dejó en claro que tuvo un importante sostén, desde su hermano Joaquín, su cuñada, hasta sus amigos y también el padre de su hija, el empresario Alberto Hazán. “En cada consulta éramos 14 más o menos”, comentó entre risas, aunque sí reconoció que hubo mucha preocupación por su salud.

Lucía se operó en el Sanatorio Mater Dei. Tras estar una semana internada regresó a su casa, pero ahí “ocurrió lo que me habían avisado que podía ocurrir, que es que se produjo una fístula, como un pequeño agujero en la herida”. Estuvo dos días con mucha fiebre por lo que debieron internarla nuevamente: “Fue lo más duro, tenía un drenaje muy incómodo entre las costillas y estuve 12 días internada. Pero ya pasó todo”.

A poco más de dos meses de su operación, Lucía Galán reflexionó en que lo que le pasó le “reafirmó que la vida es un segundo; que lo único que podemos contar es lo que nos está pasando ahora, en este momento”. Asimismo, destacó la importancia de que exista la medicina preventiva, y cómo la detección temprana del quiste le permitió tratarlo antes de que se convirtiera en un tumor.